Mientras que las obsesiones en Estados Unidos son el desarrollo, la prosperidad y el liderazgo y se crean instrumentos y empresas que cambian el mundo, como Internet, Windows, Google, Microsoft, YouTube, Vista, etc., Europa se obsesiona por aumentar el poder de los partidos y los gobiernos, cobrar impuestos, castigar a los infractores, vigilar e intervenir en la vida de los ciudadanos.
Europa se desliza cada día más hacia un “fascismo democrático”, una pura adaptación a la democracia del “fascismo rojo”, que refuerza el papel de los estados, los gobiernos, los partidos políticos y la casta de políticos profesionales, que relega al ciudadano y lo desplaza del centro de gravedad de la política, que constriñe el mercado y que consagra una herencia autoritaria del viejo socialismo.
La Comisión Europea tiene en su poder numerosos informes de expertos que identifican ese nuevo “fascismo democrático” europeo como la principal causa de la decadencia de Europa y la principal razón de que el proceso integrador europeo se encuentre hoy paralizado y en crisis. Los estados europeos, infectados del nuevo fascismo autoritario democrático, no están interesados lo más mínimo en renunciar a soberanías, privilegios y fueron en favor del proceso de unidad.
Europa cada día se parece menos a Estados Unidos y más a aquello que quiso crear Mijail Gorbachov y que hoy tiene cierta plasmación en China, una especie de “fascismo rojo” o socialismo con rostro humano en el que el ciudadano y la sociedad civil apenas cuentan y el poder está férreamente controlado por los partidos políticos y sus políticos profesionales.
Europa se desliza cada día más hacia un “fascismo democrático”, una pura adaptación a la democracia del “fascismo rojo”, que refuerza el papel de los estados, los gobiernos, los partidos políticos y la casta de políticos profesionales, que relega al ciudadano y lo desplaza del centro de gravedad de la política, que constriñe el mercado y que consagra una herencia autoritaria del viejo socialismo.
La Comisión Europea tiene en su poder numerosos informes de expertos que identifican ese nuevo “fascismo democrático” europeo como la principal causa de la decadencia de Europa y la principal razón de que el proceso integrador europeo se encuentre hoy paralizado y en crisis. Los estados europeos, infectados del nuevo fascismo autoritario democrático, no están interesados lo más mínimo en renunciar a soberanías, privilegios y fueron en favor del proceso de unidad.
Europa cada día se parece menos a Estados Unidos y más a aquello que quiso crear Mijail Gorbachov y que hoy tiene cierta plasmación en China, una especie de “fascismo rojo” o socialismo con rostro humano en el que el ciudadano y la sociedad civil apenas cuentan y el poder está férreamente controlado por los partidos políticos y sus políticos profesionales.