Información y Opinión

¿Estamos en el lado correcto? ¿No nos hemos equivocado?



La complejidad del mundo actual, la confusión reinante y el vértigo de los acontecimientos nos obligan a dudar y a sospechar que quizás nosotros no estamos en el lado correcto o que tal vez no seamos "los buenos" en esta lucha mundial por el poder y la dignidad humana.

Decía José Martí que cambiar de dueño no es ser libre. El luchador cubano se refería al cambio de España por Estados Unidos como patrón de su hermosa isla, pero su sentencia, certera como pocas, es aplicable también a sistemas políticos y a ideologías.
---



Está claro que los aliados eran los buenos en la II Guerra Mundial, cuando luchaban contra la tiranía nazi. También parece evidente que estábamos en el bando bueno durante la Guerra Fría, cuando las democracias libres se enfrentaban a la tiranía comunista, una zona que tenía que encerrar a los suyos detrás de muros y restricciones para que no escaparan. Pero ¿Estamos ahora en el lado correcto? ¿Seguimos siendo, como dicen, el bando de la libertad y de los valores que se enfrenta al mal?

Los actuales enfrentamientos mundiales siembran muchas dudas ¿Somos los buenos los que invadimos Irak para derrocar a Sadan Hussein sobre el supuesto falso de que poseía armas de destrucción masiva? ¿Somos los buenos los que hemos derrocado y matado a Gadafi, convirtiendo a Libia en un Estado fallido, plagado de terroristas? ¿Quienes son los buenos en Siria, los que quieren derrocar al presidente o los que lo defienden? ¿Quienes son peores los que bombardean o los que se vengan poniendo bombas y haciendo estallar sus mortíferos cinturones explosivos en los países que les lanzan las bombas? ¿Son mejores los norteamericanos que los actuales rusos?

¿En qué consiste ser de los "buenos"? ¿En tener partidos políticos y un Parlamento, como dicen los defensores de las democracias, muchas de ellas falsas y corruptas? ¿En tener elecciones, mecanismos que no siempre son libres?

Mas bien parece que ser "buenos" es disponer de una sociedad bien armada de valores porque tener partidos políticos, como es el caso de España, Grecia, Italia y otros muchos países, solo garantiza tener mafias organizadas gobernando, del mismo modo que tener parlamento tampoco garantiza nada porque en muchos países los diputados y senadores obedecen solo a sus partidos e ignoran a los ciudadanos a los que dicen representar. ¿Acaso es una garantía tener elecciones, cuando las listas, que son cerradas y bloqueadas, las elaboran partidos políticos que no practican la democracia interna y que incumplen sistemáticamente sus promesas electorales?

¿De qué le sirvió a Rusia librarse del comunismo si pronto cayó en manos de mafias inmisericordes que arrasaron el país? ¿De qué le sirvió a la misma Rusia fusilar al zar y a toda su familia para acabar con el despotismo si pocos años después fue víctima de Stalin, probablemente el mayor déspota de la Historia?

También podría ser válida la pregunta de ¿Para qué le sirvió a España librarse del Franquismo si los partidos políticos que ocuparon el poder han llevado al país hasta lo que hoy es: una nación corrompida, con sus ciudadanos divorciados de sus líderes, con los políticos desprestigiados, los valores destrozados, con millones de desempleados y ocupando puestos de cabeza en el ranking mundial de casi todo lo sucio: prostitución, blanqueo de dinero, tráfico y consumo de drogas, políticos aforados e impunes, fracaso escolar, desempleo, avance de la pobreza...?

Las democracias han sido muchas veces brutales y sus comportamientos han superado en crueldad e injusticia a muchas actuaciones de dictadores y sátrapas. Del mismo modo, hay dictaduras que han cuidado a sus ciudadanos con especial mimo, cubriendo los servicios básicos, como la educación y la sanidad, de manera ejemplar y pugnando con fuerza por una sociedad igualitaria.

El panorama mundial está dominado por la confusión, que es el rasgo dominante del mundo presente, en el que todo el mundo tiene dificultad para distinguir el bien del mal o la verdad de la mentira. Muchas veces es mas nocivo ocultar las verdades y desacreditar los grandes valores que mentir desde el poder. Nadie se atreve a decir, desde la tribuna del poder, la verdad grandiosa de que la rebeldía y la lucha contra la injusticia son la máxima expresión de la grandeza humana.

Vivir en una democracia tan degradada como la española no garantiza casi nada, salvo la libertad de expresión, que es un rasgo que el poder soporta porque no le hace daño, pero que suprimiría, sin la menor duda, si se sintiera amenazado, como empieza a ocurrir en la España de Rajoy, en la que se acaban de aprobar algunos artículos mordaza bajo la excusa de la amenaza terrorista o el auge de los antisistemas.

Entonces, ¿donde está el bien y donde el mal?

Los que mandan se empeñan en demostrar que nada es verdad y nada mentira, conscientes de que el relativismo hace mas soportable su tiranía inmoral, al mismo tiempo que pretenden establecer como verdad que el mundo siempre es una mezcla de bien y de mal, sin que pueda existir el bien o el mal absolutos.

Pero todo eso es falsedad interesada y conveniente al poder. La única respuesta aceptable a esa comprometida pero sustancial pregunta es que el bien anida en las sociedades bien armadas de valores y está ausente de las sociedades corrompidas y víctimas de vicios como la envidia, la insolidaridad, la disgregación, el abuso de poder, la mentira y otras bajezas, por desgracia muy extendidas hoy en las sociedades presuntamente democráticas, a las que solemos considerar como las mejores del planeta.


- -
Martes, 3 de Febrero 2015
Artículo leído 397 veces

También en esta sección: