El liberalismo nos libró del poder absoluto de los reyes y ahora tiene que librarnos del poder desmesurado de los parlamentos plagados de indecentes y de los líderes desalmados, disfrazados de demócratas.
El liberalismo es la doctrina que considera la libertad del individuo como el valor supremo del hombre. En torno a ese principio fundamental se organiza la vida económica y política de las sociedades para que los individuos desarrollen, sin trabas, todas sus potencialidades.
El liberalismo siempre defiende el sector público, pero lo sitúa bajo control de la sociedad civil. Rechaza, con contundencia, cualquier forma de concentración de poder económico público o privado y exige leyes estrictas antimonopolio. Se opone al "capitalismo salvaje" y a todo sistema que conlleve la indefensión y opresión del ciudadano. Al liberal le importa más el "ser" que el "tener", pero con un respeto profundo al hecho o al deseo de poseer, que es una tendencia natural del hombre.
Al liberalismo le debemos la democracia, el concepto pleno de la libertad individual, el Estado de Derecho, los derechos humanos y una conexión con Grecia, Roma y el Cristianismo que ha hecho posible la creación y prosperidad de Europa y su cultura.
El Estado debe ser fuerte, pero bajo control siempre, para evitar sus naturales tendencias opresoras. Debe ser un Estado mínimo, que sólo intervenga cuando es imprescindible y que sea experto en facilitar la vida, la convivencia y el trabajo a los humanos.
Ser liberal es oponerse a que un grupo organizado controle tu vida. Eso significa lo contrario del sanchismo, en cuyas escuelas se aprende a depender del Estado y a lucir una camiseta del Che Guevara, que fue uno de los peores asesinos en serie de la política mundial.
Un liberal defiende un Estado limitado o mínimo con un poder limitado de los gobiernos, sea cual sea su color. El verdadero poder debe pertenecer a los ciudadanos para que tomen las riendas de sus vidas y se hagan responsables de ellas.
No nos fiamos de quien dice hablar en nombre del pueblo porque detrás de él siempre hay un tirano. Ahí están decenas de experiencias para demostrarlo,. La de Pedro Sánchez es la más cercana y nociva para los españoles.
Las ideologías nos ponen los pelos de punta, sean las que sean, porque suelen ser caminos oscuros hacia la tiranía.
Los liberales creemos en lo que dijo Lord Acton: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Estamos en las antípodas de los sistemas que abogan porque el Estado lo controle todo, sobre todo del Comunismo y el Fascismo, dos totalitarismos casi gemelos que comparten más del 80% de sus ideas.
El liberalismo implica acabar con todas las millonarias subvenciones que reciben sindicatos, partidos políticos, patronal, empresas públicas, observatorios y miles de asociaciones cuyo único objetivo es el clientelismo y colocar amiguetes con altos sueldos.
Nuestro feminismo es el de Clara Campoamor, liberal autoproclamada que gritó desde la tribuna del Congreso: “Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer”.
Los liberales estamos contra de la ley más machista de la democracia española, la de paridad, que sitúa a la mujer como un ser inferior a la que hay que ayudar para que llegue arriba, porque ella sola no puede.
Los socialistas y comunistas que dominan hoy España creen que el Estado es la solución de todos los problemas, pero la Historia demuestra justo lo contrario: que el Estado es el peor de los peligros y que cuanto más fuerte es más corrompe a las naciones y más esclaviza y empobrece a sus "súbditos".
Por desgracia hay demasiados españoles que desean un Estado que haga de padre y que solucione sus problemas, aunque a cambio exija sometimiento. Esas sociedades, preparadas para ser esclavas, suelen terminar siendo pobres, infelices, atrasadas y sometidas a tiranías desalmadas.
La única receta eficaz para erradicar el comunismo y el socialismo, doctrinas adoradoras del Estado que se han adueñado de España, es la resurrección de la ideología liberal. La falta de liberalismo ha hecho posible que España sea hoy un país basura, mal gobernada por personas de poca inteligencia y menos ética.
El avance del comunismo, que en muchos aspectos es la antítesis del liberalismo, sólo se explica porque el liberalismo, hoy más necesario que nunca, ha sido desterrado. No se trata de crear un partido liberal y de votarlo para que gobierne, sino de impregnar de liberalismo a los partidos y a la sociedad, lo que equivale a impregnarlos de libertad y democracia, ya que la democracia es un invento genuinamente liberal.
