España celebra hoy el Día de la Constitución gobernada por quienes la odian y la violan.
La Constitución se viola no sólo cuando se incumplen sus mandatos y normas, sino cuando se contradice y desprecia su espíritu, lo que elimina los grandes valores del Estado de Derecho y el orden, como son la igualdad de todos, la Justicia, la libertad, la paz y el respeto al bien común.
La Carta Magna se viola cuando el gobierno y otros partidos están infectados de corrupción, cuando el presidente del gobierno tiene a muchos de sus familiares y colaboradores con un pie en la cárcel, cuando el gobierno beneficia a sus amigos y castiga a sus adversarios políticos, cuando se gobierna, de manera sistemática, en contra de la voluntad popular, cuando se reparten los recursos públicos de manera arbitraria, cuando se colonizan las instituciones, cuando su utiliza el tribunal Constitucional como martillo al servicio del poder, cuando se indulta a delincuentes, cuando se reforman las leyes para facilitar la corrupción y el abuso de poder y cuando se cercenan las libertades y derechos ciudadanos.
La Constitución española sufre una constante violación cuando no se construyen viviendas sociales, cuando se aniquilan las clases medias, cuando se cobran impuestos abusivos y confiscatorios, cuando los que cometen errores y frustran al pueblo se niegan a dimitir, cuando los políticos abusan de sus privilegios, cando se cobran comisiones ilegales, cuando se venden los contratos públicos y concesiones, cuando se miente desde la presidencia del gobierno y cuando el gobierno despilfarra y endeuda al país de manera atroz.
La Constitución es pisoteada por el gobierno cuando estimula la invasión descontrolada de inmigrantes ilegales, cuando incrementa la delincuencia e inseguridad en las calles, cuando protege a los ladrones de viviendas (okupas) y desprotege a los propietarios, cuando expulsa a las empresas y autónomos del mercado porque les desprecia y atribula con impuestos y tasas abusivas y cuando trata mejor a los extranjeros que a los españoles.
Una manera vil y canalla de violar la Carta Magna es proteger el feminismo radical aprobando leyes contra el varón, al que convierten en víctima de hembras alocadas y vengativas capaces de denunciar en falso.
Impedir el libre voto y el debate en el Congreso y el Senado es violar la Constitución. Asaltar la Justicia para acabar con la independencia de los jueces es quizás la peor de las violaciones de la gran ley de leyes.
No hay mayor violación de la Constitución que haber sembrado en la sociedad odio, mentiras y división desde el poder, restaurando aquellas "Dos Españas" enfrentadas del pasado, la que encendió la mecha de la Guerra Civil de 1936.
Las mentiras desde la cúspide del poder son una de las peores y más dañinas violaciones constitucionales y al presidente del gobierno de España la hemeroteca le ha detectado más de 600 en los últimos seis años.
El espíritu de la Constitución, que es el alma de ese documento rector, más importante que sus artículos y normas, es violado de manera permanente por los que gobiernan España hoy y utilizan el poder para amnistiar e indultar a delincuentes, para beneficiar a los que odian la nación, cuando financian con abundancia temeraria a los partidos políticos y cuando se vende España a trozos y se entrega al enemigo, únicamente para obtener poder.
Pero hay cientos de violaciones más de la Carta Magna y no es una exageración. Se viola cuando se compran voluntades, se amedrenta al adversario, se domestican a periodistas críticos, cuando se compran medios de comunicación para esparcir la mentira y cuando se impone el silencio mediático para ocultar canalladas y abusos.
En fin, Pedro Sánchez y su banda de anticonstitucionales gobiernan nuestra nación sin lealtad ni respeto a la paz y a esa Ley de Leyes que debe regir la convivencia pacífica y conseguir la felicidad de los ciudadanos, que es el gran objetivo de toda Constitución.
Pero quizás la peor de todas las violaciones vigentes en esta España podrida sea la destrucción sistemática de la democracia desde el corazón del poder político corrupto, desleal y capaz de maltratar y abandonar a los ciudadanos en sus desgracias y dramas, como acaba de ocurrir en Valencia con la terrible DANA.
