Sin reformar las administraciones y suprimir las instituciones y chiringuitos superfluos creados por los políticos españoles para beneficio propio y de sus amigos con carné de partido, España no tiene futuro.
Hay demasiados gobiernos, parlamentos, diputaciones, defensores del pueblo y cientos de instituciones innecesarias que cuestan tanto dinero que el Estado, para sostener ese tinglado injusto y superfluo, tiene que exprimir al ciudadano con impuestos injustos y reducir de manera dramática los fondos destinados al desarrollo, a la investigación y a otros muchos destinos realmente importantes.
El problema de España no es de ingresos, sino de gastos porque es un país diseñado por políticos manirrotos y sin decencia, para el beneficio propio y en detrimento de la ciudadanía y del bien común. España es un desastre y una víctima de su clase política, culpable directa de todos sus grandes males, desde la creciente ruptura de la unidad nacional hasta el endeudamiento atroz, sin olvidar el despilfarro, el abuso de poder, la violación permanente de la democracia y la marginación de sus ciudadanos y de sus derechos humanos.
La clase política española ha fracasado y hasta que no lo admita, pida perdón por ello y corrija sus errores, el país será un desastre y el rehén de una casta sin alma, sin mérito y sin legitimidad real.
En lo que se refiere al gasto público y a la necesidad de reformar su despilfarrador e inútil sistema político y administrativo, España es la nación mas enferma de Europa, mucho mas que la postrada Grecia.
Hay datos que reflejan claramente el drama español: tiene mas políticos viviendo a costa del Estado que Francia, Alemania e Inglaterra juntos; tiene mas aforados (mas de 12.000) que el resto de Europa junta; tiene mas parlamentos, gobiernos autonómicos, gobiernos regionales, diputados e instituciones, casi todas duplicadas y superfluas, que ningún otro país del continente.
Pero, además, en España la clase política ha aprendido a ser descarada, injusta y abusiva, gobernando como si tuviera un cheque en blanco en el bolsillo, sin rendir cuentas al ciudadano y violando a diario las leyes de la democracia y la decencia. Los españoles, ademas de tener que costear con sus impuestos un gobierno tan monstruoso como ineficaz e inútil, soporta también ser gobernado de manera contraria a la democracia, por políticos que anteponen constantemente sus propios intereses y los de sus partidos al bien común y al interés general.
Esa es la gran verdad nacional que la clase dirigente, ayudada por jueces controlados y periodistas sometidos, oculta vergonzosamente al pueblo.
La España que tenemos, un país injusto, ridículo y gobernado por políticos que aparecen en las encuestas despreciados y rechazados por sus propios ciudadanos, es un también un país sin separación de poderes, arrogante, con políticos que ni se relacionan con los ciudadanos ni les rinden cuentas de sus actos, con un Estado tan enfermo y obeso que resulta incosteable e insoportable y que ha conseguido endeudar al país hasta la locura y convertirlo en un campeón de casi todo lo miserable: despilfarro, blanqueo de dinero, desempleo, avance de la pobreza, tráfico y consumo de drogas, fracaso escolar, baja calidad de la enseñanza, desprestigio de la política, desprecio ciudadano a su clase dirigente, estafas desde el poder, mentiras, engaños, alcoholismo, hundimiento de los valores y muchos desastres y lacras mas que convierte la obra de González, Aznar, Zapatero y Rajoy en una cloaca de proporciones gigantescas y de hedor insoportable.
Hay demasiados gobiernos, parlamentos, diputaciones, defensores del pueblo y cientos de instituciones innecesarias que cuestan tanto dinero que el Estado, para sostener ese tinglado injusto y superfluo, tiene que exprimir al ciudadano con impuestos injustos y reducir de manera dramática los fondos destinados al desarrollo, a la investigación y a otros muchos destinos realmente importantes.
El problema de España no es de ingresos, sino de gastos porque es un país diseñado por políticos manirrotos y sin decencia, para el beneficio propio y en detrimento de la ciudadanía y del bien común. España es un desastre y una víctima de su clase política, culpable directa de todos sus grandes males, desde la creciente ruptura de la unidad nacional hasta el endeudamiento atroz, sin olvidar el despilfarro, el abuso de poder, la violación permanente de la democracia y la marginación de sus ciudadanos y de sus derechos humanos.
La clase política española ha fracasado y hasta que no lo admita, pida perdón por ello y corrija sus errores, el país será un desastre y el rehén de una casta sin alma, sin mérito y sin legitimidad real.
En lo que se refiere al gasto público y a la necesidad de reformar su despilfarrador e inútil sistema político y administrativo, España es la nación mas enferma de Europa, mucho mas que la postrada Grecia.
Hay datos que reflejan claramente el drama español: tiene mas políticos viviendo a costa del Estado que Francia, Alemania e Inglaterra juntos; tiene mas aforados (mas de 12.000) que el resto de Europa junta; tiene mas parlamentos, gobiernos autonómicos, gobiernos regionales, diputados e instituciones, casi todas duplicadas y superfluas, que ningún otro país del continente.
Pero, además, en España la clase política ha aprendido a ser descarada, injusta y abusiva, gobernando como si tuviera un cheque en blanco en el bolsillo, sin rendir cuentas al ciudadano y violando a diario las leyes de la democracia y la decencia. Los españoles, ademas de tener que costear con sus impuestos un gobierno tan monstruoso como ineficaz e inútil, soporta también ser gobernado de manera contraria a la democracia, por políticos que anteponen constantemente sus propios intereses y los de sus partidos al bien común y al interés general.
Esa es la gran verdad nacional que la clase dirigente, ayudada por jueces controlados y periodistas sometidos, oculta vergonzosamente al pueblo.
La España que tenemos, un país injusto, ridículo y gobernado por políticos que aparecen en las encuestas despreciados y rechazados por sus propios ciudadanos, es un también un país sin separación de poderes, arrogante, con políticos que ni se relacionan con los ciudadanos ni les rinden cuentas de sus actos, con un Estado tan enfermo y obeso que resulta incosteable e insoportable y que ha conseguido endeudar al país hasta la locura y convertirlo en un campeón de casi todo lo miserable: despilfarro, blanqueo de dinero, desempleo, avance de la pobreza, tráfico y consumo de drogas, fracaso escolar, baja calidad de la enseñanza, desprestigio de la política, desprecio ciudadano a su clase dirigente, estafas desde el poder, mentiras, engaños, alcoholismo, hundimiento de los valores y muchos desastres y lacras mas que convierte la obra de González, Aznar, Zapatero y Rajoy en una cloaca de proporciones gigantescas y de hedor insoportable.