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¿Es legítimo el gobierno de Pedro Sánchez?



Si el respeto a la verdad es un atributo irrenunciable de la democracia, el gobierno de Pedro Sánchez no es demócrata ni legítimo.

Un gobierno que nació envuelto en la mentira y el engaño, como el de Pedro Sánchez, que estafó a sus votantes con promesas que nunca cumplió y realizando lo que prometió que no haría, es bastardo, dañino e ilegítimo en democracia.

Dijo que no pactaría con Podemos y hoy ese partido ocupa la vicepresidencia. Prometió que nunca pactaría con Bildu y ahora el filo terrorismo vasco está dirigiendo el Estado. Pedro Sánchez es hijo de la mentira y la oscuridad, lo que le hace incompatible con la democracia, un sistema que se basa en la transparencia y el respeto a la verdad.
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Hasta sus aliados le acusan de ser un mentiroso irresponsable
Todo gobierno que nace estafando a sus votantes es ilegítimo en democracia, como lo es también el gobierno que antepone cualquier otro interés al bien común, que tiene que ser absolutamente prioritario. El gobierno de Sánchez incumple esas dos condiciones básicas para la legitimidad.

El origen del gobierno actual está en la moción de censura, que fue legítima, y en unas elecciones que, aunque envueltas en sospechas de fraude, al no estar demostrado, no restan legitimidad formal. Lo que es profundamente ilegitimo es el comportamiento del gobierno, antidemocrático y plagado de mentiras. Su gestión del poder, al estar basada en el irrespeto y la burla a la Constitución, el engaño, la mentira y la estafa a la ciudadanía, es claramente ilegítima en democracia.

Cuando les atacas por sus traiciones a España y violaciones de la Constitución, los social comunistas dicen que ellos son un gobierno "legitimado en las urnas", olvidando que lo que da o quita legitimidad no son las papeletas sino la forma de gobernar. Hitler también ganó unas elecciones y esa victoria nunca le hizo legítimo ni demócrata.

El argumento de que "son legítimos por haber sido elegidos" es el que frena y reprime a los españoles indignados por la deriva miserable de la nación, en manos de Pedro Sánchez y sus aliados de la escoria nacional, donde militan totalitarios, pro etarras, independentistas cargados de odio y varias tribus marxistas. Pero se trata de un argumento falso porque ningún gobierno que haya ganado las elecciones con mentiras y engaños tiene legitimidad en democracia.

El argumento de la "legitimidad", falso de origen, frena y ata las manos a la Monarquía, a las fuerzas armadas, a los jueces democráticos, a la Iglesia y a parte del pueblo indignado y les impide luchar abierta y frontalmente contra los que desde el gobierno están arruinando y destrozando la nación.

La Constitución que ellos esgrimen para realizar sus abusos y arbitrariedades está siendo continuamente violada por el mismo gobierno, que premia a las autonomías amigas y castiga a las adversarias, que gobierna sin democracia interna, que rompe el principio de igualdad, que cobra impuestos confiscatorios, prohibidos por la Carta Magna, que compra medios de prensa que deben ser libres y que censura a los ciudadanos, acosando y maltratando a los que piensan diferente, muchos de los cuales han sido ilegalmente condenados a "muerte civil".

Existe una amplia y rica literatura jurídica internacional que justifica la rebelión contra los tiranos y la lucha contra la opresión, aunque esa opresión haya surgido de las urnas. La Constitución de los Estados unidos es uno de los textos fundamentales que justifican alzarse contra el mal, aunque el mal haya ganado las elecciones.

El grito de Abascal, Celia Villalobos y de muchos otros españoles acusan al gobierno de Sánchez e Iglesias de no ser "legítimo" suena cada día con más fuerza, a medida que los españoles contemplan las barbaridades que este gobierno realiza contra España y sus ciudadanos, incluyendo mimos y concesiones a los partidos independentistas que odian nuestra nación, lo que constituye una violación grave de la esencia de la Constitución, donde el principio de igualdad tiene rango superior. Ciudadanos, desde sus eternas timideces y medias tintas, considera "legítimo", pero inmoral el gobierno de Sánchez.

El pensador Agapito Maestre es uno de los que mejor argumenta la "ilegitimidad" del gobierno de Sánchez, al que considera ajustado a la ley, pero preñado de ilegitimidad. La inmensa carencia de legitimidad de Sánchez emana de su enfermiza y antidemocrática aversión a la verdad y afición desmedida a mentir. La democracia es el reino de la verdad y la transparencia, mientras que Sánchez es una criatura de las sombras y la falsedad, que cambia constantemente sus discursos y que ha incumplido lo que prometió en campaña a los que le eligieron.

El análisis de los discursos y propuestas del presidente obliga a concluir que es un enfermo mentiroso compulsivo que estafa continuamente a su pueblo.

Ya sabemos que para socialistas y comunistas la verdad solo debe respetarse si conviene a sus intereses y que las promesas electorales, como decía Tierno Galván, alcalde socialista de Madrid, "están para no cumplirlas", lo que constituye una actitud digna de cárcel en democracia ante la que los españoles, imbécilmente, se reían en lugar de mandarlo detener. Esa afición a la mentira y a utilizar la ley en beneficio propio no sólo no le exime de culpa, sino que hace merecedor al socialismos español de ser precintado y expulsado de la democracia que no respeta.

Las mentiras de Sánchez, sus incumplimientos, engaños y trucos parecen no tener fin. Es un tipo enfermo de mentira y de falsedad que, al frente de una nación como España, se vuelve nocivo y letal. Dijo que no pactaría con Unidas Podemos y hoy tenemos a Pablo Iglesias como vicepresidente y dirigiendo el gobierno. Dijo que jamás pactaría con Bildu y acaba de ser incorporado a la "dirección del Estado". Pedro Sánchez, dese la óptica de la verdad, es un psicópata y un enemigo mortal de la democracia, lo que lo convierte en plenamente ilegítimo y en un tipo inhabilitado para presidir un gobierno democrático de hombres y mujeres libres.

Están también sus medidas de gobierno, sus rasgos totalitarios, como la censura solapada, su apuesta por la pobreza y la esclavitud de los ciudadanos y sus agresiones a la unidad de España, políticas nefastas y casi todas ellas envueltas en traiciones y engaños, pero todas esas agresiones y brutalidades, a pesar de su carácter antidemocrático y letal para la nación, son menos graves que el rasgo más cruel y peligroso de su perfil: su íntima colaboración con la mentira y la estafa.


Francisco Rubiales

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Jueves, 3 de Diciembre 2020
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