Genera preocupación y hasta miedo que cientos de miles de españoles se hayan alegrado del asesinato de la política del PP Isabel Carrasco, acribillada a balazos en las calles de León. Pero causa idéntica preocupación y asco contemplar a los políticos pensando solo en castigar ese crimen y perseguir a los que lo han ensalzado en las redes sociales, sin reconocer que algo deben estar haciendo mal para que tantos españoles sientan alegría o indiferencia ante el asesinato de un miembro de "la casta".
Las reacciones dejan claro que España es un país enfermo y que la clase política española, mas que rechazada por causa de la crisis, es ya claramente odiada por culpa de sus errores, arbitrariedades, corrupciones, robos y múltiples canalladas.
Un jóven que defendió la idea de "matar políticos" en las redes sociales ya está detenido y la asesina y su hija cómplice ya están en la cárcel, pero millones de españoles, ante ese hecho, solo ven que son encarcelados aquellos que atentan contra los poderosos , mientras siguen disfrutando de libertad y del dinero robado los muchos políticos y miembros del poder que han saqueado las cajas de ahorro, han estafado a cientos de miles de españoles con las participaciones preferentes, han provocado dolor y suicidios por todo el mapa de España y han robado a manos llenas el erario público. Los ciudadanos ven injusto que los que atentan contra el poder sean castigados y los ladrones con poder vivan en la mas sucia y provocativa impunidad. Esa injusticia clama al cielo y siembre indignación y odio en la sociedad.
Y la gran pregunta que surge en la parte sana de la sociedad española, la que siente vergüenza de unos y de otros, de los que se alegran del crimen y de los políticos que están asesinando impunemente, día tras día, la decencia y la dignidad de la nación española, es ¿Cómo se cura la grave enfermedad española?
La respuesta no es fácil porque el grado de metástasis y de podredumbre del cuerpo español es extremo y sólo podría salvarse si se le practica una terapia de choque tan difícil como dolorosa. La actual clase política tiene que ser reemplazada por gente decente, democrática y digna, dotada de valores y capaces de entender el liderazgo y la política como acciones de generosidad y responsabilidad. Los actuales políticos no sirven porque no son demócratas, ni decentes, ni tienen capacidad de solucionar los dramas de España, que ellos mismos han creado. Es mas que evidente que los que son el problema no pueden ser al mismo tiempo la solución.
Pero la sociedad española también está enferma y es igualmente culpable del drama. Hay que ser muy vil y sucio para aplaudir un asesinato, por muy cabreado que uno esté frente a la injusticia y la arrogancia de "la casta". La sociedad española actual es un mosaico de insensatez y degradación. Los fanáticos y sectarios que perdonan todo a los suyos y odian al contrario conviven con los que desprecian y odian a todos los políticso, que a su vez se mezclan con los que aplauden el crimen, lso que acarician la venganza, los que son consumidos por la envidia y los que se sienten maltratados y víctimas de una clase dirigente que ha construido, con total impunidad, una sociedad nauseabunda e indecente, donde la desigualdad, la arbitrariedad y la corrupción se han adueñado del poder y se han atrincherado en un Estado que ya no es de todos los ciudadnaos, sino de una despreciable casta política que se lo ha apropiado.
Los escándalos, la arrogante impunidad de tipejos como Miguel Blesa, la indiferencia del poder ante los saqueos y la estafa que se han producido en el sistema financiero, la existencia de decenas de miles de políticos incapaces de justificar el origen de su riqueza, velozmente acumulada desde el poder político, y mil brutalidades, abusos de poder y suciedades han creado en España un caldo de odio al político y al que manda que es mas peligroso, contaminante y combustible que un escape de gas en una sala de fumadores.
Muchos pensadores hemos creído hasta ahora aquel principio que decía que "todos los males de la democracia se solucionan con mas democracia", pero yo ya creo que España ha superado demasiadas lineas rojas y que, con todas las luces rojas encendidas en su cuadro de mandos, sólo podrá curarse con una terapia brutal, con un borrón y cuenta nueva que sea capaz de fabricar ciudadanos y de erradicar al sucio y nocivo tipo de político actual, incapaz de anteponer el bien común a sus mezquindades y miserias.