Francisco Rubiales
La Constitución se viola no sólo cuando se incumplen sus mandatos y normas, sino cuando se contradice y desprecia su espíritu, lo que elimina los grandes valores del Estado de Derecho y el orden, como son la igualdad de todos, la Justicia, la libertad, la paz y el respeto al bien común.
La Carta Magna se viola cuando el gobierno y otros partidos están infectados de corrupción, cuando el presidente del gobierno tiene a muchos de sus familiares y colaboradores con un pie en la cárcel, cuando el gobierno beneficia a sus amigos y castiga a sus adversarios políticos, cuando se gobierna, de manera sistemática, en contra de la voluntad popular, cuando se reparten los recursos públicos de manera arbitraria, cuando se colonizan las instituciones, cuando su utiliza el tribunal Constitucional como martillo al servicio del poder, cuando se indulta a delincuentes, cuando se reforman las leyes para facilitar la corrupción y el abuso de poder y cuando se cercenan las libertades y derechos ciudadanos.
La Constitución española sufre una constante violación cuando no se construyen viviendas sociales, cuando se aniquilan las clases medias, cuando se cobran impuestos abusivos y confiscatorios, cuando los que cometen errores y frustran al pueblo se niegan a dimitir, cuando los políticos abusan de sus privilegios, cando se cobran comisiones ilegales, cuando se venden los contratos públicos y concesiones, cuando se miente desde la presidencia del gobierno y cuando el gobierno despilfarra y endeuda al país de manera atroz.
La Constitución es pisoteada por el gobierno cuando estimula la invasión descontrolada de inmigrantes ilegales, cuando incrementa la delincuencia e inseguridad en las calles, cuando protege a los ladrones de viviendas (okupas) y desprotege a los propietarios, cuando expulsa a las empresas y autónomos del mercado porque les desprecia y atribula con impuestos y tasas abusivas y cuando trata mejor a los extranjeros que a los españoles.
Una manera vil y canalla de violar la Carta Magna es proteger el feminismo radical aprobando leyes contra el varón, al que convierten en víctima de hembras alocadas y vengativas capaces de denunciar en falso.
Impedir el libre voto y el debate en el Congreso y el Senado es violar la Constitución. Asaltar la Justicia para acabar con la independencia de los jueces es quizás la peor de las violaciones de la gran ley de leyes.
No hay mayor violación de la Constitución que haber sembrado en la sociedad odio, mentiras y división desde el poder, restaurando aquellas "Dos Españas" enfrentadas del pasado, la que encendió la mecha de la Guerra Civil de 1936.
Las mentiras desde la cúspide del poder son una de las peores y más dañinas violaciones constitucionales y al presidente del gobierno de España la hemeroteca le ha detectado más de 600 en los últimos seis años.
El espíritu de la Constitución, que es el alma de ese documento rector, más importante que sus artículos y normas, es violado de manera permanente por los que gobiernan España hoy y utilizan el poder para amnistiar e indultar a delincuentes, para beneficiar a los que odian la nación, cuando financian con abundancia temeraria a los partidos políticos y cuando se vende España a trozos y se entrega al enemigo, únicamente para obtener poder.
Pero hay cientos de violaciones más de la Carta Magna y no es una exageración. Se viola cuando se compran voluntades, se amedrenta al adversario, se domestican a periodistas críticos, cuando se compran medios de comunicación para esparcir la mentira y cuando se impone el silencio mediático para ocultar canalladas y abusos.
En fin, Pedro Sánchez y su banda de anticonstitucionales gobiernan nuestra nación sin lealtad ni respeto a la paz y a esa Ley de Leyes que debe regir la convivencia pacífica y conseguir la felicidad de los ciudadanos, que es el gran objetivo de toda Constitución.
Pero quizás la peor de todas las violaciones vigentes en esta España podrida sea la destrucción sistemática de la democracia desde el corazón del poder político corrupto, desleal y capaz de maltratar y abandonar a los ciudadanos en sus desgracias y dramas, como acaba de ocurrir en Valencia con la terrible DANA.
Francisco Rubiales