Dos desquiciados inconscientes contra España
Aunque no puede convocar elecciones anticipadas ahora, con una moción de censura en marcha, si puede garantizar que lo hará en el primer momento posible, lo que probablemente desactivaría la frívola y antiespañola jugada de los socialistas, que no han activado la moción para convocar elecciones, como afirmaron al principio, sino para gobernar.
España atraviesa momentos decisivos porque la inestabilidad entra en escena en el peor momento, cuando el independentismo nazi catalán está lanzado hacia la conquista del poder. Rajoy lo sabe y con ese argumento pretende seguir gobernando, otra locura inconsciente y suicida porque ignora que la condena por corrupción que ha recibido el PP inhabilita a su gobierno para seguir al frente de la nación española.
La situación es terrible porque condena al pueblo a la pasividad en unos momentos en los que los ciudadanos y las urnas deben tener el protagonismo y la llave para enderezar el rumbo de España, obligada por sus pésimos políticos a optar entre un inepto desorientado y ambicioso (Pedro Sánchez), que sólo quiere gobernar a costa de lo que sea, y un pendejo insensible y arrogante (Rajoy), que no se da cuenta que su momento ya ha pasado y que la corrupción ha arruinado su vida política por completo.
Sanchez quiere gobernar como sea, incluso con su exiguo número de diputados (84) y en plena decadencia de su partido, gracias a una jugada de ajedrez político, sin el apoyo del pueblo, sin darse cuenta que la inmensa mayoría de los españoles quiere impedir la tragedia de que Sánchez sea nuestro presidente, aupado por su alianza con el independentismo antiespañol catalán y vasco.
Lo peor del drama y lo que coloca a España en peligro de perecer es que ni Rajoy ni Sánchez entienden su situación, ni tienen capacidad de comprender lo que el país necesita en estos momentos. Sánchez debe renunciar a tomar el poder aliado con los peores enemigos de España y Rajoy tiene que convocar elecciones anticipadas y comprender que él y su partido están moribundos y destrozados por la corrupción. La imbecilidad, la ambición y la inconsciencia convierten a uno y otro en verdaderos peligros para España y para la cordura.
Ni siquiera entienden que el PP y el PSOE están igualados y empatan en corrupción y miseria. El PP ha sido condenado, pero el PSOE lo será pronto, probablemente por culpa de la gran estafa de los EREs mafiosos andaluces, que está siendo juzgada por los tribunales. El partido de Rajoy está de corrupción hasta las cejas; el de Sánchez también. El PP es culpable de la tragedia catalana por haber permitido a los nazis catalanes todo tipo de desmanes y abusos; el PSOE también. Uno y otro están moralmente inhabilitados para tener el timón de España en sus manos porque siempre que lo tuvieron en el pasado encallaron el barco en los escollos y nos condujeron al infierno.
Estamos en una encrucijada perversa en la que nos quieren obligar a elegir entre un político infectado por la corrupción (Rajoy) y un ambicioso desquiciado (Sánchez), miembro de otro partido podrido y al que con tal de gobernar no le importa aliarse con los peores enemigos de España.
Es obvio que en esa coyuntura infernal la mejor salida es poner el poder en manos del pueblo y proceder a votar.
Ojalá nuestros principales políticos, convertidos en seres obtusos por la corrupción y la lejanía de la democracia y del pueblo, entiendan que deben convocar elecciones anticipadas, no solo para evitarnos una presidencia sostenida por el independentismo nazi-fascista catalán y vasco, sino porque la inmensa corrupción de los dos grandes partidos les inhabilitan para gobernar una nación democrática europea.
Francisco Rubiales
España atraviesa momentos decisivos porque la inestabilidad entra en escena en el peor momento, cuando el independentismo nazi catalán está lanzado hacia la conquista del poder. Rajoy lo sabe y con ese argumento pretende seguir gobernando, otra locura inconsciente y suicida porque ignora que la condena por corrupción que ha recibido el PP inhabilita a su gobierno para seguir al frente de la nación española.
La situación es terrible porque condena al pueblo a la pasividad en unos momentos en los que los ciudadanos y las urnas deben tener el protagonismo y la llave para enderezar el rumbo de España, obligada por sus pésimos políticos a optar entre un inepto desorientado y ambicioso (Pedro Sánchez), que sólo quiere gobernar a costa de lo que sea, y un pendejo insensible y arrogante (Rajoy), que no se da cuenta que su momento ya ha pasado y que la corrupción ha arruinado su vida política por completo.
Sanchez quiere gobernar como sea, incluso con su exiguo número de diputados (84) y en plena decadencia de su partido, gracias a una jugada de ajedrez político, sin el apoyo del pueblo, sin darse cuenta que la inmensa mayoría de los españoles quiere impedir la tragedia de que Sánchez sea nuestro presidente, aupado por su alianza con el independentismo antiespañol catalán y vasco.
Lo peor del drama y lo que coloca a España en peligro de perecer es que ni Rajoy ni Sánchez entienden su situación, ni tienen capacidad de comprender lo que el país necesita en estos momentos. Sánchez debe renunciar a tomar el poder aliado con los peores enemigos de España y Rajoy tiene que convocar elecciones anticipadas y comprender que él y su partido están moribundos y destrozados por la corrupción. La imbecilidad, la ambición y la inconsciencia convierten a uno y otro en verdaderos peligros para España y para la cordura.
Ni siquiera entienden que el PP y el PSOE están igualados y empatan en corrupción y miseria. El PP ha sido condenado, pero el PSOE lo será pronto, probablemente por culpa de la gran estafa de los EREs mafiosos andaluces, que está siendo juzgada por los tribunales. El partido de Rajoy está de corrupción hasta las cejas; el de Sánchez también. El PP es culpable de la tragedia catalana por haber permitido a los nazis catalanes todo tipo de desmanes y abusos; el PSOE también. Uno y otro están moralmente inhabilitados para tener el timón de España en sus manos porque siempre que lo tuvieron en el pasado encallaron el barco en los escollos y nos condujeron al infierno.
Estamos en una encrucijada perversa en la que nos quieren obligar a elegir entre un político infectado por la corrupción (Rajoy) y un ambicioso desquiciado (Sánchez), miembro de otro partido podrido y al que con tal de gobernar no le importa aliarse con los peores enemigos de España.
Es obvio que en esa coyuntura infernal la mejor salida es poner el poder en manos del pueblo y proceder a votar.
Ojalá nuestros principales políticos, convertidos en seres obtusos por la corrupción y la lejanía de la democracia y del pueblo, entiendan que deben convocar elecciones anticipadas, no solo para evitarnos una presidencia sostenida por el independentismo nazi-fascista catalán y vasco, sino porque la inmensa corrupción de los dos grandes partidos les inhabilitan para gobernar una nación democrática europea.
Francisco Rubiales