El reconocimiento de los derechos de Marruecos sobre en Sáhara Occidental y la traición al pueblo saharaui no es la única suciedad de Pedro Sánchez en sus relaciones con Marruecos. A ese giro histórico e indigno de la política española hay que agregar la lluvia de dinero español entregado a Marruecos, el mantenimiento con pagas y pensiones de cientos de miles de marroquíes en España, el silencio sobre los abundantes crímenes, violaciones y agresiones de ciudadanos marroquíes en España, el mantenimiento de decenas de miles de “menas” (menores no acompañados) procedentes de Marruecos, las grandes ventajas para los productos agrícolas de Marruecos, que están arruinando a los agricultores españoles y toda una batería de concesiones a Marruecos y a su clase dirigente ocultadas por el sanchismo a los españoles.
Entre esas concesiones y ayudas ocultas figuran trasvases de información, el pago de residencias y becas para marroquíes en Europa y ayudas de todo tipo, incluso militares, no reveladas a la opinión pública.
España compra con dádivas y privilegios no revelados a la clase política marroquí y fortalece su economía y capacidad de defensa, mientras ignora que ese país es un mayor enemigo potencial de España.
Marruecos se rearma y parece prepararse para una guerra, no sólo adquiriendo armamento moderno y reforzando y entrenando a su Ejército, sino también asegurándose la protección y alianza de potencias tan fuertes como Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña.
Cuando un país se rearma siempre lo hace pensando en la guerra. Lo demás son monsergas y estupideces. Los expertos repiten que el rearme siempre debe entenderse como la antesala del conflicto.
España y Argelia son los dos países que deben sentirse más amenazados por el Marruecos rearmado. Con España Marruecos mantiene un conflicto enconado porque Rabat quiere arrebatar a España las ciudades de Ceuta y Melilla, situadas en su costa norte, que pertenecen a España desde antes de que Marruecos existiera como nación. Con Argelia, Marruecos mantiene un conflicto permanente, que ya tuvo un episodio de guerra abierta en octubre de 1963, conocido como "La guerra de las arenas", que estalló tras varios meses de incidentes y se inició en la zona argelina de Tinduf y Hassi Beida y posteriormente se extendió a Figuig, en Marruecos. La lucha entre ambos países finalizó el 5 de noviembre, logrando así la Organización para la Unidad Africana un alto el fuego el 20 de febrero de 1964, dejando las fronteras sin cambios.
España acoge a una colonia marroquí muy numerosa, que ya supera el millón de individuos. Esa colonia, en su mayoría de jóvenes en edad militar y de procrear, con muchos elementos conflictivos que se dedican a vivir sin trabajar y entre los que hay muchos delincuentes que roban y violan, constituye una quinta columna en el seno de España, muy peligrosa en caso de conflicto.
Un informe del Instituto de Seguridad y Cultura alerta de que el rearme militar de Marruecos y la creciente amistad entre Marruecos y Estados Unidos amenazan la integridad de España.
El plan de rearme de Marruecos incluye un gasto de 22.000 millones de dólares, todo un programa amenazante que choca directamente con los intereses de Argelia en la región y con España en segundo lugar.
Las compras son masivas, con Estados Unidos como principal proveedor, e incluyen cazas modernos, carros de combate T-72M, barcos de guerra, drones, lanzadores, misiles anti barcos, anti carros y municiones.
España, que es un país directamente amenazado, contribuye estúpidamente al rearme marroquí aportándole armas y equipos, ente ellos una moderna patrullera, eficaz para el dominio de aguas del Estrecho y de los aledaños de Canarias.
Ante este panorama, la sumisión del presidente del gobierno de España a Marruecos exaspera a los estrategas y militares españoles e inquieta a los analistas y ciudadanos bien informados, muchos de los cuales creen que España debe responder al rearme marroquí con un rearme propio orientado a neutralizar sus armas.
Numerosos dirigentes marroquíes, entre ellos el presidente del Senado, han declarado que las ciudades de Ceuta y Melilla deben ser "liberadas",
El proyecto de construir un túnel bajo el estrecho que una a Europa con África, de gran valor estratégico para Estados Unidos y la OTAN, preocupados por la fuerte influencia de Rusia y China en el continente africano, incide poderosamente en las actuales relaciones hispano-marroquíes, los dos países que acogerán los dos extremos del túnel. Si ese proyecto prospera, evitaría que el conflicto entre España y Marruecos estallara en los próximos años, pero se tratará sólo de un aplazamiento de las amenazas.