España necesita con urgencia extrema un rearme liberal que defienda al individuo frente al colectivismo y de los muchos abusos que está sufriendo a través de gobiernos invasivos y obsesionados con el poder, Sin ese rearme liberal. España está perdida.
Francisco Rubiales
El liberalismo siempre defiende el sector público, pero lo sitúa bajo control de la sociedad civil. Rechaza, con contundencia, cualquier forma de concentración de poder económico público o privado y exige leyes estrictas antimonopolio. Se opone al "capitalismo salvaje" y a todo sistema que conlleve la indefensión y opresión del ciudadano. Al liberal le importa más el "ser" que el "tener", pero con un respeto profundo al hecho o al deseo de poseer, que es una tendencia natural del hombre.
Al liberalismo le debemos la democracia, el concepto pleno de la libertad individual, el Estado de Derecho, los derechos humanos y una conexión con Grecia, Roma y el Cristianismo que ha hecho posible la creación y prosperidad de Europa y su cultura.
El Estado debe ser fuerte, pero bajo control siempre, para evitar sus naturales tendencias opresoras. Debe ser un Estado mínimo, que sólo intervenga cuando es imprescindible y que sea experto en facilitar la vida, la convivencia y el trabajo a los humanos.
Ser liberal es oponerse a que un grupo organizado controle tu vida. Eso significa lo contrario del sanchismo, en cuyas escuelas se aprende a depender del Estado y a lucir una camiseta del Che Guevara, que fue uno de los peores asesinos en serie de la política mundial.
Un liberal defiende un Estado limitado o mínimo con un poder limitado de los gobiernos, sea cual sea su color. El verdadero poder debe pertenecer a los ciudadanos para que tomen las riendas de sus vidas y se hagan responsables de ellas.
No nos fiamos de quien dice hablar en nombre del pueblo porque detrás de él siempre hay un tirano. Ahí están decenas de experiencias para demostrarlo,. La de Pedro Sánchez es la más cercana y nociva para los españoles.
Las ideologías nos ponen los pelos de punta, sean las que sean, porque suelen ser caminos oscuros hacia la tiranía.
Los liberales creemos en lo que dijo Lord Acton: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Estamos en las antípodas de los sistemas que abogan porque el Estado lo controle todo, sobre todo del Comunismo y el Fascismo, dos totalitarismos casi gemelos que comparten más del 80% de sus ideas.
El liberalismo implica acabar con todas las millonarias subvenciones que reciben sindicatos, partidos políticos, patronal, empresas públicas, observatorios y miles de asociaciones cuyo único objetivo es el clientelismo y colocar amiguetes con altos sueldos.
Nuestro feminismo es el de Clara Campoamor, liberal autoproclamada que gritó desde la tribuna del Congreso: “Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer”.
Los liberales estamos contra de la ley más machista de la democracia española, la de paridad, que sitúa a la mujer como un ser inferior a la que hay que ayudar para que llegue arriba, porque ella sola no puede.
Los socialistas y comunistas que dominan hoy España creen que el Estado es la solución de todos los problemas, pero la Historia demuestra justo lo contrario: que el Estado es el peor de los peligros y que cuanto más fuerte es más corrompe a las naciones y más esclaviza y empobrece a sus "súbditos".
Por desgracia hay demasiados españoles que desean un Estado que haga de padre y que solucione sus problemas, aunque a cambio exija sometimiento. Esas sociedades, preparadas para ser esclavas, suelen terminar siendo pobres, infelices, atrasadas y sometidas a tiranías desalmadas.
La única receta eficaz para erradicar el comunismo y el socialismo, doctrinas adoradoras del Estado que se han adueñado de España, es la resurrección de la ideología liberal. La falta de liberalismo ha hecho posible que España sea hoy un país basura, mal gobernada por personas de poca inteligencia y menos ética.
El avance del comunismo, que en muchos aspectos es la antítesis del liberalismo, sólo se explica porque el liberalismo, hoy más necesario que nunca, ha sido desterrado. No se trata de crear un partido liberal y de votarlo para que gobierne, sino de impregnar de liberalismo a los partidos y a la sociedad, lo que equivale a impregnarlos de libertad y democracia, ya que la democracia es un invento genuinamente liberal.
España necesita con urgencia extrema un rearme liberal que defienda al individuo frente al colectivismo y de los muchos abusos que está sufriendo a través de gobiernos invasivos y obsesionados con el poder, Sin ese rearme liberal. España está perdida.
Francisco Rubiales