Ninguna doctrina o ideología debe estar por encima del ser humano y menos el Estado, cuya única razón de existir es estar al servicio del hombre en la construcción de un mundo mejor. El marxismo no sólo aplasta al ser humano, sino que también liquida a Dios y a la trascendencia.
El pensamiento de Carlos Marx ha convertido el Estado moderno en un dios cruel e implacable que aplasta al individuo. Su doctrina encumbra a los mediocres y fortalece a los malvados. De su pensamiento emanan las ideologías más radicales y asesinas, los impuestos abusivos, las peores y más injustas confiscaciones, saqueos y venganzas del Estado contra las personas y muchas masacres y exterminios humanos. Detrás de Marx están los partidos políticos preñados de mediocres y aprovechados y los gobiernos que ignoran y aplastan al ciudadano,
Marx, el que en sus escritos ensalzaba a la clase obrera, la despreciaba en la vida real y adoraba la riqueza y la clase de las "buenas familias". Fue un medio alcohólico empedernido, jugador, asiduo a los prostíbulos y un hipócrita de campeonato. De un tipo de esa calaña no podía salir nada bueno, pero, a pesar de eso, la adoración de los mediocres, resentidos y sedientos de poder le ha convertido en el pensador más influyente en los últimos dos siglos. Fue encarcelado por alboroto y embriaguez y, además, fue acusado de llevar armas no permitidas. Llegó incluso a batirse en duelo y en el diploma que se le extendió constaba que había sido denunciado en varias ocasiones por no saldar debidamente sus deudas económicas.
La dote de su esposa se esfumó rápidamente. En la misma noche de bodas perdió una buena parte del dinero que le había regalado su suegra. No le pagaba a su criada y hasta su muerte fue un mantenido que devoraba el dinero ajeno, sobre todo el de la familia de su mujer y el de su amigo Federico Engels, con quien firmó el famoso "Manifiesto Comunista"
Además de su afición por los prostíbulos londinenses, cuentan sus biógrafos independientes que, mientras su mujer estaba convaleciente con varicela, intentó abusar de su sobrina. Todo ello mientras su familia sufría un revés tras otro. De sus siete hijos, solo consiguieron sobrevivir tres hijas. Y de estas, una murió de cáncer a los 38 años y las otras dos se suicidaron.
Brutalidades como el Impuesto de Sucesiones, mediante el cual los gobiernos, sobre todo los de izquierdas, roban las herencias y estafan la voluntad de los fallecidos, ni siquiera son imaginables sin la influencia del marxismo.
El gobierno de Pedro Sánchez está impregnado de marxismo, que es la doctrina hegemónica en partidos como el PSOE, Unidas Podemos y Bildu, mientras que otros miembros de la coalición, como ERC, comulgan con esa ideología, mezclada con el nacionalismo más feroz.
El marxismo es una de las peores tragedias de nuestro tiempo. Al encumbrar al Estado, el miserable y envidioso de Calos Marx, absoluto ser inservible e impresentable, ha creado un monstruo experto en aplastar al ser humano y en crear tiranía inmisericordes que se creen con derecho a oprimir. Ente sus herencias figuran exterminios, masacres, guerras, revoluciones sangrientas, impuestos abusivos, expropiaciones, confiscaciones y una concepción de la Justicia vengativa y al servicio del poder.
Al marxismo le sobra arrogancia y rencor y le faltan numerosos valores, sobre todo el amor.
Francisco Rubiales
El pensamiento de Carlos Marx ha convertido el Estado moderno en un dios cruel e implacable que aplasta al individuo. Su doctrina encumbra a los mediocres y fortalece a los malvados. De su pensamiento emanan las ideologías más radicales y asesinas, los impuestos abusivos, las peores y más injustas confiscaciones, saqueos y venganzas del Estado contra las personas y muchas masacres y exterminios humanos. Detrás de Marx están los partidos políticos preñados de mediocres y aprovechados y los gobiernos que ignoran y aplastan al ciudadano,
Marx, el que en sus escritos ensalzaba a la clase obrera, la despreciaba en la vida real y adoraba la riqueza y la clase de las "buenas familias". Fue un medio alcohólico empedernido, jugador, asiduo a los prostíbulos y un hipócrita de campeonato. De un tipo de esa calaña no podía salir nada bueno, pero, a pesar de eso, la adoración de los mediocres, resentidos y sedientos de poder le ha convertido en el pensador más influyente en los últimos dos siglos. Fue encarcelado por alboroto y embriaguez y, además, fue acusado de llevar armas no permitidas. Llegó incluso a batirse en duelo y en el diploma que se le extendió constaba que había sido denunciado en varias ocasiones por no saldar debidamente sus deudas económicas.
La dote de su esposa se esfumó rápidamente. En la misma noche de bodas perdió una buena parte del dinero que le había regalado su suegra. No le pagaba a su criada y hasta su muerte fue un mantenido que devoraba el dinero ajeno, sobre todo el de la familia de su mujer y el de su amigo Federico Engels, con quien firmó el famoso "Manifiesto Comunista"
Además de su afición por los prostíbulos londinenses, cuentan sus biógrafos independientes que, mientras su mujer estaba convaleciente con varicela, intentó abusar de su sobrina. Todo ello mientras su familia sufría un revés tras otro. De sus siete hijos, solo consiguieron sobrevivir tres hijas. Y de estas, una murió de cáncer a los 38 años y las otras dos se suicidaron.
Brutalidades como el Impuesto de Sucesiones, mediante el cual los gobiernos, sobre todo los de izquierdas, roban las herencias y estafan la voluntad de los fallecidos, ni siquiera son imaginables sin la influencia del marxismo.
El gobierno de Pedro Sánchez está impregnado de marxismo, que es la doctrina hegemónica en partidos como el PSOE, Unidas Podemos y Bildu, mientras que otros miembros de la coalición, como ERC, comulgan con esa ideología, mezclada con el nacionalismo más feroz.
El marxismo es una de las peores tragedias de nuestro tiempo. Al encumbrar al Estado, el miserable y envidioso de Calos Marx, absoluto ser inservible e impresentable, ha creado un monstruo experto en aplastar al ser humano y en crear tiranía inmisericordes que se creen con derecho a oprimir. Ente sus herencias figuran exterminios, masacres, guerras, revoluciones sangrientas, impuestos abusivos, expropiaciones, confiscaciones y una concepción de la Justicia vengativa y al servicio del poder.
Al marxismo le sobra arrogancia y rencor y le faltan numerosos valores, sobre todo el amor.
Francisco Rubiales