En los Presupuestos para 2014 sube un 27,9% el dinero para partidos políticos. Se pasa de los 66,2 millones de 2013 a los 84,7 del próximo ejercicio, a pesar de que las encuestas reflejan que más del 80 por ciento de los españoles exigen que los partidos políticos y sindicatos dejen de ser financiados con el dinero de los impuestos.
Esa decisión, presente en los presupuestos generales para el año 2014, es una nueva desfachatez, inmoral y antidemocrática, del gobernante Partido Popular, compartida, con toda seguridad, por el PSOE, IU y los partidos nacionalistas, todos ellos siempre dispuestos a apoyar con sus votos las subidas de sueldos a los políticos, el crecimiento de las subvenciones a los partidos y el incremento de privilegios y ventajas para la clase política española, probablemente la mas rechazada y denostada por su propio pueblo en todo Occidente.
Esa generosa financiación de los partidos políticos se hace con el dinero público que el gobierno obtiene de los impuestos que pagan los españoles, los proporcionalmente mas elevados e injustos de toda Europa. descompensados y casi confiscatorios si se tienen en cuenta factores como las bajas pensiones y salarios que cobran los españoles y la baja calidad de los servicios que el Estado ofrece al ciudadano en España, donde se están recortando derechos y servicios básicos como la sanidad, la educación y la protección a los mas débiles.
La injusticia de esa financiación pública a partidos políticos que cada día son mas rechazados por los ciudadanos es especialmente escandalosa y antidemocrática porque las encuestas recogen con especial énfasis la oposición de la inmensa mayoría de los ciudadanos a que los partidos reciban dinero procedente de los impuestos. Esos partidos, financiados con dinero público contra la voluntad popular, figuran como uno de los grandes problemas de la nación, junto con la corrupción de los políticos y la clase política en general.
Esa financiación es una prueba mas de la baja calidad de la democracia española, donde los deseos de la ciudadanía son escandalosamente ignorados por una clase dirigente que debería ser consciente de que la democracia, sin el reconocimiento y el apoyo expreso de los ciudadanos, queda reducida a opresión y oprobio.
Esa decisión, presente en los presupuestos generales para el año 2014, es una nueva desfachatez, inmoral y antidemocrática, del gobernante Partido Popular, compartida, con toda seguridad, por el PSOE, IU y los partidos nacionalistas, todos ellos siempre dispuestos a apoyar con sus votos las subidas de sueldos a los políticos, el crecimiento de las subvenciones a los partidos y el incremento de privilegios y ventajas para la clase política española, probablemente la mas rechazada y denostada por su propio pueblo en todo Occidente.
Esa generosa financiación de los partidos políticos se hace con el dinero público que el gobierno obtiene de los impuestos que pagan los españoles, los proporcionalmente mas elevados e injustos de toda Europa. descompensados y casi confiscatorios si se tienen en cuenta factores como las bajas pensiones y salarios que cobran los españoles y la baja calidad de los servicios que el Estado ofrece al ciudadano en España, donde se están recortando derechos y servicios básicos como la sanidad, la educación y la protección a los mas débiles.
La injusticia de esa financiación pública a partidos políticos que cada día son mas rechazados por los ciudadanos es especialmente escandalosa y antidemocrática porque las encuestas recogen con especial énfasis la oposición de la inmensa mayoría de los ciudadanos a que los partidos reciban dinero procedente de los impuestos. Esos partidos, financiados con dinero público contra la voluntad popular, figuran como uno de los grandes problemas de la nación, junto con la corrupción de los políticos y la clase política en general.
Esa financiación es una prueba mas de la baja calidad de la democracia española, donde los deseos de la ciudadanía son escandalosamente ignorados por una clase dirigente que debería ser consciente de que la democracia, sin el reconocimiento y el apoyo expreso de los ciudadanos, queda reducida a opresión y oprobio.