Colaboraciones

¿FUMADOR EMPEDERNIDO O INFRACTOR CONTUMAZ?





Tal y como la noticia ha sido vertida (por cierto, de manera escasamente divertida –si exceptuamos el gag hilarante que, de madrugada, ha hecho con la misma Buenafuente-) por los distintos periodistas que se han ocupado de ella, cabe colegir con retranca (de tal guisa se conoce a la ironía en la capital de la ribera ibera de Navarra) que el de Gandía tuvo, de verdad, un “gran día”, quiero decir lo contrario, un día aciago, de fango, de sandia gallardía. Pues agentes muy pacientes de la Policía Foral (colorada en su indumentaria, además de por abochornada –si es que es cierto eso de que la vergüenza encarna, enrojece- con el comportamiento cafre del sujeto en cuestión) detuvieron el domingo pasado, en un hotel-restaurante de la villa navarra de Castejón de Ebro a M. E. C. (y ya es mala suerte tener que portar las iniciales del Ministerio de Educación y Ciencia y, elevando a categoría la anécdota, estar acostumbrado a mandar a los tres elementos susodichos, sin misterio ni ministerio, a freír espárragos, sin ecuación ni educación, a tomar por el esfínter trasero, sin ciencia ni conciencia, a hacer puñetas), ¿fumador empedernido o infractor contumaz?, de treinta y nueve tacos, y vecino vacilante (portador del bacilo de lo que está fuera del “cronotopos” conveniente, tiempo y lugar apropiados) de la localidad valenciana, levantina (que no levantisca) de Gandía, acusado de un delito de desobediencia a los agentes de la autoridad. La broma le salió al tenaz y pertinaz rebelde por la multa que le impuso en un juicio rápido el titular (o suplente) del Juzgado de Instrucción número 1 de Tudela, 240 euros. ¿Escarmentarán otros tales en cabeza ajena? Confiamos (pero no nos fiemos de los fiemos) en que sí.



Ángel Sáez García

Franky  
Jueves, 12 de Enero 2006
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