El fascismo no consiste, como creen los descerebrados españoles, en votar y apoyar a la derecha, sino en poner al Estado por encima del individuo, que no tendría nada que buscar fuera del Estado, dado que todo le sería dado por éste. En el fascismo, las libertades y derechos individuales quedan suprimidos ante el protagonismo avasallador del Estado y de sus administradores. Es lo que promueven el PSOE y Podemos, desde ópticas totalitarias.
Al igual que hacen las mafias, a cambio de protección, el Estado fascista sólo exige de los ciudadanos (más bien súbditos) obediencia ciega y la renuncia a pensar por cuenta propia. Es también lo que ha construido en España el PP cuando ha gobernado, demostrando que desprecia los viejos principios liberales que sustentan a la derecha y que se ha dejado contaminar y dominar por la socialdemocracia.
La mal llamada "democracia española" es un auténtico "fascismo camuflado" porque el Estado lo controla todo a través del gobierno y de los partidos políticos y porque el sistema está pervertido, de manera que los políticos controlan los tres poderes básicos del Estado, la economía, la sociedad civil, la mayoría de los medios de comunicación y hasta el pensamiento, sin dejar apenas espacios para la libertad individual y la iniciativa privada.
Si dices verdades como que "si existiera una Fiscalía y un Poder Judicial independiente el gobierno de Sánchez ya no existiría", te llaman fascista, cuando simplemente aplicas el criterio constitucional, que proclama la separación de los poderes básicos del Estados y el castigo de los que violan las leyes.
El fascismo regresa como lo hace siempre, de la mano del miedo, reprimiendo, cargado de intolerancia, utilizando el poder para reprimir la libertad, acosando a los librepensadores, con un Estado cada vez más fuerte, alimentado con falsas promesas y engaños por la tribu de los totalitarios, lobos con piel de oveja. Cada vez que un país retrocede y se hunde, surge el fascismo y ese fascismo, a su vez, alimenta la decadencia y la carrera hacia el desastre.
El fascismo retorna y avanza por todas las esquinas y caminos. Lo hace ocultando su ADN porque carece de prestigio, pero está vivo y con ganas de aplastar. Los nacionalismos catalán, vasco y español, así como el estatismo de Podemos y el PSOE bajo la mano de Pedro Sánchez, son fascismos. El "Duce" subscribiría muchos de las actuaciones y comentarios del actual gobierno, pero ellos, dentro de su pobreza ideológica, no ven o no quieren ver sus rasgos fascistas.
El fascismo puede definirse como la acumulación de todo el poder por parte del líder, del partido y de sus secuaces, transformándose todos en una "banda" que se apodera del Estado que abusa del poder y que no tolera la existencia de un sólo gramo de libertad, independencia y pensamiento. Es lo que refleja el "sanchismo", con miedo al voto popular y apoyado por la escoria más radical, incluyendo a amigos del terrorismo.
¿Qué más da que sea rojo, azul o negro, cuando lo único importante es que el fascismo acapara todo el poder y sus seguidores son capaces de cualquier cosa con tal de conservarlo y de impedir que exista libertad y vida fuera del mundo férreo que ellos controlan?
El antídoto frente al fascismo es un cóctel de libertades y derechos que han sido conquistados por la Humanidad con esfuerzo y sangre, algo que cada día se muere más en España: el libre pensamiento, la libertad individual, el respeto a las leyes, la tolerancia, la participación en las decisiones, la democracia, el predominio del ciudadano, el respeto a la voluntad popular, la decencia y el castigo más duro para los corruptos y criminales que se atrincheran en el Estado....
A la vacuna contra el fascismo la llamamos "decencia" y "libertad".
Francisco Rubiales
Al igual que hacen las mafias, a cambio de protección, el Estado fascista sólo exige de los ciudadanos (más bien súbditos) obediencia ciega y la renuncia a pensar por cuenta propia. Es también lo que ha construido en España el PP cuando ha gobernado, demostrando que desprecia los viejos principios liberales que sustentan a la derecha y que se ha dejado contaminar y dominar por la socialdemocracia.
La mal llamada "democracia española" es un auténtico "fascismo camuflado" porque el Estado lo controla todo a través del gobierno y de los partidos políticos y porque el sistema está pervertido, de manera que los políticos controlan los tres poderes básicos del Estado, la economía, la sociedad civil, la mayoría de los medios de comunicación y hasta el pensamiento, sin dejar apenas espacios para la libertad individual y la iniciativa privada.
Si dices verdades como que "si existiera una Fiscalía y un Poder Judicial independiente el gobierno de Sánchez ya no existiría", te llaman fascista, cuando simplemente aplicas el criterio constitucional, que proclama la separación de los poderes básicos del Estados y el castigo de los que violan las leyes.
El fascismo regresa como lo hace siempre, de la mano del miedo, reprimiendo, cargado de intolerancia, utilizando el poder para reprimir la libertad, acosando a los librepensadores, con un Estado cada vez más fuerte, alimentado con falsas promesas y engaños por la tribu de los totalitarios, lobos con piel de oveja. Cada vez que un país retrocede y se hunde, surge el fascismo y ese fascismo, a su vez, alimenta la decadencia y la carrera hacia el desastre.
El fascismo retorna y avanza por todas las esquinas y caminos. Lo hace ocultando su ADN porque carece de prestigio, pero está vivo y con ganas de aplastar. Los nacionalismos catalán, vasco y español, así como el estatismo de Podemos y el PSOE bajo la mano de Pedro Sánchez, son fascismos. El "Duce" subscribiría muchos de las actuaciones y comentarios del actual gobierno, pero ellos, dentro de su pobreza ideológica, no ven o no quieren ver sus rasgos fascistas.
El fascismo puede definirse como la acumulación de todo el poder por parte del líder, del partido y de sus secuaces, transformándose todos en una "banda" que se apodera del Estado que abusa del poder y que no tolera la existencia de un sólo gramo de libertad, independencia y pensamiento. Es lo que refleja el "sanchismo", con miedo al voto popular y apoyado por la escoria más radical, incluyendo a amigos del terrorismo.
¿Qué más da que sea rojo, azul o negro, cuando lo único importante es que el fascismo acapara todo el poder y sus seguidores son capaces de cualquier cosa con tal de conservarlo y de impedir que exista libertad y vida fuera del mundo férreo que ellos controlan?
El antídoto frente al fascismo es un cóctel de libertades y derechos que han sido conquistados por la Humanidad con esfuerzo y sangre, algo que cada día se muere más en España: el libre pensamiento, la libertad individual, el respeto a las leyes, la tolerancia, la participación en las decisiones, la democracia, el predominio del ciudadano, el respeto a la voluntad popular, la decencia y el castigo más duro para los corruptos y criminales que se atrincheran en el Estado....
A la vacuna contra el fascismo la llamamos "decencia" y "libertad".
Francisco Rubiales