Todo indica que las relaciones entre España y Marruecos están en un periodo de calma porque a Marruecos le interesa que el "amigo" Pedro Sánchez siga gobernando.
Francisco Rubiales
Entre esas concesiones y ayudas ocultas figuran trasvases de información, el pago de residencias y becas para marroquíes en Europa y ayudas de todo tipo, incluso militares, no reveladas a la opinión pública.
España compra con dádivas y privilegios no revelados a la clase política marroquí y fortalece su economía y capacidad de defensa, mientras ignora que ese país es un mayor enemigo potencial de España.
Marruecos se rearma y parece prepararse para una guerra, no sólo adquiriendo armamento moderno y reforzando y entrenando a su Ejército, sino también asegurándose la protección y alianza de potencias tan fuertes como Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña.
Cuando un país se rearma siempre lo hace pensando en la guerra. Lo demás son monsergas y estupideces. Los expertos repiten que el rearme siempre debe entenderse como la antesala del conflicto.
España y Argelia son los dos países que deben sentirse más amenazados por el Marruecos rearmado. Con España Marruecos mantiene un conflicto enconado porque Rabat quiere arrebatar a España las ciudades de Ceuta y Melilla, situadas en su costa norte, que pertenecen a España desde antes de que Marruecos existiera como nación. Con Argelia, Marruecos mantiene un conflicto permanente, que ya tuvo un episodio de guerra abierta en octubre de 1963, conocido como "La guerra de las arenas", que estalló tras varios meses de incidentes y se inició en la zona argelina de Tinduf y Hassi Beida y posteriormente se extendió a Figuig, en Marruecos. La lucha entre ambos países finalizó el 5 de noviembre, logrando así la Organización para la Unidad Africana un alto el fuego el 20 de febrero de 1964, dejando las fronteras sin cambios.
España acoge a una colonia marroquí muy numerosa, que ya supera el millón de individuos. Esa colonia, en su mayoría de jóvenes en edad militar y de procrear, con muchos elementos conflictivos que se dedican a vivir sin trabajar y entre los que hay muchos delincuentes que roban y violan, constituye una quinta columna en el seno de España, muy peligrosa en caso de conflicto.
Un informe del Instituto de Seguridad y Cultura alerta de que el rearme militar de Marruecos y la creciente amistad entre Marruecos y Estados Unidos amenazan la integridad de España.
El plan de rearme de Marruecos incluye un gasto de 22.000 millones de dólares, todo un programa amenazante que choca directamente con los intereses de Argelia en la región y con España en segundo lugar.
Las compras son masivas, con Estados Unidos como principal proveedor, e incluyen cazas modernos, carros de combate T-72M, barcos de guerra, drones, lanzadores, misiles anti barcos, anti carros y municiones.
España, que es un país directamente amenazado, contribuye estúpidamente al rearme marroquí aportándole armas y equipos, ente ellos una moderna patrullera, eficaz para el dominio de aguas del Estrecho y de los aledaños de Canarias.
Ante este panorama, la sumisión del presidente del gobierno de España a Marruecos exaspera a los estrategas y militares españoles e inquieta a los analistas y ciudadanos bien informados, muchos de los cuales creen que España debe responder al rearme marroquí con un rearme propio orientado a neutralizar sus armas.
Numerosos dirigentes marroquíes, entre ellos el presidente del Senado, han declarado que las ciudades de Ceuta y Melilla deben ser "liberadas",
El proyecto de construir un túnel bajo el estrecho que una a Europa con África, de gran valor estratégico para Estados Unidos y la OTAN, preocupados por la fuerte influencia de Rusia y China en el continente africano, incide poderosamente en las actuales relaciones hispano-marroquíes, los dos países que acogerán los dos extremos del túnel. Si ese proyecto prospera, evitaría que el conflicto entre España y Marruecos estallara en los próximos años, pero se tratará sólo de un aplazamiento de las amenazas.
Todo indica que las relaciones entre España y Marruecos están en un periodo de calma porque a Marruecos le interesa que el "amigo" Pedro Sánchez siga gobernando.
Francisco Rubiales