Hay algunas claves para discernir y separar el bien del mal. En el bando de Putin se rechaza el Nuevo Orden Mundial (NOM), aunque la alternativa que allí se ofrece también es repugnante, esclavizante e indecente. Los del NOM quieren un mundo esclavo, pero con apariencia de libertad, mientras que en el bando ruso no disimulan la tiranía, pero, sin embargo, cultivan valores y principios que en Occidente están siendo masacrados, como la familia, la religión, el respeto a la vida y el apego a la cultura humanística.
Occidente tiene su punto débil en al culto al aborto, que es claramente un sacrificio humano porque el feto es un ser humano que nacería si no lo hubieran matado. Contemplar como los padres matan a sus propios hijos es una grave degradación de la civilización y del mismo ser humano, se mire como se mire. Es un acto degenerado que recuerda los sacrificios antiguos de niños a dioses crueles como Baal y Moloch, una vergüenza para los falsos progresistas de la izquierda, que han hecho del aborto una de sus banderas.
La ideología de género es otra de las vergüenzas del progresismo occidental que repugna a muchos pueblos y ciudadanos dignos y decentes. Permitir a un niño pequeño que decida su "género" es una aberración, como lo es también como también que las parejas homosexuales sean tratadas como matrimonios y que puedan tener hijos. Alrededor de ese mundo confundido y pervertido hay muchos abusos y canalladas, como enseñar a los niños a masturbarse en las escuelas o estimularlos desde pequeño para que tengan relaciones sexuales, sin respetar los ciclos naturales del crecimiento y la vida.
Pueblos, naciones y gobiernos que alzan esas sucias y pervertidas banderas no merecen la victoria.
Las personas decentes y honradas reaccionan contra la decadencia moral y las aberraciones progresistas apostando por nuevos partidos más radicales y apegados a valores eternos, como ocurre en España con VOX. El progresismo y el globalismo de las élites reaccionan arrinconando a esas nuevas opciones, estigmatizándolas como "extrema derecha", cuando sólo son partidos regeneracionistas y anti vicio.
Como el cristianismo es una barrera contra ese tipo de abominaciones, el progresismo occidental combate esa religión con saña, mientras consideran "odio" que se ataque a los musulmanes, su religión preferida porque predica la "sumisión" frente al poder político. No hace mucho proyectaron en Netflix una serie donde Jesucristo era gay.
La otra pata de la mesa de la ignominia es el feminismo radical, el que no busca tanto la liberación de la mujer como enfrentarla a los hombres, a los que pretende convertir en afeminados sumisos que ni siquiera merecen ser tratados con igualdad. Las leyes en países como España, cuyo gobierno es seguidor rotundo del progresismo más degenerado, marginan y perjudican abiertamente al varón frente a la mujer, lo que constituye una violación de los derechos humanos básicos que a los falsos progres les trae sin cuidado.
Hollywood se ha convertido en una fábrica de inmundicia moral dominada por las élites y los adoradores satanistas. Las pantallas del cine y la televisión promocionan los falsos valores del progresismo pervertido y sus propuestas de vida insana e inmoral. La cultura oficial en el Occidente degenerado oculta e ignora que cuenta la Biblia sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, que fueron arrasadas con fuego por vicios parecidos a los que el falso progresismo hoy promueve.
Es cultura "progre" ignora también lo que dice la Biblia de la magia y el satanismo: "No sea hallado en ti nadie que practique adivinación o hechicería, que sea agorero o hechicero" y "Exterminaré las hechicerías de tu mano y no tendrás más adivinos".
Dios parece ausente de la lucha que el mundo mantiene entre el bien y el mal, pero está presente siempre, contempla y no permitirá que los malvados dominen la Tierra. En muchas ocasiones, el Dios de Israel, que es también el de los cristianos, dice que exterminará la impiedad de los que mandan y gobiernan.
Francisco Rubiales
Occidente tiene su punto débil en al culto al aborto, que es claramente un sacrificio humano porque el feto es un ser humano que nacería si no lo hubieran matado. Contemplar como los padres matan a sus propios hijos es una grave degradación de la civilización y del mismo ser humano, se mire como se mire. Es un acto degenerado que recuerda los sacrificios antiguos de niños a dioses crueles como Baal y Moloch, una vergüenza para los falsos progresistas de la izquierda, que han hecho del aborto una de sus banderas.
La ideología de género es otra de las vergüenzas del progresismo occidental que repugna a muchos pueblos y ciudadanos dignos y decentes. Permitir a un niño pequeño que decida su "género" es una aberración, como lo es también como también que las parejas homosexuales sean tratadas como matrimonios y que puedan tener hijos. Alrededor de ese mundo confundido y pervertido hay muchos abusos y canalladas, como enseñar a los niños a masturbarse en las escuelas o estimularlos desde pequeño para que tengan relaciones sexuales, sin respetar los ciclos naturales del crecimiento y la vida.
Pueblos, naciones y gobiernos que alzan esas sucias y pervertidas banderas no merecen la victoria.
Las personas decentes y honradas reaccionan contra la decadencia moral y las aberraciones progresistas apostando por nuevos partidos más radicales y apegados a valores eternos, como ocurre en España con VOX. El progresismo y el globalismo de las élites reaccionan arrinconando a esas nuevas opciones, estigmatizándolas como "extrema derecha", cuando sólo son partidos regeneracionistas y anti vicio.
Como el cristianismo es una barrera contra ese tipo de abominaciones, el progresismo occidental combate esa religión con saña, mientras consideran "odio" que se ataque a los musulmanes, su religión preferida porque predica la "sumisión" frente al poder político. No hace mucho proyectaron en Netflix una serie donde Jesucristo era gay.
La otra pata de la mesa de la ignominia es el feminismo radical, el que no busca tanto la liberación de la mujer como enfrentarla a los hombres, a los que pretende convertir en afeminados sumisos que ni siquiera merecen ser tratados con igualdad. Las leyes en países como España, cuyo gobierno es seguidor rotundo del progresismo más degenerado, marginan y perjudican abiertamente al varón frente a la mujer, lo que constituye una violación de los derechos humanos básicos que a los falsos progres les trae sin cuidado.
Hollywood se ha convertido en una fábrica de inmundicia moral dominada por las élites y los adoradores satanistas. Las pantallas del cine y la televisión promocionan los falsos valores del progresismo pervertido y sus propuestas de vida insana e inmoral. La cultura oficial en el Occidente degenerado oculta e ignora que cuenta la Biblia sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, que fueron arrasadas con fuego por vicios parecidos a los que el falso progresismo hoy promueve.
Es cultura "progre" ignora también lo que dice la Biblia de la magia y el satanismo: "No sea hallado en ti nadie que practique adivinación o hechicería, que sea agorero o hechicero" y "Exterminaré las hechicerías de tu mano y no tendrás más adivinos".
Dios parece ausente de la lucha que el mundo mantiene entre el bien y el mal, pero está presente siempre, contempla y no permitirá que los malvados dominen la Tierra. En muchas ocasiones, el Dios de Israel, que es también el de los cristianos, dice que exterminará la impiedad de los que mandan y gobiernan.
Francisco Rubiales