viñeta de www.lakodorniz.com
En Estados Unidos y otros países desarrollados se han bajado los impuestos a los ciudadanos y a las pymes para evitar el cierre de las empresas y estimular la economía ante la feroz crisis que conmueve al mundo entero, pero en España el gobierno avariento e insensato de Zapatero tiene otros métodos: sube veladamente los impuestos y ordena a las fuerzas policiales y de inspección del Estado que recauden cientos de millones a través de denuncias, sanciones y multas.
Como consecuencia de esa insensata avaricia, más de 300 empresas españolas, casi todas pymes y negocios de autónomos, están cerrando cada día, lo que produce casi 3.000 nuevos parados diarios, pero el gobierno de Zapatero se niega a bajar los impuestos para mantener a toda costa el sobrecargado, absurdo e inutil aparato burocrático, con casi tres millones de funcionarios y trecientos mil enchufados y asesores viviendo del presupuesto, cuando hace dos décadas ese ejército estatal superfluo e inútil tenía apenas la mitad de esos efectivos.
Han elevado el IRPF más del cinco por ciento ocultamente, sin que haya existido debate alguno, por miedo a perder votos ante una medida tan impopolar e inadecuada, porque el gobierno se ha negado a deflactar la inflación, como venía haciendo cada año, mientras que se han elevado enormemente las tasas que cobra la administración a los ciudadanos por los servicios que presta, lo que implica una presión fiscal todavía mayor para los españoles.
Las medidas reflejan una avaricia insensata por parte del gobierno, que se niega tercamente a renunciar a ingresos a pesar de la crisis y porque incrementar la presión fiscal en tiempos difíciles equivale a cerrar empresas y a producir desempleados en masa.
La ciudadanía española, ante esa situación injusta e inconveniente para la nación, continúa sometida y se deja esquilmar mansamente, sin protesta ni digna rebeldía.
Como consecuencia de esa insensata avaricia, más de 300 empresas españolas, casi todas pymes y negocios de autónomos, están cerrando cada día, lo que produce casi 3.000 nuevos parados diarios, pero el gobierno de Zapatero se niega a bajar los impuestos para mantener a toda costa el sobrecargado, absurdo e inutil aparato burocrático, con casi tres millones de funcionarios y trecientos mil enchufados y asesores viviendo del presupuesto, cuando hace dos décadas ese ejército estatal superfluo e inútil tenía apenas la mitad de esos efectivos.
Han elevado el IRPF más del cinco por ciento ocultamente, sin que haya existido debate alguno, por miedo a perder votos ante una medida tan impopolar e inadecuada, porque el gobierno se ha negado a deflactar la inflación, como venía haciendo cada año, mientras que se han elevado enormemente las tasas que cobra la administración a los ciudadanos por los servicios que presta, lo que implica una presión fiscal todavía mayor para los españoles.
Las medidas reflejan una avaricia insensata por parte del gobierno, que se niega tercamente a renunciar a ingresos a pesar de la crisis y porque incrementar la presión fiscal en tiempos difíciles equivale a cerrar empresas y a producir desempleados en masa.
La ciudadanía española, ante esa situación injusta e inconveniente para la nación, continúa sometida y se deja esquilmar mansamente, sin protesta ni digna rebeldía.
Comentarios: