El presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, ha dicho en Cali (Colombia) que los impuestos elevados que su gobierno cobra son necesarios "para mantener el Estado de Bienestar", una mentira más del político español porque en España, con seis millones de desempleados, cientos de miles de empresas que cierran, una pobreza que avanza inexorable y unos servicios públicos fundamentales que se deterioran por culpa de los recortes, ya no existe un "Estado de Bienestar" sino un "Estado del Abuso", donde millones de ciudadanos se sienten frustrados, robados y maltratados por los poderosos, un "Estado de la Injusticia", en el que la ley ha dejado de ser gratuita y se aplica de manera desigual, o un "Estado del Saqueo", porque en realidad parte de sus sistema financiero y de las arcas públicas ha sido saqueado por políticos y poderosos corrompidos.
Es falso que el dinero que Rajoy recauda exprimiendo a los españoles con unos impuestos desproporcionados y asfixiantes, los mas altos, proporcionalmente, de toda Europa, se emplee en el mantenimiento del Estado de Bienestar. El grueso de los impuestos se emplea, de manera injusta e indecente, en pagar los sueldos de los políticos y de los cientos de miles de inútiles y parásitos con carné de partido que viven colocados en el Estado, sin que sean necesarios, una masa insostenible de militantes, familiares y amigos del poder que Rajoy mantiene, a pesar de que existe un clamor en España que aboga por un drástico adelgazamiento del Estado.
Si el Estado español adelgazara y adquiriera las proporciones lógicas, los impuestos podrían bajar y muchos servicios vitales como la educación y la salud, hoy recortados y perdiendo calidad, podrían recuperar su vigor y eficacia. Pero Rajoy, desplegando una política injusta y anticiudadana que está siendo criticada en Europa, en España y en su mismo partido político, la mantiene, exhibiendo así su talente autoritario y tiránico.
Llamar "Estado de Bienestar" al actual Estado español es una falsedad hiriente. Un Estado en el que únicamente viven bien los políticos, los millonarios, los banqueros y los servidores públicos de alto rango, en el que cada día se recorta un derecho adquirido o se deteriora un poco mas un servicio público fundamental, en el que el ciudadano ha sido relegado y carece de influencia en la toma de decisiones, plagado de pobres y desempleados, donde las instituciones claves han perdido prestigio y fiabilidad, en el que el divorcio entre administradores y administrados es escandaloso y en el que los políticos y sus amigos con poder gozan de niveles de impunidad intolerables, incapaz de hacer felices a sus ciudadanos, nunca puede denominarse en justicia "Estado de Bienestar", un término que sólo utilizan ya los aparatos de propaganda, los políticos y sus servidores.
Es falso que el dinero que Rajoy recauda exprimiendo a los españoles con unos impuestos desproporcionados y asfixiantes, los mas altos, proporcionalmente, de toda Europa, se emplee en el mantenimiento del Estado de Bienestar. El grueso de los impuestos se emplea, de manera injusta e indecente, en pagar los sueldos de los políticos y de los cientos de miles de inútiles y parásitos con carné de partido que viven colocados en el Estado, sin que sean necesarios, una masa insostenible de militantes, familiares y amigos del poder que Rajoy mantiene, a pesar de que existe un clamor en España que aboga por un drástico adelgazamiento del Estado.
Si el Estado español adelgazara y adquiriera las proporciones lógicas, los impuestos podrían bajar y muchos servicios vitales como la educación y la salud, hoy recortados y perdiendo calidad, podrían recuperar su vigor y eficacia. Pero Rajoy, desplegando una política injusta y anticiudadana que está siendo criticada en Europa, en España y en su mismo partido político, la mantiene, exhibiendo así su talente autoritario y tiránico.
Llamar "Estado de Bienestar" al actual Estado español es una falsedad hiriente. Un Estado en el que únicamente viven bien los políticos, los millonarios, los banqueros y los servidores públicos de alto rango, en el que cada día se recorta un derecho adquirido o se deteriora un poco mas un servicio público fundamental, en el que el ciudadano ha sido relegado y carece de influencia en la toma de decisiones, plagado de pobres y desempleados, donde las instituciones claves han perdido prestigio y fiabilidad, en el que el divorcio entre administradores y administrados es escandaloso y en el que los políticos y sus amigos con poder gozan de niveles de impunidad intolerables, incapaz de hacer felices a sus ciudadanos, nunca puede denominarse en justicia "Estado de Bienestar", un término que sólo utilizan ya los aparatos de propaganda, los políticos y sus servidores.