Sanchez fue invitado a intervenir en el foro de Davos, el que ahora le señala como el gran corrupto.
La noticia acaba de saltar a los medios, aunque la mayoría la oculta porque el gobierno los ha comprado y corrompido, como ha hecho con gran parte de las instituciones y de la sociedad española: España es el país del euro con mayor riesgo por corrupción
La información que los medios españoles comprados con dinero público presentan a un Sánchez en Davos valiente y atrevido, que pide inversiones y que exagera y causa risa prometiendo que luchará contra las derechas del mismo modo que los ucranianos luchan contra los rusos.
Los líderes de Davos, se asuntan ante la realidad de España y saben que si invierten en la parcela de Sánchez serán desplumados con los impuestos más elevados de toda Europa y con burocracias inaguantables. En Davos saben medir la corrupción española incluyendo el factor moral, que es decisivo y más grave que la monetaria. Robar dinero público es terrible, pero es fácilmente reparable si se devuelve el botín. Sin embargo, otorgar contratos y subvenciones a los amigos, marginar al adversario, financiar a los golpistas, indultar a delincuentes, bajar las penas por malversación, suprimir el delito de sedición, mentir a diario, incumplir las promesas y gobernar con partidos corrompidos hasta el tuétano, algunos totalitarios y enemigos de España, esa corrupción penetra en las venas y tarda décadas en desaparecer.
El descrédito de la España de Sánchez no se oculta fácilmente en un foro como Davos. Allí se sabe que la corrupción moral del sanchismo es cien veces peor que la del corrupto que se enriquece con dinero porque destruye los fundamentos morales de la nación y convierte España en una pocilga.
España es hoy un basurero utilizado como gallinero de acobardados, cuando hace poco era un país admirado en todo el mundo por su valentía y empuje, precisamente porque la corrupción de los políticos ha destrozada el alma de la nación y ha convertido a sus ciudadanos en borregos atolondrados, adictos a las subvenciones y desarmados de valores, que desconocen la verdad y ni siquiera saben hacia donde sopla el viento de la Historia.
Los de Davos, como corresponde al mundo de los grandes negocios, conocen la verdadera faz de la España de Sánchez, transformada desde el poder político en un país dividido, desigual, mal gobernado, dramáticamente endeudado y sin salida visible.
Solo gran parte de los españoles, sometidos a un bombardeo constante de propaganda y de mentiras desde el gobierno, desconocen la verdad sobre su país.
De hecho, la España socialista-comunista que gobierna Sánchez es hoy el laboratorio donde el poder mundial está comprobando hasta donde puede aguantar un pueblo sometido a la ignominia, el abuso, la mentira, el deterioro de la democracia y la opresión. Y los resultados están siendo sorprendentes porque nadie entre los grandes poderosos ocultos esperaba que el español aguantara tanto sin salir a las calles para expulsar a los depredadores que se han apoderado de su Estado.
Francisco Rubiales
La información que los medios españoles comprados con dinero público presentan a un Sánchez en Davos valiente y atrevido, que pide inversiones y que exagera y causa risa prometiendo que luchará contra las derechas del mismo modo que los ucranianos luchan contra los rusos.
Los líderes de Davos, se asuntan ante la realidad de España y saben que si invierten en la parcela de Sánchez serán desplumados con los impuestos más elevados de toda Europa y con burocracias inaguantables. En Davos saben medir la corrupción española incluyendo el factor moral, que es decisivo y más grave que la monetaria. Robar dinero público es terrible, pero es fácilmente reparable si se devuelve el botín. Sin embargo, otorgar contratos y subvenciones a los amigos, marginar al adversario, financiar a los golpistas, indultar a delincuentes, bajar las penas por malversación, suprimir el delito de sedición, mentir a diario, incumplir las promesas y gobernar con partidos corrompidos hasta el tuétano, algunos totalitarios y enemigos de España, esa corrupción penetra en las venas y tarda décadas en desaparecer.
El descrédito de la España de Sánchez no se oculta fácilmente en un foro como Davos. Allí se sabe que la corrupción moral del sanchismo es cien veces peor que la del corrupto que se enriquece con dinero porque destruye los fundamentos morales de la nación y convierte España en una pocilga.
España es hoy un basurero utilizado como gallinero de acobardados, cuando hace poco era un país admirado en todo el mundo por su valentía y empuje, precisamente porque la corrupción de los políticos ha destrozada el alma de la nación y ha convertido a sus ciudadanos en borregos atolondrados, adictos a las subvenciones y desarmados de valores, que desconocen la verdad y ni siquiera saben hacia donde sopla el viento de la Historia.
Los de Davos, como corresponde al mundo de los grandes negocios, conocen la verdadera faz de la España de Sánchez, transformada desde el poder político en un país dividido, desigual, mal gobernado, dramáticamente endeudado y sin salida visible.
Solo gran parte de los españoles, sometidos a un bombardeo constante de propaganda y de mentiras desde el gobierno, desconocen la verdad sobre su país.
De hecho, la España socialista-comunista que gobierna Sánchez es hoy el laboratorio donde el poder mundial está comprobando hasta donde puede aguantar un pueblo sometido a la ignominia, el abuso, la mentira, el deterioro de la democracia y la opresión. Y los resultados están siendo sorprendentes porque nadie entre los grandes poderosos ocultos esperaba que el español aguantara tanto sin salir a las calles para expulsar a los depredadores que se han apoderado de su Estado.
Francisco Rubiales