El más inepto gobernante de la España moderna, ante la crisis económica que empobrece cada día más a España, ha optado por acentuar el socialismo, la peor de las recetas posibles, abriendo un camino que conduce directamente hacia la desaparición de las pymes, el empobrecimiento de las clases medias y a la ruina generalizada de un país cada día más próximo al socialismo real, en el que el Estado será el único protagonista.
En lugar de bajar los impuestos para fortalecer el tejido empresarial y la actividad prívada, única vía que ha demostrado su capacidad para generar empleo y riqueza, Zapatero ha optado por fortalecer el protagonismo del gobierno, que inyectará 20.000 millones de euros en la economóa, arrebatando ese dinero a los ciudadanos por la vía de los impuestos.
Bajo la gestión de Zapatero, que desde finales del años 2007 se ha negado a reconocer la crisis de manera terca e irresponsable, sin otro objetivo que ganar las elecciones, España está perdiendo, a marchas forzadas, la pujanza y la riqueza que logró durante las últimas décadas mediente el esfuerzo y el auge de la economía privada.
La via "socialista" de protagonismo del Estado y del poder político que ha abierto Zapatero en España ha fracasado hasta ahora, sin excepciones, allí donde se ha instaurado, generando pobreza, injusticia, infelicidad y hasta violencia. Sus efectos, descritos en cualquier manual serio sobre política y economía desde mediados del siglo XX, suelen ser tan demoledores como rápidos: proletarización de las clases medias, ruína empresarial y un protagonismo creciente de un Estado ineficiente que, incapaz de solucionar los problemas, suple su incapacidad suplantado a la ciudadanía, restando libertades e imponiendo crecientes dosis de autoritarismo intervencionista.
La única vía practicable en España para solucionar los problemas económicos terribles que afectan al país pasa por una cruda dieta de adelgazamiento del Estado, por la eliminación de impuestos y de obstáculos burocráticos y administrativos, por una política pública de gran austeridad y por un impulso generalizado a la libertad y a la actividad privada, justo lo contrario de lo que Zapatero pretende imponer a la desgraciada España que él domina desde un poder político cada día más incontrolable e incontrolado.
En lugar de bajar los impuestos para fortalecer el tejido empresarial y la actividad prívada, única vía que ha demostrado su capacidad para generar empleo y riqueza, Zapatero ha optado por fortalecer el protagonismo del gobierno, que inyectará 20.000 millones de euros en la economóa, arrebatando ese dinero a los ciudadanos por la vía de los impuestos.
Bajo la gestión de Zapatero, que desde finales del años 2007 se ha negado a reconocer la crisis de manera terca e irresponsable, sin otro objetivo que ganar las elecciones, España está perdiendo, a marchas forzadas, la pujanza y la riqueza que logró durante las últimas décadas mediente el esfuerzo y el auge de la economía privada.
La via "socialista" de protagonismo del Estado y del poder político que ha abierto Zapatero en España ha fracasado hasta ahora, sin excepciones, allí donde se ha instaurado, generando pobreza, injusticia, infelicidad y hasta violencia. Sus efectos, descritos en cualquier manual serio sobre política y economía desde mediados del siglo XX, suelen ser tan demoledores como rápidos: proletarización de las clases medias, ruína empresarial y un protagonismo creciente de un Estado ineficiente que, incapaz de solucionar los problemas, suple su incapacidad suplantado a la ciudadanía, restando libertades e imponiendo crecientes dosis de autoritarismo intervencionista.
La única vía practicable en España para solucionar los problemas económicos terribles que afectan al país pasa por una cruda dieta de adelgazamiento del Estado, por la eliminación de impuestos y de obstáculos burocráticos y administrativos, por una política pública de gran austeridad y por un impulso generalizado a la libertad y a la actividad privada, justo lo contrario de lo que Zapatero pretende imponer a la desgraciada España que él domina desde un poder político cada día más incontrolable e incontrolado.