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España: gobernados por la ignorancia





Cuando contemplamos a Zapatero hablando en las Cortes, negándose a reconocer la crisis de caballo que padece España, uno tiende a creer que está ante un político arrogante, cuando la verdad es que nos enfrentamos a un ignorante. El análisis correcto es que, cuando ZP se niega a reconocer la existencia de la enorme crisis que nos golpea, cuando nos impone por la fuerza el canon de la SGAE, impopular e injusto, o cuando, en contra de la opinión mayoritaria de la nación, negocia con ETA realizando concesiones indignas o impulsa el insolidario e inconstitucional Estatuto de Cataluña, le llamamos, sin razón, arrogante, porque lo correcto sería llamarlo ignorante.

Ni sabe lo que es la democracia, ni conoce sus reglas, ni tiene idea del respeto que merece el ciudadano, ni conoce la regla de que la voluntad popular es indelegable, ni reconoce que el soberano del sistema es el ciudadano, ni siquiera habrá leído que sin controles ciudadanos, los gobiernos, aunque hayan sido elegidos en las urnas, carecen de legitimidad en democracia.

Por desgracia, no es la arrogancia el principal problema de la España actual, sino la ignorancia. La arrogancia puede remediarse, pero la ignorancia es muy difícil de erradicar. La arrogancia esconde siempre la ignorancia y la incompetencia. Negar la existencia de la crisis es la mejor manera de hacerle frente cuando uno no sabe qué hacer para combatirla. Negociar con ETA como un pardillo, mientras el enemigo terrorista se rearma, o dar vida a un Estatuto catalán que destroza el concepto de igualdad, que mata la solidaridad y que viola la Constitución no es cuestión de arrogancia sino de pura y simple ignorancia, de incapacidad para gobernar, de ejercer un cargo que está muy por encima de las posibilidades personales, intelectuales, políticas y morales, del señor Zapatero.

El drama de la ignorancia se transforma, de manera instantánea y cruel, en una tragedia de "mal gobierno" que suele destrozar a las sociedades que la sufren. Como es lógico, los ignorantes, a la hora de gobernar, tienden siempre a rodearse de otros ignorantes inferiores, de gente todavía menos capaz que él, para evitar que le dejen en ridículo.

El ultimo lunes, el ministro de industria y amigo de Zapatero, Miguel Sebastián, afirmó en el programa 59 segundos de TVE1 que el gobierno no puede hacer nada respecto a la subida de euribor porqué este índice es la competencia exclusiva del Banco Central Europeo, ignorando temerariamente que el Euribor (Europe Interbank Offered Rate) se fija cada día por la Federaciòn Bancaria Europea, en función del interés interbancario de los 64 principales bancos europeos. El Banco Central Europeo no tiene ninguna competencia en este aspecto.

Otro problema típico de la ignorancia en el poder es que suele ser contagiosa y en pocos años es capaz de convertir en ignorante a todo un país, al menos en muchos de sus ámbitos decisivos. De hecho, los periodistas periodistas presentes en el programa de televisión no supieron reaccionar ante la evidente prueba de la incompetencia mas absoluta del ministro y no aclararon el craso error. La duda es si lo hicieron por ignorancia, lo que es probable, o lo hicieron por sumisión, lo que sería todavía más triste y lamentable.

Uno de los lectores de Voto en Blanco, comentando aquella escandalosa intervención del ex-concejal Sebastián, se pregunta: ¿Como puede el ministro de industria de un país miembro de la UE demostrar en publico su incompetencia en un tema tan básico en economía como el euribor, sin sufrir ninguna consecuencia por su estupidez?

Pretender crear una biblioteca exclusiva para mujeres, como ha propuesto la ministra Aído, o gastarse 300.000 euros en reformas superficiales del piso del ministro de Justicia es más ignorancia que arrogancia, lo mismo que es ignorancia practicar la soledad en una cumbre europea por incapacidad para hablar idiomas.

Interpretar el "zapaterismo" desde la óptica de la ignorancia es una clave casi mágica para comprender el presente de España. El apoyo irresponsable al nacionalismo disgregador, mantenerse sentado mientras desfila la bandera de Estados Unidos o tener relaciones preferenciales con gorilas como Castro o Chávez no es ideología, ni arrogancia, sino simple torpeza, escasez de luces, de idiomas y de sofisticación mental. Si hubiera conocido las consecuencias, Zapatero se habría levandado ante la bandera de Estados Unidos y habría evitado sus cuatro tristes años mendigando una entrevista con George W. Bush; si hubiera sabido hablar francés o inglés, tal vez sus amigos internacionales no fueran los gorilas de habla hispana. Así de simple. Así de trágico.

La ignorancia de nuestro gobierno es señera, magnífica y luce como un estandarte que portan al unísono la ministra "miembra", el ministro Solbes, que pretende hacer pasar su ignorante silencio por reflexión circunspecta, y casi todos los miembros del gabinete, patrulla de incompetentes mandados por un cabo chusquero, que no están a la altura.

El problema es que muchos ciudadanos no se dan cuenta de lo que ocurre y se sienten felices gobernados por la simpleza y la pamplina sonriente, quizás porque la ignorancia ya les ha sido contagiada.




   
Jueves, 3 de Julio 2008
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