Información y Opinión

España: el sucio espectáculo de las 'subastas' autonómicas y municipales





Los españoles, después de haber disfrutado de nuestro único instante de poder en la democracia española, el que tenemos cuando depositamos el voto en la urna, hemos retornado a la marginación política diaria, donde continuamos contemplando, impotentes, las miserias y suciedades del sistema, entre las que destaca el deplorable espectáculo de las subastas políticas de regiones y pueblos.

Los partidos negocian como si el poder público fuera género de un mercadillo: ¿Quien me da mas? Los partidos pequeños, generalmente nacionalistas radicalizados y borrachos de un poder excesivo, con apenas un puñado de votos, imponen su condición de bisagras del poder a los partidos mayoritarias y se convierten en dictadores en miles de ciudades y autonomías.

Baleares se subasta; Navarra y Canarias también. En Sevilla, Izquierda Unida se une al PSOE para desplazar al ganador, el Partido Popular, y los comunistas, a cambio de su apoyo, obtienen desproporcionadas cuotas de poder, incluyendo el control de la política económica municipal, ante el estupor de los votantes y la pasividad de un empresariado acobardado y adicto a las subvenciones al que parece no importarle que los comunistas locales, enemigos del libre mercado, rijan la vida económica.

Los ciudadanos asisten escandalizados al espectáculo del mercadillo donde la política es género falsificado y los políticos, actores de esa tragedia, actúan como payasos, sin que les importe que, con su comportamiento, arrojan la democracia al estercolero.

Las transacciones en ese mercado no están iluminadas por el sentido del voto popular, por la ideología o por un modelo concreto de suciedad, sino que se mueven por el único afán del poder, pariendo alianzas contra natura entre derechas e izquierdas, entre partidarios de la nación unida y nacionalistas separatistas, generando gobiernos de "progreso" que sólo pretender "conservar" el poder y disfrutarlo. A veces, los pactos hasta son fruto del odio, fraguados para "echar" al antiguo alcalde.

Las "alianzas de los perdedores" se imponen a los ganadores reales y la voluntad ciudadana es pisoteada por gente sin escrúpulos que, aunque no se salen de la ley, hace muchos años que se salieron de la decencia.


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Sábado, 16 de Junio 2007
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