Trum conoce a Sánchez y lo desprecia intensamente
Si la derrota de los falsos progres y la victoria de Trump se confirman, el mundo que conocemos dará un giro y pronto será distinto: menos belicista, más directo y franco, menos globalizado, con estados más reforzados y recuperando valores abandonados que reforzarán las libertades reales, la democracia, el imperio de la ley, la verdad y la limpieza.
Quien pierde las elecciones, además de Kamala Harris, es la mentira, la OTAN belicista y los canallas que se han encaramado al poder, casi siempre gracias a sus mentiras y manejos sucios, esos que se autodenominan progresistas pero que sólo son estafadores que mienten, incumplen promesas, cambian de opinión casi a diario, acuchillan las democracias, empobrecen a las clases medias, apoyan a los okupas y delincuentes, se alían con la escoria para gobernar, cobran impuestos abusivos, despilfarran, endeudan a sus países y esclavizan a los pueblos con la propaganda y leyes inicuas.
La victoria de Trump es la derrota de los que odian a Dios, promueven el aborto y desnaturalizan la cultura occidental judeo cristiana, llenando las ciudades de inmigrantes sin control, muchos de ellos dedicados a la delincuencia.
En España, las huestes sectarias, corruptas y rabiosas de Pedro Sánchez ya andan diciendo que en Estados Unidos han ganado los blancos supremacistas y que Trump es un genuino representante de la extrema derecha.
La situación del mundo occidental es tan sucia y corrupta que Putin está ganando posiciones en los países de su entorno exhibiendo la corrupción occidental como argumento. El Georgia, por ejemplo, los prorrusos les cuentas a los georgianos que en España el sucio gobierno de Sánchez apoya a los okupas que roban viviendas y que las calles se llenan de delincuentes.
Dicho claramente, la victoria de Trump es la derrota del mundo que representa Pedro Sánchez, dirigente del país más anti-Trump de Europa, todo un artista manipulador que ha logrado, a base de mentiras, engaños y compra de voluntades y de medios de comunicación, mantenerse en el poder más tiempo del que merece, aliándose con canallas y corrompiendo a millones de españoles, que antes eran decentes, para que que ahora le votan.
La mayoría de los votantes norteamericanos no sienten entusiasmo por Trump, un tipo demasiado inquietante e imprevisible, pero sí han tenido claro, a la hora de votar, que Kamala Harris era la candidata de la estafa, del falso progreso y de la cultura marxista truculenta que está convirtiendo el planeta político en un vertedero mundial.
Francisco Rubiales
Quien pierde las elecciones, además de Kamala Harris, es la mentira, la OTAN belicista y los canallas que se han encaramado al poder, casi siempre gracias a sus mentiras y manejos sucios, esos que se autodenominan progresistas pero que sólo son estafadores que mienten, incumplen promesas, cambian de opinión casi a diario, acuchillan las democracias, empobrecen a las clases medias, apoyan a los okupas y delincuentes, se alían con la escoria para gobernar, cobran impuestos abusivos, despilfarran, endeudan a sus países y esclavizan a los pueblos con la propaganda y leyes inicuas.
La victoria de Trump es la derrota de los que odian a Dios, promueven el aborto y desnaturalizan la cultura occidental judeo cristiana, llenando las ciudades de inmigrantes sin control, muchos de ellos dedicados a la delincuencia.
En España, las huestes sectarias, corruptas y rabiosas de Pedro Sánchez ya andan diciendo que en Estados Unidos han ganado los blancos supremacistas y que Trump es un genuino representante de la extrema derecha.
La situación del mundo occidental es tan sucia y corrupta que Putin está ganando posiciones en los países de su entorno exhibiendo la corrupción occidental como argumento. El Georgia, por ejemplo, los prorrusos les cuentas a los georgianos que en España el sucio gobierno de Sánchez apoya a los okupas que roban viviendas y que las calles se llenan de delincuentes.
Dicho claramente, la victoria de Trump es la derrota del mundo que representa Pedro Sánchez, dirigente del país más anti-Trump de Europa, todo un artista manipulador que ha logrado, a base de mentiras, engaños y compra de voluntades y de medios de comunicación, mantenerse en el poder más tiempo del que merece, aliándose con canallas y corrompiendo a millones de españoles, que antes eran decentes, para que que ahora le votan.
La mayoría de los votantes norteamericanos no sienten entusiasmo por Trump, un tipo demasiado inquietante e imprevisible, pero sí han tenido claro, a la hora de votar, que Kamala Harris era la candidata de la estafa, del falso progreso y de la cultura marxista truculenta que está convirtiendo el planeta político en un vertedero mundial.
Francisco Rubiales