¿Es la crispación en la prensa un truco para vender mas?

La democracia no puede sufrir deterioro alguno, en España, porque nunca existió. Por la misma razón la política no puede sufrir descrédito ya que nunca lo tuvo, por dejar claro desde el principio su interés por unos objetivos solo accesibles desde la corrupción, la estafa y el desprecio al ciudadano. Últimamente a base de descarado y bochornoso bandolerismo. Una cosa es lo que venden y cobran y otra bien distinta la apestosa realidad. Aunque parece lo mismo, hay una gran diferencia entre "comprarse un traje negro" y "verse negro para comprarse un traje".

En cuanto al resquebrajamiento en la escala de valores, no es tal sino una criminal persecución y acoso de los mismos, desde el estado. Lo que desde la impotencia y total ausencia de amparo, defensión y justicia, surge la legítima necesidad de exigir el derecho a la dignidad, a los delincuentes que la hurtan desde el estado que pagamos para que nos libre de ellos.

Ni irritación ni enojo, sino cabreo galopante. Odio no, asco y desprecio total por los gusanos que nos contaminan. Nunca llamar al pan, pan fue insultar. Llamar ladrón al ladrón, traidor al traidor o corrupto al corrupto, es ser riguroso con la verdad, con la realidad que nos rodea y con la justicia. No caigamos en su juego inventado para protegerse así mismo con el cuento de las injurias. No lo aceptemos como útil para esconder la cabeza. Aceptemos la verdad, incluyendo nuestra parte de culpa, por sumisos, estúpidos o rastreros.

Todos sabemos que el estado está infectado de delincuentes, empezando por la Moncloa. Tengamos al menos el valor y el arrojo de decirlo de forma clara e inteligible ya que la cobardía nos paraliza para ejercer el legítimo derecho a lincharlos, como último y único derecho que resta para dar algo de dignidad a la vida, tras el despojo del resto de derechos, empezando por el de la justicia. Obliguémosle a saber que lo sabemos. Obliguémosle a ganarse sus malditos delitos y a que se manchen para consumarlos. No se los regalemos nosotros mismos, aparentando conformidad, para que puedean poner caritas de idiotas ajenos a sus destrozos. Cuando roben llamémosle ladrónes. Una y otra y otra vez. Fuerte y que lo oigan y que sepan que no engañan a nadie. Acusemos de cómplices a los quedeben y no quieren detenerlos. Y a los jueces que no quieran juzgarlos. Saquémoslos de sus guaridas y que todos vean su verdadero pelaje.

¿Sabe Vd. lo primero que está haciendo la gusanera, tras las elecciones?: Repartirse el control sobre "la independencia del poder judicial". "Muy democrático". Muy constitucional". "Muy político".

¿Insultos, enojos, odio...? ¡Por favor! Si les perdonamos la vida cada vez que vemos un día nuevo bajo la asfixia de su sola presencia. No merecen ni un solo segundo de su nauseabunda existencia. No hay nada más duro que sobrevivir sometido a la voluntad de gentuza inmoral, criminal y despreciable. Pavoneándose y mofándose en la seguridad que le proporciona la impunidad que le pagamos.

Mil veces mejor, morir defendiendo la vida, que sufrir la cobardía de vivir bajo el hedor de tu propio cadáver.