El periodista Manuel Campo Vidal, muy relacionado con altos cargos del gobierno andaluz y con la televisión pública Canal Sur, acaba de negar las acusaciones hechas en los últimos días por el Partido Popular de Andalucía, relacionadas con que estaría obteniendo ventajas y privilegios en el trabajo que desarrolla en el mundo de la publicidad, y proclamó que sus actividades empresariales y profesionales han sido siempre legales y transparentes.
Sin embargo, el PP afirma que Campo Vidal está implicado en el último escándalo publicitario de Canal Sur, en el que aparece también, como socio de Campo Vidal, un sobrino de Felipe González, expresidente del gobierno, vinculado a la multinacional Mc Cann, datos que consideran confirmados en el registro mercantil.
El de Manuel Campo Vidal es sólo el último de los escándalos que afectan al ámbito de los concursos públicos en Andalucía, donde muchos son cuestionados, especialmente los relacionados con la comunicación, donde las grandes empresas del sector están abriendo oficinas en Andalucía y colocando al frente de ellas a familiares de dirigentes políticos y a personas estrechamente relacionadas con el socialismo andaluz.
La sociedad sevillana está atravesada por una marea de rumores sobre "pelotazos" y grandes negocios, como en los viejos tiempos de Juan Guerra. En los bares, restaurantes y reuniones de trabajo se escucha que si el hijo o la hija de un secretario provincial del partido dirige una empresa de Madrid, que si parientes de Felipe González están vinculados a otra, que si un pariente del consejero tal influye en los concursos, que si tal multinacional ha fichado a un íntimo amigo de no se sabe qué alto cargo, etc.
Lo que es un dato cierto es que familiares de dirigentes socialistas están en el negocio de la publicidad, a veces de manera visible y otras como asesores que se mueven en las sombras. El objetivo siempre es ganar los concursos que la Junta convoca y que, según afirman sus gestores, son legales y transparentes, algo que no comparten muchos profesionales.
El sector andaluz de la comunicación, sobre todo el de la publicidad, donde se concentran las inversiones públicas más jugosas, es un mar de rumores y de acusaciones que, por miedo, rara vez trascienden a los medios de comunicación. Afirman muchos profesionales andaluces que todos los concursos importantes y bien dotados los ganan empresas que no son andaluzas, pero que cuentan en Andalucía con oficinas "fantasmas", muchas de ellas recien abiertas y dirigidas o asesoradas por hijas, hijos, hermanos, primos o amiguetes del poder.
Y si alguien les replica, dicen que basta con mirar quien representa a cada gran empresa del sector en Andalucía, o qué empresas son las que ganan los concursos.
Hasta el representante de los publicistas andaluces, Leonardo Rodríguez de la Borbolla, se ha quejado en público del funcionamiento del sistema y de cómo son siempre las empresas foráneas bien representadas y asesoradas las que ganan, sin que existan razones de calidad que lo justifique.
Sin embargo, el PP afirma que Campo Vidal está implicado en el último escándalo publicitario de Canal Sur, en el que aparece también, como socio de Campo Vidal, un sobrino de Felipe González, expresidente del gobierno, vinculado a la multinacional Mc Cann, datos que consideran confirmados en el registro mercantil.
El de Manuel Campo Vidal es sólo el último de los escándalos que afectan al ámbito de los concursos públicos en Andalucía, donde muchos son cuestionados, especialmente los relacionados con la comunicación, donde las grandes empresas del sector están abriendo oficinas en Andalucía y colocando al frente de ellas a familiares de dirigentes políticos y a personas estrechamente relacionadas con el socialismo andaluz.
La sociedad sevillana está atravesada por una marea de rumores sobre "pelotazos" y grandes negocios, como en los viejos tiempos de Juan Guerra. En los bares, restaurantes y reuniones de trabajo se escucha que si el hijo o la hija de un secretario provincial del partido dirige una empresa de Madrid, que si parientes de Felipe González están vinculados a otra, que si un pariente del consejero tal influye en los concursos, que si tal multinacional ha fichado a un íntimo amigo de no se sabe qué alto cargo, etc.
Lo que es un dato cierto es que familiares de dirigentes socialistas están en el negocio de la publicidad, a veces de manera visible y otras como asesores que se mueven en las sombras. El objetivo siempre es ganar los concursos que la Junta convoca y que, según afirman sus gestores, son legales y transparentes, algo que no comparten muchos profesionales.
El sector andaluz de la comunicación, sobre todo el de la publicidad, donde se concentran las inversiones públicas más jugosas, es un mar de rumores y de acusaciones que, por miedo, rara vez trascienden a los medios de comunicación. Afirman muchos profesionales andaluces que todos los concursos importantes y bien dotados los ganan empresas que no son andaluzas, pero que cuentan en Andalucía con oficinas "fantasmas", muchas de ellas recien abiertas y dirigidas o asesoradas por hijas, hijos, hermanos, primos o amiguetes del poder.
Y si alguien les replica, dicen que basta con mirar quien representa a cada gran empresa del sector en Andalucía, o qué empresas son las que ganan los concursos.
Hasta el representante de los publicistas andaluces, Leonardo Rodríguez de la Borbolla, se ha quejado en público del funcionamiento del sistema y de cómo son siempre las empresas foráneas bien representadas y asesoradas las que ganan, sin que existan razones de calidad que lo justifique.