Muchos, dentro y fuera de España, hablan del fracaso de la sociedad civil española y la mayoría culpa al poder político español, demasiado poderoso y pesado, de que la sociedad civil española esté escuálida y al borde del coma, pero ultimamente están apareciendo evidencias de que también los empresarios españoles, sobre todo los grandes y los dirigentes empresariales, tienen gran parte de culpa por haber abrazado la cultura del miedo, una cultura empresarial sumisa al poder, que dobla fácilmente la espalda si recibe a cambio plusvalas y prebendas.
El empresariado español no sólo se aleja de los viejos principios que les dieron prestigio y dignidad, como la honradez, el juego limpio, el apego a las libertades individuales, el rigor casi calvinista y la independencia ante el poder político, sino que busca ahora la cercanía del poder político y el intervencionismo del gobierno, como lo demuestran decenas de ejemplos sonados de la reciente vida empresarial, entre lso que destacan la OPA de Gas Natural sobre ENDESA, apoyada y hasta pilotada desde la política, o la actitud del empresariado catalán, que, irresponsablemente, busca ventajas y cobijo en sus políticos nacionalistas.
En su comentario económico semanal del domingo 25 de septiembre, Jesús Cacho afirmaba que la democracia y la libertad, antes fusionadas en Occidente, caminan ya separadas. La democracia florece, mientras la libertad retrocede y buena parte de la culpa la tiene el miedo de la clase empresarial.
Tras afirmar que el empresario más rico de España, Emilio Botín, se limita a elogiar la política del gobierno de turno, sea el que sea, y que su hermano siamés en poder y riqueza, Jusús Polanco, es ya paradigma de la colusión entre lo público y lo privado, se pregunta :"¿alguien ha oido a la patronal CEOE preocuparse por la pésima calidad de nuestra democracia, o por la imperiosa necesidad de abordar su regeneración y erradicar la corrupción galopante cuando se van a cumplir 30 años desde la muerte de Franco?".
La sociedad civil española está postrada y el poder político domina el panorama con un insano poder casi absoluto, redeado por una sociedad cobarde cuyos líderes prefieren doblar la espalda ante el poder a defender valores o a exigir, como debieran, una regeneración de la vida política.
Esta misma tesis es la que defiende tercamente Voto en Blanco desde su nacimiento, en mayo de 2004.
El empresariado español no sólo se aleja de los viejos principios que les dieron prestigio y dignidad, como la honradez, el juego limpio, el apego a las libertades individuales, el rigor casi calvinista y la independencia ante el poder político, sino que busca ahora la cercanía del poder político y el intervencionismo del gobierno, como lo demuestran decenas de ejemplos sonados de la reciente vida empresarial, entre lso que destacan la OPA de Gas Natural sobre ENDESA, apoyada y hasta pilotada desde la política, o la actitud del empresariado catalán, que, irresponsablemente, busca ventajas y cobijo en sus políticos nacionalistas.
En su comentario económico semanal del domingo 25 de septiembre, Jesús Cacho afirmaba que la democracia y la libertad, antes fusionadas en Occidente, caminan ya separadas. La democracia florece, mientras la libertad retrocede y buena parte de la culpa la tiene el miedo de la clase empresarial.
Tras afirmar que el empresario más rico de España, Emilio Botín, se limita a elogiar la política del gobierno de turno, sea el que sea, y que su hermano siamés en poder y riqueza, Jusús Polanco, es ya paradigma de la colusión entre lo público y lo privado, se pregunta :"¿alguien ha oido a la patronal CEOE preocuparse por la pésima calidad de nuestra democracia, o por la imperiosa necesidad de abordar su regeneración y erradicar la corrupción galopante cuando se van a cumplir 30 años desde la muerte de Franco?".
La sociedad civil española está postrada y el poder político domina el panorama con un insano poder casi absoluto, redeado por una sociedad cobarde cuyos líderes prefieren doblar la espalda ante el poder a defender valores o a exigir, como debieran, una regeneración de la vida política.
Esta misma tesis es la que defiende tercamente Voto en Blanco desde su nacimiento, en mayo de 2004.