Políticos sin escrúpulos que saquean a los ciudadanos
Lo que están haciendo los políticos con los desgraciados ciudadanos españoles es más que un atraco. Los están desplumando. El gobierno de Sánchez, lleno de codicia e irresponsabilidad, deseoso de dinero para ganar votos, sube de nuevo los impuestos, a pesar de que ya los había subido el mentiroso de Rajoy, que había prometido bajarlos en campaña electoral. La subida de impuestos del gobierno de Sánchez está cerrando empresas, ralentizando la economía y destruyendo empleo, toda una sucia irresponsabilidad que perjudica a la nación y que, como suele ocurrir con los gobiernos corruptos y codiciosos, sólo les beneficia a ellos.
En lugar de reducir el déficit ahorrando y renunciando a despilfarros y gastos superfluos, el gobierno apuesta por exprimir todavía más a los españoles. La subida del diésel, la tasa Google, el aumento de las cotizaciones y la eliminación de deducciones fiscales, como suele ocurrir siempre, será eludido por las grandes empresas y millonarios con trucos, privilegios e ingeniería fiscal, mientras afectará de lleno a las clases medias y reducirá notablemente el ritmo del crecimiento, incluso con riesgo de precipitar el país en la recesión, a medio plazo, toda una irresponsabilidad.
Desde que Sanchez gobierna, el río de empresas que cierran no para de crecer. el gobierno dice que es un fenómeno provocado por la crisis del comercio mundial, pero muchos expertos y analistas atribuyen los cierres y pérdidas de empleo a la subida generalizada de impuestos que impone el gobierno, una media que es desaconsejada por los técnicos en estas circunstancias, ya que está demostrado que provoca retroceso en el empleo, el consumo y la economía.
España se convertirá de nuevo en un infierno fiscal para los contribuyentes. Como mínimo se ingresarán 27.000 millones de euros más por el Impuesto de Sociedades, la tasa Tobin, impuesto a la banca, verdes, IRPF y sin contar con Sucesiones, que quieren imponer en toda España suprimiendo la eliminación vigente en Canarias, Madrid, Cantabria, Andalucía, Extremadura, Murcia y otras autonomías.
Los analistas y expertos no entienden como el gobierno es tan irresponsable en una coyuntura como la actual, en la que la economía empieza a desacelerarse, aplicando una subida brutal de impuestos que golpea directamente el consumo y los beneficios de las empresas, que se defenderán, sin duda, expulsando al personal prescindible y evadiendo impuestos, cuando puedan.
Muchas empresas, ante la "agresión" fiscal socialista, han decidido ya incrementar los gastos, elevar los salarios a los directivos y realizar inversiones, antes de permitir que sus beneficios sean saqueados por Hacienda.
Los infiernos fiscales conducen a los países hacia la ruina, repiten los especialistas en todo el mundo, explicando que el dinero huye del infierno y se refugia en los paraísos cuando los gobernantes, incompetentes y ávidos de dinero, sobrepasan la prudencia y la mesura, como está ocurriendo con el gobierno de Sánchez. Fieles a esa tesis, la mayoría de los gobiernos del planeta bajan los impuestos y contemplan como la economía se activa y sube, salvo en España, donde, inexplicablemente, se ha apostado por un partido portador del pasado, cercano a la corrupción y al saqueo fiscal.
El expolio fiscal puede costarle muy caro al gobierno porque los ciudadanos españoles ya no son como los de antaño, que soportaban todo tipo de abusos e iniquidades. Hoy han aprendido a rebelarse y, sobre todo, a vengarse en las urnas. En Andalucía, Asturias y Aragón, las tres regiones regidas por socialistas donde el impuesto a las herencias era más cruel y brutal, decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles para protestar, protagonizando la primera rebelión fiscal masiva en la moderna historia de este país.
Los políticos, ajenos a todo el dolor que provocan y a la pobreza que estimulan, siguen impasibles metiendo la mano en el bolsillo del ciudadano, al que expolian con crueldad e injusticia, sin ni siquiera tener un sólo gesto de solidaridad, sin bajarse ellos sus sueldos, sin reducir el gasto pública, sin adelgazar el Estado grueso y seboso que nos han construido, sin cerrar ninguno de los miles de chiringuitos del poder inútiles, sin expulsar de la teta del Estado a más de la mitad sobrante de esos casi 450.000 políticos a sueldo que constituyen el ejercito político más surrealista, opresivo, inútil, antidemocrático, deleznable y parasitario de todo el Occidente desarrollado.
