España tiene muchos rasgos de país BRICS, entre ellos el rechazo de su gobierno a la democracia y la libertad
El Presidente Donald Trump se ríe de Pedro Sánchez y de su España socialista, acusándolo de ser una nación BRICS.
Los BRICS tendrán aranceles del 100%, y España, para Trump, es uno de ellos.
De hecho, Estados Unidos lleva tiempo tratando a España como un país poco fiable. No la convoca a los grandes foros de decisión, no comparte con España información reservada y las empresas españolas son marginadas en muchos concursos y alianzas internacionales de valor estratégico.
Los BRICS, al igual que España, rechazan la democracia, aunque fingen amarla, odian a Estados Unidos, maltratan a sus pueblos, están gobernados por autócratas y viven inmersos en la corrupción y la inseguridad jurídica.
Un típico comportamiento BRICS fue el rechazo al truculento y mafioso decreto Ómnibus en el Congreso de los Diputados, donde la mayoría rechazó el revoltijo ideado por el gobierno, mezclando temas importantes y necesarios con chorradas y ventajas que sólo interesaban al PSOE.
Pero los tres principales rasgos BRICS del gobierno de Sánchez son que gobierna en contra de la voluntad popular, desde la pura tiranía, su aversión a la democracia y al mundo libre occidental y su amistad disimulada con lo peor de la política mundial, con países tiranizados y esclavizados como Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros.
Si un país de comporta como BRICS y su gobierno apesta a BRICS, es que es un BRICS.
La marginación de la España de Sánchez por su escasez democrática y poca fiabilidad viene de lejos. Estados Unidos nunca entendió que una nación miembro de la OTAN sentara a los comunistas en el Consejo de Ministros y que los rojos tuvieran acceso a la información clasificada de los servicios de inteligencia españoles.
Es más que lógico que los Estados Unidos no se fíen de un país como la España de Sánchez, que no respeta las reglas básicas de la democracia, que está carcomido por la corrupción gubernamental, que ayuda a los países más despreciables y asesinos del planeta, que gobierna con el apoyo de partidos antidemocráticos, amigos del terrorismo y de golpistas y que desprecia y maltrata a su propio pueblo.
Otro típico rasgo de enemistad BRICS es la estúpida postulación de Sánchez como cabeza y líder de la oposición mundial al presidente Trump.
Sánchez se busca enemigos que España no merece y sus rasgos tiránicos y psicopáticos ya están causando serios daños a España, a su economía y a su peso y prestigio mundial.
Francisco Rubiales
Los BRICS tendrán aranceles del 100%, y España, para Trump, es uno de ellos.
De hecho, Estados Unidos lleva tiempo tratando a España como un país poco fiable. No la convoca a los grandes foros de decisión, no comparte con España información reservada y las empresas españolas son marginadas en muchos concursos y alianzas internacionales de valor estratégico.
Los BRICS, al igual que España, rechazan la democracia, aunque fingen amarla, odian a Estados Unidos, maltratan a sus pueblos, están gobernados por autócratas y viven inmersos en la corrupción y la inseguridad jurídica.
Un típico comportamiento BRICS fue el rechazo al truculento y mafioso decreto Ómnibus en el Congreso de los Diputados, donde la mayoría rechazó el revoltijo ideado por el gobierno, mezclando temas importantes y necesarios con chorradas y ventajas que sólo interesaban al PSOE.
Pero los tres principales rasgos BRICS del gobierno de Sánchez son que gobierna en contra de la voluntad popular, desde la pura tiranía, su aversión a la democracia y al mundo libre occidental y su amistad disimulada con lo peor de la política mundial, con países tiranizados y esclavizados como Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros.
Si un país de comporta como BRICS y su gobierno apesta a BRICS, es que es un BRICS.
La marginación de la España de Sánchez por su escasez democrática y poca fiabilidad viene de lejos. Estados Unidos nunca entendió que una nación miembro de la OTAN sentara a los comunistas en el Consejo de Ministros y que los rojos tuvieran acceso a la información clasificada de los servicios de inteligencia españoles.
Es más que lógico que los Estados Unidos no se fíen de un país como la España de Sánchez, que no respeta las reglas básicas de la democracia, que está carcomido por la corrupción gubernamental, que ayuda a los países más despreciables y asesinos del planeta, que gobierna con el apoyo de partidos antidemocráticos, amigos del terrorismo y de golpistas y que desprecia y maltrata a su propio pueblo.
Otro típico rasgo de enemistad BRICS es la estúpida postulación de Sánchez como cabeza y líder de la oposición mundial al presidente Trump.
Sánchez se busca enemigos que España no merece y sus rasgos tiránicos y psicopáticos ya están causando serios daños a España, a su economía y a su peso y prestigio mundial.
Francisco Rubiales