Hemos tardado muchos años en comprenderlo, pero por fin sabemos que la actual Constitución sólo está pensada para beneficio de los políticos. El sistema español no es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sino de los políticos, por los políticos y para los políticos. Tras la muerte de Franco nos engañaron y nos vendieron una tiranía camuflada de partidos y de políticos disfrazada de democracia. Y fuimos tan imbéciles que nos lo creímos.
La situación presente de España, si se analiza con objetividad, es dramática. No es aceptable que todos un país tenga que estar pendiente de la voluntad de unos cuantos para que comience a arrancar. La Administración está casi paralizada porque no se pueden tomar decisiones importantes, ya que ningún gerifalte (director general o asimilado) se atreve a moverse porque su puesto está en el aire y si se mueve puede arruinar su carrera política. Las inversiones están esperando, las decisiones también, las obras están paralizadas, la recuperación económica está en peligro y la capacidad para tomar decisiones en estos tiempos graves es muy reducida.
Mientras España espera y los ciudadanos están condenados a observar solamente como los politicastros se pelean entre sí y exhiben con impudicia su ambición, su inagotable sed de cargos y privilegios, su irresponsabilidad y su desesperante parálisis inepta, la economía se deteriora y el futuro de España se tiñe de negro.
Son tan irresponsables y egoístas que dan asco.
Es cierto que los políticos no sirven para nada y que el país iría mucho mejor sin ellos, pero, como ellos lo saben, han politizado las administraciones y los servicios públicos para que su presencia sea imprescindible. Mientras que países como Italia, Francia, Bélgica, Alemania y otros han demostrado que pueden funcionar perfectamente sin políticos porque sus administraciones siguen funcionando, sostenidas por los funcionarios al servicio del Estado, en España todo se paraliza porque los políticos han ocupado todos los puestos de la Administración con capacidad de decidir, desde los jefes de servicios a los directores generales y otros miles de puestos decisivos.
Para muchos juristas, esa implacable e irresponsable ocupación política de la Administración, superior incluso a la que han hecho de la sociedad civil, podría ser un claro delito de prevaricación porque la han realizado sabiendo que perjudica a España y paraliza el sistema.
Son tan arrogantes y codiciosos, tan corruptos e irresponsables que dan asco.
Han creado un sistema tan miserable que está ideado para el exclusivo beneficio de los partidos y de los políticos profesionales. Ellos y sus amigos periodistas sometidos llaman "democracia" a lo que sólo es una sucia dictadura de partidos políticos.
Tienen a España secuestrada y utilizan a sus ciudadanos como rehenes, como si fueran manadas de corderos.
Es probable que tengamos que repetir las elecciones, pero no se convocarán unas elecciones de emergencia, como sería posible y deseable, acudiendo directamente a los arnas, sino que ellos quieren unas elecciones completas, con todo su enorme costo en dinero y en parálisis del país, con sus campañas electorales, con los millones de euros que los partidos reciben como subvención para la campaña, con el abundante dinero que reciben por cada voto.
Y los ciudadanos, aplastados y humillados por esa plaga inmoral y abusiva de políticos, no podemos hacer nada, ni siquiera influir.
España necesita con urgencia un "reseteo", un cambio de sistema, una verdadera democracia sin cabida para los canallas y con el pueblo ocupando el lugar que le corresponde como soberano, con partidos distintos, con políticos decentes y entregados al servicio, no al abuso y a la corrupción, un sistema limpio y sostenido por los valores, no por la codicia y la corrupción, como el actual.
Francisco Rubiales
La situación presente de España, si se analiza con objetividad, es dramática. No es aceptable que todos un país tenga que estar pendiente de la voluntad de unos cuantos para que comience a arrancar. La Administración está casi paralizada porque no se pueden tomar decisiones importantes, ya que ningún gerifalte (director general o asimilado) se atreve a moverse porque su puesto está en el aire y si se mueve puede arruinar su carrera política. Las inversiones están esperando, las decisiones también, las obras están paralizadas, la recuperación económica está en peligro y la capacidad para tomar decisiones en estos tiempos graves es muy reducida.
Mientras España espera y los ciudadanos están condenados a observar solamente como los politicastros se pelean entre sí y exhiben con impudicia su ambición, su inagotable sed de cargos y privilegios, su irresponsabilidad y su desesperante parálisis inepta, la economía se deteriora y el futuro de España se tiñe de negro.
Son tan irresponsables y egoístas que dan asco.
Es cierto que los políticos no sirven para nada y que el país iría mucho mejor sin ellos, pero, como ellos lo saben, han politizado las administraciones y los servicios públicos para que su presencia sea imprescindible. Mientras que países como Italia, Francia, Bélgica, Alemania y otros han demostrado que pueden funcionar perfectamente sin políticos porque sus administraciones siguen funcionando, sostenidas por los funcionarios al servicio del Estado, en España todo se paraliza porque los políticos han ocupado todos los puestos de la Administración con capacidad de decidir, desde los jefes de servicios a los directores generales y otros miles de puestos decisivos.
Para muchos juristas, esa implacable e irresponsable ocupación política de la Administración, superior incluso a la que han hecho de la sociedad civil, podría ser un claro delito de prevaricación porque la han realizado sabiendo que perjudica a España y paraliza el sistema.
Son tan arrogantes y codiciosos, tan corruptos e irresponsables que dan asco.
Han creado un sistema tan miserable que está ideado para el exclusivo beneficio de los partidos y de los políticos profesionales. Ellos y sus amigos periodistas sometidos llaman "democracia" a lo que sólo es una sucia dictadura de partidos políticos.
Tienen a España secuestrada y utilizan a sus ciudadanos como rehenes, como si fueran manadas de corderos.
Es probable que tengamos que repetir las elecciones, pero no se convocarán unas elecciones de emergencia, como sería posible y deseable, acudiendo directamente a los arnas, sino que ellos quieren unas elecciones completas, con todo su enorme costo en dinero y en parálisis del país, con sus campañas electorales, con los millones de euros que los partidos reciben como subvención para la campaña, con el abundante dinero que reciben por cada voto.
Y los ciudadanos, aplastados y humillados por esa plaga inmoral y abusiva de políticos, no podemos hacer nada, ni siquiera influir.
España necesita con urgencia un "reseteo", un cambio de sistema, una verdadera democracia sin cabida para los canallas y con el pueblo ocupando el lugar que le corresponde como soberano, con partidos distintos, con políticos decentes y entregados al servicio, no al abuso y a la corrupción, un sistema limpio y sostenido por los valores, no por la codicia y la corrupción, como el actual.
Francisco Rubiales
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