La única medicina eficaz contra el odio es el AMOR, pero esa es una palabra casi prohibida entre los líderes mundiales ¿Quién ha escuchado a un político hablar de amor? Para ellos, que viven de la división y el odio, el amor es un suicidio.
El odio es la peor fechoría del sanchismo y de sus aliados y el peor de los daños causados a España. De la crisis económica se puede salir, la corrupción se puede erradicar, la democracia asesinada se puede reconstruir, lo que está dividido puede unirse, pero eliminar el odio, una vez afincado en los corazones, tarda décadas.
Si alguien no cree que el odio es casi eterno, que contemple como todavía hay en España cientos de miles de españoles llenos de odio, heredado de la Guerra Civil de 1936.
Promulgan leyes y toman decisiones para enfrentar a unos contra otros, desinforman para crispar y meter miedo, ocultan la verdad y fabrican borregos porque ellos quieren ser los pastores.
Con las leyes de género que castigan al hombre, además de violar la Constitución, consiguen que el hombre y la mujer se alejen y a veces se enfrenten. Con las leyes de protección al feminismo han dividido a las mujeres en dos bandos, las que odian al hombre y las que quieren vivir con ellos en armonía. Utilizan las subvenciones para dividir a los empresarios y separar a los que merecen ayuda de los que no reciben nada. Hay listas negras de personas y empresas marginadas por ser disidentes, lo que aleja al gobierno de los hombres y mujeres decentes. Los lujos y despilfarros del poder, exhibidos sin pudor a través de los medios de comunicación, convierten al político en enemigo del pueblo. Los impuestos, en su mayoría injustos y abusivos, son una poderosa palanca para crear odio y división.
Hasta Dios es utilizado en la sucia batalla del odio. La religión cristiana, basada en el amor, es un enemigo a batir por los políticos emisarios del odio. Desde el poder, están enfrentando a los que creen con los que no creen y a los que practican la religión con los que la culpan de muchos males.
La orgía del odio, alimentada y financiada desde rincones oscuros del mundo donde hoy se concentra el poder dominante, es una conspiración contra el bien común y la civilización que lo abarca todo, estimulada por el poder gobernante, muchos medios de comunicación y la mayoría de los partidos políticos.
Las nuevas formaciones y movimientos que surgen de la sociedad, como Ciudadanos, Podemos y VOX, son estigmatizadas y combatidas para que no participen en el reparto del botín del Estado, hasta lograr su exterminio. A Podemos lo han arrinconado en la izquierda radical, a VOX lo tiñen injustamente de fascismo y a Ciudadanos ya se lo han cargado.
El odio, cuando se desata, no tiene frenos y lo arrasa todo. El PSOE , en la actualidad, está dividido y enfrentado internamente y es un ejemplo de los desastres que produce el odio. Dentro del PP también circula el odio y la división, pero con menor intensidad.
El odio a Rusia y a China domina la política en Occidente y el odio a los occidentales inunda los sentimientos de rusos y chinos. El odio alimenta la guerra e impide la colaboración y el desarrollo. Hasta las razas, culturas y religiones participan de lleno en la orgía: los anglosajones odian y son odiados, los africanos odian a los países ricos de Europa, los musulmanes odian a los cristianos y los habitantes de países prósperos odian a los inmigrantes.
El odio es el arma preferida de Satán, que está ganando la gran batalla del mundo.
Francisco Rubiales
El odio es la peor fechoría del sanchismo y de sus aliados y el peor de los daños causados a España. De la crisis económica se puede salir, la corrupción se puede erradicar, la democracia asesinada se puede reconstruir, lo que está dividido puede unirse, pero eliminar el odio, una vez afincado en los corazones, tarda décadas.
Si alguien no cree que el odio es casi eterno, que contemple como todavía hay en España cientos de miles de españoles llenos de odio, heredado de la Guerra Civil de 1936.
Promulgan leyes y toman decisiones para enfrentar a unos contra otros, desinforman para crispar y meter miedo, ocultan la verdad y fabrican borregos porque ellos quieren ser los pastores.
Con las leyes de género que castigan al hombre, además de violar la Constitución, consiguen que el hombre y la mujer se alejen y a veces se enfrenten. Con las leyes de protección al feminismo han dividido a las mujeres en dos bandos, las que odian al hombre y las que quieren vivir con ellos en armonía. Utilizan las subvenciones para dividir a los empresarios y separar a los que merecen ayuda de los que no reciben nada. Hay listas negras de personas y empresas marginadas por ser disidentes, lo que aleja al gobierno de los hombres y mujeres decentes. Los lujos y despilfarros del poder, exhibidos sin pudor a través de los medios de comunicación, convierten al político en enemigo del pueblo. Los impuestos, en su mayoría injustos y abusivos, son una poderosa palanca para crear odio y división.
Hasta Dios es utilizado en la sucia batalla del odio. La religión cristiana, basada en el amor, es un enemigo a batir por los políticos emisarios del odio. Desde el poder, están enfrentando a los que creen con los que no creen y a los que practican la religión con los que la culpan de muchos males.
La orgía del odio, alimentada y financiada desde rincones oscuros del mundo donde hoy se concentra el poder dominante, es una conspiración contra el bien común y la civilización que lo abarca todo, estimulada por el poder gobernante, muchos medios de comunicación y la mayoría de los partidos políticos.
Las nuevas formaciones y movimientos que surgen de la sociedad, como Ciudadanos, Podemos y VOX, son estigmatizadas y combatidas para que no participen en el reparto del botín del Estado, hasta lograr su exterminio. A Podemos lo han arrinconado en la izquierda radical, a VOX lo tiñen injustamente de fascismo y a Ciudadanos ya se lo han cargado.
El odio, cuando se desata, no tiene frenos y lo arrasa todo. El PSOE , en la actualidad, está dividido y enfrentado internamente y es un ejemplo de los desastres que produce el odio. Dentro del PP también circula el odio y la división, pero con menor intensidad.
El odio a Rusia y a China domina la política en Occidente y el odio a los occidentales inunda los sentimientos de rusos y chinos. El odio alimenta la guerra e impide la colaboración y el desarrollo. Hasta las razas, culturas y religiones participan de lleno en la orgía: los anglosajones odian y son odiados, los africanos odian a los países ricos de Europa, los musulmanes odian a los cristianos y los habitantes de países prósperos odian a los inmigrantes.
El odio es el arma preferida de Satán, que está ganando la gran batalla del mundo.
Francisco Rubiales