Y la clave de esa fuerza es que Podemos está en "Estado de Gracia", todo un privilegio raro en política que ocurre muy de tarde en tarde y que se produce cuando el pueblo "adopta" a un partido y lo lleva en volandas hasta el poder, cerrando los ojos a lo negativo, aunque sea evidente y duro, mientras es permeable y receptivo ante las promesas y sueños que fluyen desde esa formación, aunque resulten sospechosos e increíbles.
El PSOE sabe lo que es ese "Estado de Gracia" porque lo disfrutó en 1982, cuando los españoles lo llevaron en volandas hasta la Moncloa, proporcionándole una mayoría tan absoluta que olía a "venganza" contra la maltrecha UCD de Adolfo Suárez. Y continuó durante años blindándolos, a pesar de los abusos y desatinos que cometieron los socialistas en asuntos como el cambio de rumbo con la OTAN, el asesinato de Montesquieu, la apertura a la corrupción institucional y las alianzas inconfesables con el nacionalismo extremo catalán y vasco, entre otras muchas barbaridades.
Casi siempre que se produce un "Estado de Gracia" es porque antes se ha desatado un "Estado de Rechazo", que es justo lo contrario, cuando el pueblo está tan harto de un partido político o de varios que los rechaza, cerrando ojos y oidos a todo lo que sea positivo y meritorio. Cuando eso se produce, no hay salvación porque los rechazados, hagan lo que hagan, están sentenciados y condenados a la derrota.
El pueblo español sometió a la UCD de Suárez a un terrible "Estado de Rechazo" cuando comprobó que sus barones conspiraban como descosidos, se convertían en traidores y anteponían sus propios intereses al bien común. Sin piedad, olvidando sus méritos y servicios pasados, se los quitó de encima de un plumazo.
No sé si ocurrirá lo mismo con el PP y el PSOE, pero muchos expertos creen que ese "Estado de Rechazo" es lo único que puede explicar la huida masiva de sus votantes y el inexplicable y sorprendente apoyo a Podemos, un partido nuevo, cargado de amenazas y que no ha demostrado nada, cuyo único mérito es el de haber sabido congregar y hacer creer que España puede cambiar a los millones de desencantados, indignados, cabreados y asqueados de la política desplegada contra la nación y contra el pueblo por los grandes partidos españoles, en las últimas décadas.
Si la tendencia a crecer continúa y el voto del "Rechazo" sigue creciendo y se deposita en Podemos y en Ciudadanos, como indican las encuestas, España se convertirá de nuevo en motivo de atención y estudio en todas las escuelas y universidades mundiales, donde se estudian la política, la sociología y el liderazgo, en cuyas aulas intentarán encontrar explicaciones científicas a un fenómeno que no tiene mas componente que la "saturación" y el "hartazgo" de unos ciudadanos que ya no pueden soportar por mas tiempo la arrogancia, los desatinos, los abusos, las mentiras y la injusticia que emanan de los partidos políticos tradicionales españoles, a los que el pueblo culpa de los estragos que han causado a España y a sus ciudadanos avergonzándolos ante el mundo, ante ellos mismos y propagando, sin remordimiento y sin pedir perdón, enormes dosis de corrupción, desempleo, pobreza, hundimiento ético y desilusión.
Esa profundo hartazgo, junto con el deterioro inmenso de los viejos partidos, explican perfectamente la increíble facilidad con la que un partido de novatos sin experiencia y con ideas amenazantes y peligrosas ha puesto contra las cuerdas, en unos pocos meses, a partidos consagrados, homologados, con cientos de miles de militantes y dueños del Estado con todos sus recursos: Hacienda, servicios de inteligencia, presupuesto nacional, decenas de miles de voluntades compradas, periodistas y medios reclutados y un largo etcétera que inclinaba a pensar que eran invencibles y no carcomidos por la fragilidad que hoy, ante la sorpresa de medio mundo, exhiben avergonzados.
El PSOE sabe lo que es ese "Estado de Gracia" porque lo disfrutó en 1982, cuando los españoles lo llevaron en volandas hasta la Moncloa, proporcionándole una mayoría tan absoluta que olía a "venganza" contra la maltrecha UCD de Adolfo Suárez. Y continuó durante años blindándolos, a pesar de los abusos y desatinos que cometieron los socialistas en asuntos como el cambio de rumbo con la OTAN, el asesinato de Montesquieu, la apertura a la corrupción institucional y las alianzas inconfesables con el nacionalismo extremo catalán y vasco, entre otras muchas barbaridades.
Casi siempre que se produce un "Estado de Gracia" es porque antes se ha desatado un "Estado de Rechazo", que es justo lo contrario, cuando el pueblo está tan harto de un partido político o de varios que los rechaza, cerrando ojos y oidos a todo lo que sea positivo y meritorio. Cuando eso se produce, no hay salvación porque los rechazados, hagan lo que hagan, están sentenciados y condenados a la derrota.
El pueblo español sometió a la UCD de Suárez a un terrible "Estado de Rechazo" cuando comprobó que sus barones conspiraban como descosidos, se convertían en traidores y anteponían sus propios intereses al bien común. Sin piedad, olvidando sus méritos y servicios pasados, se los quitó de encima de un plumazo.
No sé si ocurrirá lo mismo con el PP y el PSOE, pero muchos expertos creen que ese "Estado de Rechazo" es lo único que puede explicar la huida masiva de sus votantes y el inexplicable y sorprendente apoyo a Podemos, un partido nuevo, cargado de amenazas y que no ha demostrado nada, cuyo único mérito es el de haber sabido congregar y hacer creer que España puede cambiar a los millones de desencantados, indignados, cabreados y asqueados de la política desplegada contra la nación y contra el pueblo por los grandes partidos españoles, en las últimas décadas.
Si la tendencia a crecer continúa y el voto del "Rechazo" sigue creciendo y se deposita en Podemos y en Ciudadanos, como indican las encuestas, España se convertirá de nuevo en motivo de atención y estudio en todas las escuelas y universidades mundiales, donde se estudian la política, la sociología y el liderazgo, en cuyas aulas intentarán encontrar explicaciones científicas a un fenómeno que no tiene mas componente que la "saturación" y el "hartazgo" de unos ciudadanos que ya no pueden soportar por mas tiempo la arrogancia, los desatinos, los abusos, las mentiras y la injusticia que emanan de los partidos políticos tradicionales españoles, a los que el pueblo culpa de los estragos que han causado a España y a sus ciudadanos avergonzándolos ante el mundo, ante ellos mismos y propagando, sin remordimiento y sin pedir perdón, enormes dosis de corrupción, desempleo, pobreza, hundimiento ético y desilusión.
Esa profundo hartazgo, junto con el deterioro inmenso de los viejos partidos, explican perfectamente la increíble facilidad con la que un partido de novatos sin experiencia y con ideas amenazantes y peligrosas ha puesto contra las cuerdas, en unos pocos meses, a partidos consagrados, homologados, con cientos de miles de militantes y dueños del Estado con todos sus recursos: Hacienda, servicios de inteligencia, presupuesto nacional, decenas de miles de voluntades compradas, periodistas y medios reclutados y un largo etcétera que inclinaba a pensar que eran invencibles y no carcomidos por la fragilidad que hoy, ante la sorpresa de medio mundo, exhiben avergonzados.