Información y Opinión

España, bajo el síndrome de Estocolmo





La sociedad española está infectada del Síndrome de Estocolmo, un mecanismo de supervivencia del ser humano que en lugar de rebelarse contra el verdugo que le castiga y tortura, termina justificándolo y hasta amándolo.

Ese síndrome es la única explicación del extraño comportamiento de los ciudadanos españoles, que, en lugar de rebelarse y emplear su esfuerzo en sustituir el sistema podrido actual por una verdadera democracia, siguen votando y apoyando, una y otra vez, a partidos políticos que han llevado a España hasta el borde del abismo, tras haber construido desde el poder una sociedad empobrecida, injusta, corrompida, desigual y en la que el ciudadano ha sido desposeído de muchos de los derechos que le corresponden en democracia.

El Síndrome de Estocolmo es un mecanismo común de defensa y adaptación a las situaciones de agresividad. El instinto de supervivencia lleva al ser humano a recurrir a impensadas formas de preservar su vida, incluso desarrollando lazos de afecto con aquel que le amenaza y tortura. Algunos lo consideran una enfermedad mental y es común en personas de todo tipo, nivel de educación, edades y niveles de maduración.

Los políticos, en su afán por dominar y subyugar, utilizan el síndrome de Estocolmo como un arma del sistema para controlar y someter a los ciudadanos, doblegar y comprar voluntades. Aunque parezca increíble, es muy común entre periodistas, profesionales de alto nivel y empresarios y suele abonar el terreno y preceder a la corrupción y la cobardía.

Nada explica mejor la actitud de sometimiento y empecinamiento de gran parte de la ciudadanía española al apoyar en las urnas a partidos políticos cuya hoja de servicios, en una sociedad justa y decente, les llevaría, probablemente, a ser precintados por la Justicia y disueltos por acumulación de delitos, corrupción y por comportarse como asociaciones de malhechores.

En España, millones de ciudadanos votarán a partidos como el PSOE, el PP , IU y los nacionalismos extremos vasco y catalán, cerrando los ojos a sus abusos, corrupciones, traiciones a la democracia y a los muchos estragos causados al país, convirtiéndolo en una nación endeudada y despilfarradora, con gobiernos que esquilman el Estado y amparan saqueos y estafas y que han contaminado la sociedad llenándola de desempleados, nuevos pobres, gente abrumada por impuestos injustos y súbditos abrumados y asustados ante el futuro y los recortes en derechos y servicios públicos vitales.


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Jueves, 12 de Febrero 2015
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