Francisco Rubiales
En lugar de reducir el déficit ahorrando y renunciando a despilfarros y gastos superfluos, el gobierno apuesta por exprimir todavía más a los españoles. La subida del diésel, la tasa Google, el aumento de las cotizaciones y la eliminación de deducciones fiscales, como suele ocurrir siempre, será eludido por las grandes empresas y millonarios con trucos, privilegios e ingeniería fiscal, mientras afectará de lleno a las clases medias y reducirá notablemente el ritmo del crecimiento, incluso con riesgo de precipitar el país en la recesión, a medio plazo, toda una irresponsabilidad.
Desde que Sanchez gobierna, el río de empresas que cierran no para de crecer. el gobierno dice que es un fenómeno provocado por la crisis del comercio mundial, pero muchos expertos y analistas atribuyen los cierres y pérdidas de empleo a la subida generalizada de impuestos que impone el gobierno, una media que es desaconsejada por los técnicos en estas circunstancias, ya que está demostrado que provoca retroceso en el empleo, el consumo y la economía.
España se convertirá de nuevo en un infierno fiscal para los contribuyentes. Como mínimo se ingresarán 27.000 millones de euros más por el Impuesto de Sociedades, la tasa Tobin, impuesto a la banca, verdes, IRPF y sin contar con Sucesiones, que quieren imponer en toda España suprimiendo la eliminación vigente en Canarias, Madrid, Cantabria, Andalucía, Extremadura, Murcia y otras autonomías.
Los analistas y expertos no entienden como el gobierno es tan irresponsable en una coyuntura como la actual, en la que la economía empieza a desacelerarse, aplicando una subida brutal de impuestos que golpea directamente el consumo y los beneficios de las empresas, que se defenderán, sin duda, expulsando al personal prescindible y evadiendo impuestos, cuando puedan.
Muchas empresas, ante la "agresión" fiscal socialista, han decidido ya incrementar los gastos, elevar los salarios a los directivos y realizar inversiones, antes de permitir que sus beneficios sean saqueados por Hacienda.
Los infiernos fiscales conducen a los países hacia la ruina, repiten los especialistas en todo el mundo, explicando que el dinero huye del infierno y se refugia en los paraísos cuando los gobernantes, incompetentes y ávidos de dinero, sobrepasan la prudencia y la mesura, como está ocurriendo con el gobierno de Sánchez. Fieles a esa tesis, la mayoría de los gobiernos del planeta bajan los impuestos y contemplan como la economía se activa y sube, salvo en España, donde, inexplicablemente, se ha apostado por un partido portador del pasado, cercano a la corrupción y al saqueo fiscal.
El expolio fiscal puede costarle muy caro al gobierno porque los ciudadanos españoles ya no son como los de antaño, que soportaban todo tipo de abusos e iniquidades. Hoy han aprendido a rebelarse y, sobre todo, a vengarse en las urnas. En Andalucía, Asturias y Aragón, las tres regiones regidas por socialistas donde el impuesto a las herencias era más cruel y brutal, decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles para protestar, protagonizando la primera rebelión fiscal masiva en la moderna historia de este país.
Los políticos, ajenos a todo el dolor que provocan y a la pobreza que estimulan, siguen impasibles metiendo la mano en el bolsillo del ciudadano, al que expolian con crueldad e injusticia, sin ni siquiera tener un sólo gesto de solidaridad, sin bajarse ellos sus sueldos, sin reducir el gasto pública, sin adelgazar el Estado grueso y seboso que nos han construido, sin cerrar ninguno de los miles de chiringuitos del poder inútiles, sin expulsar de la teta del Estado a más de la mitad sobrante de esos casi 450.000 políticos a sueldo que constituyen el ejercito político más surrealista, opresivo, inútil, antidemocrático, deleznable y parasitario de todo el Occidente desarrollado.
Francisco Rubiales