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Esperpento surrealista: ZP da clases de democracia





Parece increíble, pero es cierto. ZP se atreve a dar clases de democracia. Es surrealista y esperpéntico que quien gobierna al frente de un partido que ha invadido los tres poderes básicos del Estado (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), que ha ocupado la sociedad civil y la ha dejado al borde del coma, que decide en contra de la opinión mayoritaria de la sociedad, como ha hecho al imponer el Estatut Catalán, la negociación humillada del Estado con ETA, la ruptura del pacto antiterrorista y otras políticas básicas de gobierno, se atreva a decir a Juan Luis Cebrian, consejero delegado del Grupo PRISA, o a cualquier otro, sin pudor alguno: “No has entendido lo que es la democracia”.

Desgraciadamente, ningún jefe de gobierno de nuestra democracia, desde Adolfo Suárez a Zapatero, ha demostrado autoridad moral o intelectual suficiente para dar clases de democracia a nadie.

Zapatero, antes de exhibir con incomprensible orgullo su exiguo bagaje democrático, debería comprender que no existe democracia sin ciudadanos y con una legión de políticos profesionales al frente del poder político. También debería saber que, sin controles ciudadanos reales, el poder tiende a ser totalitario y, en cualquier caso, es democráticamente ilegítimo, aunque sea legal. Que se mire en el espejo y verá a un político entronizado en un poder lejano e inalcanzable para el ciudadano, electo mediante un proceso electoral que tiene poco de democrático, donde no son los ciudadanos los que verdaderamente eligen, sino los partidos, que son los que hacen las listas. También contemplará a alguien a quien el ciudadano ya no puede controlar, ni fiscalizar, sino únicamente soportar hasta que de nuevo se abran las urnas.

¿Se ha preguntado Zapatero por la causa de que el prestigio de los políticos y su imagen esten por los suelos? ¿No será porque el pueblo, que es más sabio de lo que parece, es consciente desde hace tiempo que ya no está gobernado por una democracia sino por una oligocracia de partidos?

Ojalá ZP se preguntara si puede ser democrático un sistema en el que el ciudadano no puede hacer nada contra el gobernante, aunque pierda la confianza en él, un sistema que ignora que, en democracia, el poder representativo se basa en la confianza y que, cuando la confianza depositada en el político se pierde, también desaparece la legitimidad democrática.

¿Es así como Zapatero entiende la democracia? ¿O tal vez es un demócrata decimonónico, de los que creen que el ciudadano sólo cuenta cada cuatro años, cuando se abren las urnas, y el resto del tiempo la política es monopolio de los electos? ¿Por qué no echa una mirada a la sociedad civil española y contempla el triste espectáculo de un territorio ocupado casi militarmente por los políticos, con instituciones bajo control gubernamental, a pesar de que deberían ser libres, como las universidades, los sindicatos, las confesiones religiosas, las cajas de ahorro, muchos medios de comunicación, que ya no pueden ser libres, y una marea de instituciones y empresas “atadas” y “amordazadas” por la vía de las subvenciones?

Si ZP repasara los principios básicos del “Republicanismo” que dice profesar descubriría que él es un violador contumaz de los principios republicanos, entre los cuales figura el respeto a la opinión mayoritaria y la necesidad de que las grandes leyes y reformas se aprueben por mayorías muy cualificadas, justo lo contrario que el ha hecho con el Estatut catalán, un bodrio anticonstitucional que sólo contó con el “SI” de un tercio de los votantes.

Podríamos seguir cuestionando la “democracia” de ZP durante días y semanas, pero estamos en un blog de Internet y los espacios deben limitarse por respeto a los lectores.


   
Miércoles, 31 de Enero 2007
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