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En Europa y Estados Unidos están cada día más sorprendidos y preocupados ante la gestión del gobierno español ante la crisis: en lugar de austeridad, gasto, en vez de bajar impuestos, subirlos, mientras se contratan más funcionarios, se dispara el gasto público, se empeña hasta el 30 por ciento de la riqueza nacional en medidas de socorro que no surten efecto alguno y se abandonan a las empresas a su suerte, sin hacer nada para evitar que cierren en masa. El resultado es aterrador: el número de parados crece vertiginosamente y la economía se hunde ante una crisis que en España, por culpa del mal gobierno, es más letal que en cualquier otro lugar del mundo.
Ante las sorprendentes medidas adoptadas y ante el error persistente de los que mandan, muchos se preguntan ya si España está gobernada por una casta política irresponsable o si el gobierno está fuera de control. Quien quiera saber el grado de preocupación que existe en Europa sobre el liderazgo de Zapatero España que escuche los comentarios que hace Joaquín Almunia en privado, o los diagnósticos casi apocalípticos de Felipe González.
La prensa destaca hoy que el 20 por ciento de los españoles viven ya por debajo del umbral de la pobreza, todo un miserable "record" para los fracasados gobernantes españoles, pero Zapatero y su gobierno sonrien y exhiben la imagen del esperpento y del surrealismo español más puro: mientras España se hunde con sus empresas cerrando en masa y fabricando desempleados y pobres a ritmo de vértigo, ellos se sienten felices y triunfadores porque la inflación desciende y ya está en el 2.4 por ciento, el nivel más bajo desde agosto de 2007.
La imagen del ZP sonriente ante el desastre de España es tan ridícula y absurda como la de un pavo real haciendo la corte y luciendo su hermosa cola en la cubierta del Titanic, ya inclinada y descendiendo hacia el abismo. Rosa Diéz dice con razón que el presidente está en una burbuja de soberbia y que solo escucha a los que le adulan y le doran la píldora, aunque diga estupideces.
Desde el gobierno explican el descenso de la inflación como un "éxito" de sus estrategias económicas inexistentes y lo atribuyen a la bajada del precio del petróleo y de algunos alimentos, pero mienten una vez más y ocultan que el factor decisivo para que bajen los precios es que la economía española huele a cadaver y que el rigor mortis ya se refleja en el rostro de este país mal gobernado.
La economía española está tan paralizada que los precios no tienen más remedio que bajar. Los comerciantes no venden y bajan los precios desesperadamente para ver si pescan a algún comprador. Lo mismo hacen los fabricantes de automóviles, las inmobiliarias y comienzan a hacerlo también las empresas de servicios. El mercado español es cada día más un cementerio y Zapatero y su gobierno están haciendo la triste labor del enterrador..
Mientras la economía española se hunde, el gobierno sigue exhibiendo una descorazonadora y dañina mezcla de arrogancia, avaricia y alienación. Suben los impuestos y ahora también subirán la cuantía de las multas de tráfico. Están desesperados y quieren sacar dinero como sea, incluso exprimiendo todavía más al asustado ciudadano.
No pueden gobernar con eficiencia no solo porque son torpes y arrogantes, sino porque desconocen el mundo del ciudadano, del que viven a años luz de distancia. Ellos, como nuevos amos, habitan en una burbuja de lujo y seguridad, rodeados de gualdaespaldas, con sueldos altos que están blindados ante la crisis, subidos en coches oficiales, con gasolina pública gratis, con tarjetas de crédito oficiales y ajenos por completo al avance constante de la pobreza y de la inseguridad que padecen los ciudadanos españoles en sus ciudades y pueblos, unos ciudadanos que ya no perciben la democracia y que se sienten cada día más "súbditos".
Mientras la nave hace agua y se hunde, los políticos gobernantes españoles siguen negándose a aplicar la única receta que salvaría el barco común: bajada de impuestos y créditos blandos a las empresas, la única forma de evitar que las empresas cierren a centenares y que España sea el país de la OCDE que más parados y pobres fabrica cada día, todo un "éxito" del gobierno de ZP.
Ante las sorprendentes medidas adoptadas y ante el error persistente de los que mandan, muchos se preguntan ya si España está gobernada por una casta política irresponsable o si el gobierno está fuera de control. Quien quiera saber el grado de preocupación que existe en Europa sobre el liderazgo de Zapatero España que escuche los comentarios que hace Joaquín Almunia en privado, o los diagnósticos casi apocalípticos de Felipe González.
La prensa destaca hoy que el 20 por ciento de los españoles viven ya por debajo del umbral de la pobreza, todo un miserable "record" para los fracasados gobernantes españoles, pero Zapatero y su gobierno sonrien y exhiben la imagen del esperpento y del surrealismo español más puro: mientras España se hunde con sus empresas cerrando en masa y fabricando desempleados y pobres a ritmo de vértigo, ellos se sienten felices y triunfadores porque la inflación desciende y ya está en el 2.4 por ciento, el nivel más bajo desde agosto de 2007.
La imagen del ZP sonriente ante el desastre de España es tan ridícula y absurda como la de un pavo real haciendo la corte y luciendo su hermosa cola en la cubierta del Titanic, ya inclinada y descendiendo hacia el abismo. Rosa Diéz dice con razón que el presidente está en una burbuja de soberbia y que solo escucha a los que le adulan y le doran la píldora, aunque diga estupideces.
Desde el gobierno explican el descenso de la inflación como un "éxito" de sus estrategias económicas inexistentes y lo atribuyen a la bajada del precio del petróleo y de algunos alimentos, pero mienten una vez más y ocultan que el factor decisivo para que bajen los precios es que la economía española huele a cadaver y que el rigor mortis ya se refleja en el rostro de este país mal gobernado.
La economía española está tan paralizada que los precios no tienen más remedio que bajar. Los comerciantes no venden y bajan los precios desesperadamente para ver si pescan a algún comprador. Lo mismo hacen los fabricantes de automóviles, las inmobiliarias y comienzan a hacerlo también las empresas de servicios. El mercado español es cada día más un cementerio y Zapatero y su gobierno están haciendo la triste labor del enterrador..
Mientras la economía española se hunde, el gobierno sigue exhibiendo una descorazonadora y dañina mezcla de arrogancia, avaricia y alienación. Suben los impuestos y ahora también subirán la cuantía de las multas de tráfico. Están desesperados y quieren sacar dinero como sea, incluso exprimiendo todavía más al asustado ciudadano.
No pueden gobernar con eficiencia no solo porque son torpes y arrogantes, sino porque desconocen el mundo del ciudadano, del que viven a años luz de distancia. Ellos, como nuevos amos, habitan en una burbuja de lujo y seguridad, rodeados de gualdaespaldas, con sueldos altos que están blindados ante la crisis, subidos en coches oficiales, con gasolina pública gratis, con tarjetas de crédito oficiales y ajenos por completo al avance constante de la pobreza y de la inseguridad que padecen los ciudadanos españoles en sus ciudades y pueblos, unos ciudadanos que ya no perciben la democracia y que se sienten cada día más "súbditos".
Mientras la nave hace agua y se hunde, los políticos gobernantes españoles siguen negándose a aplicar la única receta que salvaría el barco común: bajada de impuestos y créditos blandos a las empresas, la única forma de evitar que las empresas cierren a centenares y que España sea el país de la OCDE que más parados y pobres fabrica cada día, todo un "éxito" del gobierno de ZP.
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