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España necesita con urgencia rearme y entrenamiento militar



Los españoles son un pueblo engañado por sus políticos y urgentemente necesitado de que le digan las verdades que se le ocultan.

Una de esas verdades es que no existe en Europa, con excepción de Ucrania, un país que necesite mas que España un rearme masivo. Con un vecino como Marruecos, enemigo, corrupto y traicionero, Ceuta, Melilla y hasta Canarias están en peligro y no hay otra defensa mejor contra el moro que causarles miedo.

Francia no tiene vecinos hostiles, ni Italia, ni Alemania, ni Austria, ni la mayoría de los países europeos, pero España tiene de vecino a Marruecos, todo un peligro mortal.
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Nos ocultan que Marruecos nos odia tanto que boicotea los productos españoles y hace lo posible por aislarnos e indisponernos con Europa
España tiene de vecino a un país enemigo: Marruecos. Las afirmaciones de "amistad" y "cooperación" con Marruecos de los políticos españoles son mentiras e intentos de disfrazar la inmensa sumisión de España a ese vecino y el enorme peligro que representa Marruecos, un país que ya nos invadió varias veces y con el que hemos guerreado más que con cualquier otro, incluida Inglaterra, la nación que pasa por ser nuestra enemiga ancestral.

Durante la etapa de ocupación musulmana de España, el grueso de los guerreros del Islam procedían de Marruecos, sobre todo de las montañas del Rif, desde donde siempre se ha mirado hacia España con espíritu de rapiña y saqueo.

Para colmo de males, millones de españoles, sobre todo jóvenes, se han creído esa patraña "progre" de la “convivencia pacífica de las tres culturas” (Cristianos, Judíos y Musulmanes), algo que nunca existió, sin que nadie les contara verdades como que los musulmanes siempre ejecutan o asfixian con impuestos a sus enemigos y que Marruecos es, con gran diferencia, el peor enemigo de España.

Ceuta, Melilla y hasta las islas Canarias son hoy territorios españoles en peligro por la hostilidad de Marruecos.

De nada nos ha servido entregar a los marroquíes el Sahara, traicionando a los saharauis, que eran españoles con DNI, cometiendo una inmensa vileza que se acordó, cobardemente, con Estados Unidos, Francia y otros países que, en teoría, sólo en teoría, eran y son nuestros aliados.

Ante la imposibilidad de dialogar con un país lleno de odio acumulado, la única salida es que nos teman, para lo cual necesitamos un rearme intenso, un eficaz entrenamiento de nuestros soldados, la creación de milicias entrenadas y una alianza fortalecida con Argelia.

Franco, con experiencia en la guerra de África, donde fue herido, conocía perfectamente el alma mora, que únicamente respeta la fuerza y desprecia al cobarde.

Marruecos cuenta con un puñal apuntando al cuello de España, que son los cientos de miles de marroquíes que viven en territorio español, muchos de los cuales no se integran y conservan su odio y desprecio a España, lo que les convierte en una peligrosa quien columna marroquí infiltrada en nuestras entrañas.

Muchos de esos marroquíes establecido en España dicen sin miedo que España les pertenece a ellos porque les fue arrebatada en el pasado y deben reconquistarla. Ese pensamiento no es accidental y es alimentado en muchas mezquitas y escuelas coránicas del país vecino, ante la estúpida indiferencia de los políticos españoles y la callada satisfacción del sultán y de sus gobiernos.

El plan de defensa frente a Marruecos debe incorporar un rearme vigoroso, naval y aéreo, que incluya misiles hipersónicos y una flota capaz de defender las islas Canarias y de dominar los mares marroquíes en caso de conflicto. En Canarias debe construirse con urgencia una base aeronaval española que concentre efectivos y recursos útiles para la defensa del archipiélago. Los jóvenes españoles, muchos de ellos ociosos y dedicados por entero al botellón, deben recibir entrenamiento militar, como ocurre en otros países menos necesitados que España de preparación para la defensa.

Los dirigentes españoles lo saben, pero son tan cobardes y traidores a los intereses de España que lo ignoran y prefieren comprar la paz con dinero y concesiones, permitiendo que las exportaciones marroquíes arruinen a los agricultores españoles y que disfruten en los mercados europeos de todas las ventajas, como si Marruecos fuera un país miembro.

Una España fuerte podría practicar con Marruecos la reciprocidad, que es el único lenguaje viril y solvente que el moro respeta, mientras siempre se envalentona ante el débil y el cobarde.

Desde hace décadas, España compra la voluntad de los líderes de Marruecos, a los que proporciona becas para que sus hijos estudien en Europa, pisos en Paris, Roma y otras ciudades y cantidades de dinero, a modo de soborno, que los diputados y senadores no conocen porque son secretas. Esa actitud de sumisión española frente a Marruecos ha convertido a ese país en un chantajista experto al que basta con realizar cualquier gesto amenazante para que la España de los políticos miserables suelte dinero y concesiones.

La vergonzante y cobarde sumisión ante Marruecos no ha sido monopolio de la Izquierda sino que ha sido una bajeza practicada también por la derecha.

Para colmo de males, la existencia en España de un gobierno donde los comunistas se sientan en el Consejo de Ministros ha empujado a Estados Unidos a fortalecer sus lazos con Marruecos y a preferir la alianza con el corrupto sultán de Rabat a mantenerla con Pedro Sánchez, del que no se fía y al que ya magina en negocios internacionales y foros de decisión. Israel también se ha incorporado al club como estrecho aliado de Marruecos.

La alianza entre Estados Unidos y Marruecos es gravemente peligrosa para España, no sólo porque nos margina y empobrece, sino porque fortalece a nuestro peor enemigo y porque los moros se están rearmando eficazmente con la ayuda de Washington.

Francisco Rubiales

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Martes, 8 de Febrero 2022
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