El decepcionante posicionamiento del gobierno español ante la ocupación rusa de Georgia, con miles de víctimas causadas por el ejercito ruso (primero silencio y después una declaración neutra que se inclina por el diálogo sin distinguir entre agresores y agredidos, ni entre los que tenían la soberanía y los que utilizaron una violencia invasora ajena al derecho internacional), no sólo refleja la cobardía de nuestros dirigentes polítcos sino que fortalece la tesis de que el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y su partido, el PSOE, se sienten más próximos a Moscú que a Washington.
El antiamericanismo de cierta izquierda radical, en la que se integra el español Zapatero, se ha hecho tan obsesivo y enfermizo que prevalece sobre la ideología y los principios, colocando a esa izquierda más próxima al totalitarismo ruso que al libertalismo norteamericano, o lo que es equivalente, más cerca de la tiranía que de la democracia.
Mientras que la mayoría de los líderes democráticos del mundo se han colocado al lado de Georgia y han condenado, con más o menos contundencia, la invasión militar rusa y los métodos sanguinarios del nuevo Zar Putin, Zapatero ha permanecido en un elocuente silencio que revela sus ideas.
Rusia se aleja cada día más de la democracia y sus actuales dirigentes políticos, herederos de los métodos imperialistas y violentos del comunismo, sueñan con la recuperación del antiguo territorio de la URSS y de su antiguo papel de potencia gendarme contrapuesta a los Estados Unidos.
El antiamericanismo de cierta izquierda radical, en la que se integra el español Zapatero, se ha hecho tan obsesivo y enfermizo que prevalece sobre la ideología y los principios, colocando a esa izquierda más próxima al totalitarismo ruso que al libertalismo norteamericano, o lo que es equivalente, más cerca de la tiranía que de la democracia.
Mientras que la mayoría de los líderes democráticos del mundo se han colocado al lado de Georgia y han condenado, con más o menos contundencia, la invasión militar rusa y los métodos sanguinarios del nuevo Zar Putin, Zapatero ha permanecido en un elocuente silencio que revela sus ideas.
Rusia se aleja cada día más de la democracia y sus actuales dirigentes políticos, herederos de los métodos imperialistas y violentos del comunismo, sueñan con la recuperación del antiguo territorio de la URSS y de su antiguo papel de potencia gendarme contrapuesta a los Estados Unidos.
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