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España, asolada por ocho grandes crisis convergentes, no puede resistir mas





Con cinco millones de parados, con una deuda exterior que asusta a los mercados, con un gobierno rechazado por los ciudadanos y con la moral por los suelos, España ya no puede aguantar por más tiempo el maltrato de Zapatero y su gobierno, gente de escaso valor, que se ha encastillado en el poder y que se niega a convocar nuevas elecciones, a pesar de que la sociedad les rechaza masivamente y que su presencia en el poder genera desconfianza y angustia en la sociedad y en los mercados.

Zapatero y los suyos son ya plenamente conscientes de que son el mayor obstáculo para la recuperación de la economía y la regeneración ética y política del país, pero, de manera antidemocrática y sádica, han optado por atrincherarse en el poder, causando de ese modo daños muy profundos a España y al mismo sistema democrático, al que desprestigian y devalúan con su actitud.

El camino de España hacia la ruina ha sido directo y rápido. Admirada y envidiada en todo el mundo hasta hace pocos años por su prosperidad y pujanza, España es hoy, tras padecer seis largos años de gobierno de Zapatero, un lamentable despojo.

El gobierno, inepto, desmoralizado y, al mismo tiempo, descarado y arrogante, sólo sabe ya utilizar el engaño, la propaganda y la manipulación para resistir. Obsesionado por evitar que los ciudadanos reflexionen y descubran el alcance de los estragos que ellos mismos han causado, aprueban leyes de ingeniería social y acribillan al pueblo con prohibiciones y cambios sirven para distraer la atención del pueblo, dividir la sociedad y propiciar enfrentamientos.

Muchos países están haciendo frente a una de las peores crisis económicas de la Historia, pero España hace frente, además, a otras siete crisis propias, lo que la convierte en víctima de ocho crisis terribles, capaces de tumbar el más fuerte de los imperios.

La primera es la crisis es la crisis financiera, de carácter mundial, que ha convertido el dinero en un bien escaso y cargado de pánico; la segunda es la crisis del gobierno de Zapatero, uno de los de peor calidad democrática y menos capacidad en el mundo desarrollado, rechazado por los ciudadanos masivamente; la tercera es el estallido de la burbuja del ladrillo, internacional pero especialmente virulenta en España, un país que había crecido en los últimos años gracias a su impresionante desarrollo urbanístico e inmobiliario; la cuarta es la corrupción, un drama que ha impregnado a las administraciones públicas y que ha terminado contagiando a casi la totalidad del país; la quinta es el rechazo ciudadano a los políticos, a los partidos políticos y hasta al sistema, un sentimiento creciente que se basa en el fracaso de la clase dirigente y en el comportamiento sucio y torpe del liderazgo y que pone en peligro la convivencia y la supervivencia del sistema de libertades y derechos; la sexta afecta al tamaño y funcionamiento del Estado, todo un monstruo inútil e ineficiente, con 17 gobiernos autonómicos, 50 gobiernos provinciales y miles de instituciones y empresas públicas o bajo el control de los políticos donde los partidos han colocado a los amigos, familiares y compañeros de los poderosos, muchos de ellos cobrando del erario público sin aportar nada; la séptima es el drama de los dos grandes partidos políticos españoles, sin domocracia interna y corrompidos hasta el tuétano, organizaciones donde no existe debate libre, dominadas por la sumisión, la mediocridad, la corrupción y una larga lista de vicios donde sobresalen el autoritarismo, la omertá, la arbitrariedad y el abuso de poder; la octava, por último, es una crisis profunda de valores y de principios, que convierte al gobierno y a la "casta" política en el peor de los ejemplos para el ciudadano, pero que tiene reflejos en los medios de comunicación, donde reinan la mentira y la exhibición pública de canallas y sinvergüenzas, una crisis que está contaminando la sociedad y destruyendo los cimientos morales del país.

Si a esas siete crisis, suficientes para derrumbar al más poderoso imperio del mundo, se agrega la existencia de un gobierno socialista trasnochado, de pésima calidad e incapaz de gobernar con eficacia, además de una oposición decepcionante, que ni siquiera consigue entusiasmar a sus propios votantes, la suerte de España parece que está echada y exige que la fracasada y falsa democracia instaurada en 1978 sea refundada y sustituida por un sistema que sea realmente democrático, que fortalezca la decencia y en el que la actual dictadura de partidos, antidemocrática y corrosiva, sea perseguida y suprimida.

¡Que Dios salve a España!


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Lunes, 10 de Enero 2011
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