Las reacciones dejan claro que España es un país enfermo y que la clase política española, mas que rechazada por causa de la crisis, es ya claramente odiada por culpa de sus errores, arbitrariedades, corrupciones, robos y múltiples canalladas.
Un jóven que defendió la idea de "matar políticos" en las redes sociales ya está detenido y la asesina y su hija cómplice ya están en la cárcel, pero millones de españoles, ante ese hecho, solo ven que son encarcelados aquellos que atentan contra los poderosos , mientras siguen disfrutando de libertad y del dinero robado los muchos políticos y miembros del poder que han saqueado las cajas de ahorro, han estafado a cientos de miles de españoles con las participaciones preferentes, han provocado dolor y suicidios por todo el mapa de España y han robado a manos llenas el erario público. Los ciudadanos ven injusto que los que atentan contra el poder sean castigados y los ladrones con poder vivan en la mas sucia y provocativa impunidad. Esa injusticia clama al cielo y siembre indignación y odio en la sociedad.
Y la gran pregunta que surge en la parte sana de la sociedad española, la que siente vergüenza de unos y de otros, de los que se alegran del crimen y de los políticos que están asesinando impunemente, día tras día, la decencia y la dignidad de la nación española, es ¿Cómo se cura la grave enfermedad española?
La respuesta no es fácil porque el grado de metástasis y de podredumbre del cuerpo español es extremo y sólo podría salvarse si se le practica una terapia de choque tan difícil como dolorosa. La actual clase política tiene que ser reemplazada por gente decente, democrática y digna, dotada de valores y capaces de entender el liderazgo y la política como acciones de generosidad y responsabilidad. Los actuales políticos no sirven porque no son demócratas, ni decentes, ni tienen capacidad de solucionar los dramas de España, que ellos mismos han creado. Es mas que evidente que los que son el problema no pueden ser al mismo tiempo la solución.
Pero la sociedad española también está enferma y es igualmente culpable del drama. Hay que ser muy vil y sucio para aplaudir un asesinato, por muy cabreado que uno esté frente a la injusticia y la arrogancia de "la casta". La sociedad española actual es un mosaico de insensatez y degradación. Los fanáticos y sectarios que perdonan todo a los suyos y odian al contrario conviven con los que desprecian y odian a todos los políticso, que a su vez se mezclan con los que aplauden el crimen, lso que acarician la venganza, los que son consumidos por la envidia y los que se sienten maltratados y víctimas de una clase dirigente que ha construido, con total impunidad, una sociedad nauseabunda e indecente, donde la desigualdad, la arbitrariedad y la corrupción se han adueñado del poder y se han atrincherado en un Estado que ya no es de todos los ciudadnaos, sino de una despreciable casta política que se lo ha apropiado.
Los escándalos, la arrogante impunidad de tipejos como Miguel Blesa, la indiferencia del poder ante los saqueos y la estafa que se han producido en el sistema financiero, la existencia de decenas de miles de políticos incapaces de justificar el origen de su riqueza, velozmente acumulada desde el poder político, y mil brutalidades, abusos de poder y suciedades han creado en España un caldo de odio al político y al que manda que es mas peligroso, contaminante y combustible que un escape de gas en una sala de fumadores.
Muchos pensadores hemos creído hasta ahora aquel principio que decía que "todos los males de la democracia se solucionan con mas democracia", pero yo ya creo que España ha superado demasiadas lineas rojas y que, con todas las luces rojas encendidas en su cuadro de mandos, sólo podrá curarse con una terapia brutal, con un borrón y cuenta nueva que sea capaz de fabricar ciudadanos y de erradicar al sucio y nocivo tipo de político actual, incapaz de anteponer el bien común a sus mezquindades y miserias.