Los socialistas españoles, ávidos de pantalla y de acaparar primeras planas mediáticas, han integrado a los simios en el Estado de Derecho español, dotándoles de derechos. Es probable que, al ser ya miembros de la comunidad de iguales, los grandes simios terminen equiparados al ser humano, para lo cual tendrán los derechos derivados de la carta de ciudadanía, incluyendo responsabilidad penal y asistencia letrada pública, cuando sea necesario.
Parece un broma pero va rigurosamente en serio. El asunto de dotar de derechos a los simios suena bien, casa con los confusos y débiles principios de la "progresía" y puede que hasta proporcione votos entre esas masas incultas de españoles que cada día más embrutecidos y narcotizados, terminarán sintiéndose más próximos y solidarios con los simios que con los pocos ciudadanos cultos, libres y responsables que sobrevivan en esta sociedad degradada.
El gran problema de todo este esperpento es que detrás de la concesión de derechos al simio subyace una ideología letal que considera al hombre, simplemente, como un gran simio evolucionado, sin admitir que el hombre pueda ser auténticamente libre, una critura de Dios, que tenga un alma o que la inteligencia sea un salto cualitativo tan importante que coloque a los humanos muy por encima de cualquier otra especie.
Suena a coña, pero la Comisión de Medio Ambiente se ha adherido al Proyecto Gran Simio, defensor de los derechos a la vida y a la libertad de los monos, incluido el derecho al aborto de las ciudadanas simias
Todo este montaje es un capítulo más de la propagación e implantación del laicismo radical, cuyo fin último es convertir al Estado en el Dios Supremo y a los políticos que gestionan el Estado en los únicos intermediarios entre la divinidad estatal y los simples mortales.
El laicismo, así entendido, es la vía más rápida, sucia y obscena hacia el totalitarismo.
Y que conste que España es líder mundial en esta movida, verdadera punta de lanza de esta nueva doctrina totalitaria y esclavizante.
Parece un broma pero va rigurosamente en serio. El asunto de dotar de derechos a los simios suena bien, casa con los confusos y débiles principios de la "progresía" y puede que hasta proporcione votos entre esas masas incultas de españoles que cada día más embrutecidos y narcotizados, terminarán sintiéndose más próximos y solidarios con los simios que con los pocos ciudadanos cultos, libres y responsables que sobrevivan en esta sociedad degradada.
El gran problema de todo este esperpento es que detrás de la concesión de derechos al simio subyace una ideología letal que considera al hombre, simplemente, como un gran simio evolucionado, sin admitir que el hombre pueda ser auténticamente libre, una critura de Dios, que tenga un alma o que la inteligencia sea un salto cualitativo tan importante que coloque a los humanos muy por encima de cualquier otra especie.
Suena a coña, pero la Comisión de Medio Ambiente se ha adherido al Proyecto Gran Simio, defensor de los derechos a la vida y a la libertad de los monos, incluido el derecho al aborto de las ciudadanas simias
Todo este montaje es un capítulo más de la propagación e implantación del laicismo radical, cuyo fin último es convertir al Estado en el Dios Supremo y a los políticos que gestionan el Estado en los únicos intermediarios entre la divinidad estatal y los simples mortales.
El laicismo, así entendido, es la vía más rápida, sucia y obscena hacia el totalitarismo.
Y que conste que España es líder mundial en esta movida, verdadera punta de lanza de esta nueva doctrina totalitaria y esclavizante.
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