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España, un país peligroso para el hombre, tiene su "Estado de Derecho" en grave riesgo



El odio, la división y el enfrentamiento, hoy promovidos desde el gobierno de Sánchez, nunca han funcionado y su efecto siempre es la destrucción de la sociedad y el debilitamiento y ruina de las naciones.

El caso del futbolista Dani Alves, encarcelado por una presunta violación en una discoteca de Barcelona, vuelve a poner de actualidad el sectarismo y arbitrariedad en España de la ideología y de algunas leyes de género, que perjudican al varón y violan la igualdad proclamada por la Constitución.

La enorme influencia del feminismo radical y la parcialidad de las leyes de género convierten a España en un país peligroso para el hombre, que se siente desamparado ante el sistema legal, ideado para proteger a la mujer de las agresiones machistas.
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La liberación de la mujer, su igualdad y dignidad no pueden lograrse con el puño en alto, ni con la violencia, ni con el odio, ni el aplastamiento del varón, sino con el amor y el estímulo a la colaboración, la familia y el afecto.
El feminismo radical que estimula el gobierno de izquierdas que preside Sánchez está causando profundos daños en España, entre ellos la división de la sociedad, la enemistad entre hombres y mujeres, la indefensión de los hombres ante las acusaciones de la mujer y el enrarecimiento de las relaciones afectivas y sexuales entre los dos sexos.

Volviendo al caso de Dani Alves, los españoles demócratas queremos que sea juzgado y condenado con equidad y pruebas, sin que la palabra de la mujer tenga más peso que la del hombre, como ocurre casi siempre. Si hay pruebas de violación y se descarta por completo el consentimiento de la víctima, que sea condenado con la dureza que merece un crimen de esa miserable naturaleza, pero que siga disfrutando de la presunción de inocencia, derecho constitucional de todos, si no existen pruebas contundentes.

Hay demasiados casos de mujeres que han conseguido que un hombre inocente sea condenado y encarcelado tras una acusación falsa y esa injusticia convierte a España en una trampa para varones.

Los jueces, para proteger a la mujer, aplastan al hombre con frecuencia. Hay demasiados maridos separados, obligados por la ley a ver a sus hijos con cuentagotas y a pagar manutención y una vivienda donde vive el nuevo hombre de su ex mujer. Hay demasiados hombres en España maltratados por la Justicia.

Hay demasiados casos de hombres que interponen una denuncia de maltrato psicológico contra una mujer y cuando la guardia civil llama a esa mujer el que se queda detenido es el hombre, solo porque ella alega que no es ella la que maltrata si no el.

Es una verdad palpable que, sin prueba alguna, la palabra de ella vale más que la de él y eso, además de anticonstitucional, es injusto y brutal.

Por supuesto que hay hombres maltratados y asesinados por sus parejas, pero ¿Alguien conoce un sólo caso de hombre que reciba una ayuda pública por maltrato? o ¿Hay en España algún centro donde ayuden al hombre maltratado y le den apoyo? ¿Dónde está el teléfono de denuncia para hombres que sufren maltrato?

Si un hombre llamara al teléfono hoy habilitado para el maltrato, será rechazado y si denunciase maltrato ante la policía o la guardia civil la respuesta será, probablemente, de risas y de ridículo.

Y sin embargo, la capacidad de una mujer para herir psicológicamente es superior a la del hombre, como reconocen la psicología y la psiquiatría.

Urge en España una revisión profunda de las leyes de genero, parciales y sectarias, y de esa ideología de género, estimulada por el gobierno, cuya consecuencia directa es la división y el odio entre sexos y el deterioro de la convivencia, algo que parece fascinar a las izquierdas gobernantes.

Aunque a los "progres" y votantes de izquierda les duela, la España que ellos han diseñado y gobiernan tiene el Estado de Derecho en grave riesgo y es hoy un país peligroso para el hombre y también para la familia, la reproducción y la salud mental. Los enfrentamientos entre cónyuges, divorcios, abortos, enfermedades mentales, depresiones y suicidios, cuyas cifras crecen de año en año, lo demuestran, por encima de toda duda.

Frente a toda esa miserable cultura del odio, del egoísmo y del enfrentamiento entre sexos, entre padres e hijos, entre mayores y jóvenes, entre ricos y pobres, entre autonomías y entre derechas e izquierdas, que con tanta pasión promueven las izquierdas desde el poder, hay que apostar por el amor y la comprensión, único camino para recuperar la solvencia moral y la fortaleza de la nación.

Francisco Rubiales


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Viernes, 20 de Enero 2023
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