Hay miles de imágenes en las redes que denuncian la convivencia del sanchismo con la droga y otros delitos.
Media España sospecha que el gobierno de Sánchez desmanteló la unidad de élite de la Guardia Civil que combatía el narcotráfico en el Estrecho porque era demasiado eficaz, para facilitar que la droga marroquí entrara en España sin grandes obstáculos. Si eso es así, como sospecha gran parte de la sociedad española, entonces no hay duda de que el sanchismo y sus socios comunistas y nacionalistas gobiernan un Estado amigo de la droga.
Hay profundas sospechas de que la España de Sánchez es un narcoestado socialista que mete la droga de Marruecos a España y el resto de Europa. Pero no contentos con eso, la propia Unión Europea también parece ser parte del narcoestado, pues apoya a Marruecos en otros muchos ámbitos, como la agricultura y otros de sus negocios.
Las redes sociales están plagadas de vídeos e informaciones que aseguran que la lucha contra la droga en el sur de España se ha relajado y reducido a petición del rey de Marruecos, cuyas finanzas se beneficiarían de ese inmenso tráfico de hachís dirigido a toda Europa.
Si eso fuera cierto, estaríamos hablando de delitos muy graves achacables al gobierno español.
El presidente Bukele, recién elegido para otro mandato por más del 87 por ciento de su pueblo, ha demostrado a todo el mundo que cuando un gobierno quiere acabar con la delincuencia y la inseguridad ciudadana lo consigue y que si la delincuencia se mantiene es porque los gobiernos son cómplices.
Esa afirmación, completamente cierta, coloca bajo sospecha a todos los gobiernos que conviven con la corrupción, permiten o estimulan la delincuencia y dejan que el tráfico y el consumo de drogas arruine la salud de los pueblos.
La tesis de Bukele es dura y demuestra que muchos de los gobiernos del mundo son auténticas agrupaciones de delincuentes.
La tragedia de Barbate, en la que murieron dos guardias civiles arrollados por una narcolancha, ha dejado patente la falta de material y la precariedad de las embarcaciones de la Guardia Civil española en el Estrecho para luchar contra el narcotráfico y las mafias.
Algunas informaciones periodísticas y otras que circulan por Internet apuntan a que el cierre de OCON sur, la unidad de élite de la Guardia Civil que luchaba contra el narcotráfico, fue ordenado por Pedro Sánchez, a petición del sultán marroquí.
España sigue ganando población gracias a la llegada de colombianos, venezolanos y marroquíes
Nuestro país ya roza los 48,6 millones tras aumentar en 507.548 personas durante 2023: solo en el último trimestre hubo un incremento de 85.870 habitantes. Algunos de los que llegan proceden de países donde el narcotráfico es la primera actividad económica y una fuente de poder que compite con el propio gobierno.
La codicia de los partidos políticos, siempre ávidos de dinero fácil, la falta de ética y valores en la clase política y la llegada de muchos narcotraficantes han convertido a España, que fue un país ejemplar y seguro en la etapa Franquista, en una pocilga plagada de delincuentes y drogas.
Francisco Rubiales
Hay profundas sospechas de que la España de Sánchez es un narcoestado socialista que mete la droga de Marruecos a España y el resto de Europa. Pero no contentos con eso, la propia Unión Europea también parece ser parte del narcoestado, pues apoya a Marruecos en otros muchos ámbitos, como la agricultura y otros de sus negocios.
Las redes sociales están plagadas de vídeos e informaciones que aseguran que la lucha contra la droga en el sur de España se ha relajado y reducido a petición del rey de Marruecos, cuyas finanzas se beneficiarían de ese inmenso tráfico de hachís dirigido a toda Europa.
Si eso fuera cierto, estaríamos hablando de delitos muy graves achacables al gobierno español.
El presidente Bukele, recién elegido para otro mandato por más del 87 por ciento de su pueblo, ha demostrado a todo el mundo que cuando un gobierno quiere acabar con la delincuencia y la inseguridad ciudadana lo consigue y que si la delincuencia se mantiene es porque los gobiernos son cómplices.
Esa afirmación, completamente cierta, coloca bajo sospecha a todos los gobiernos que conviven con la corrupción, permiten o estimulan la delincuencia y dejan que el tráfico y el consumo de drogas arruine la salud de los pueblos.
La tesis de Bukele es dura y demuestra que muchos de los gobiernos del mundo son auténticas agrupaciones de delincuentes.
La tragedia de Barbate, en la que murieron dos guardias civiles arrollados por una narcolancha, ha dejado patente la falta de material y la precariedad de las embarcaciones de la Guardia Civil española en el Estrecho para luchar contra el narcotráfico y las mafias.
Algunas informaciones periodísticas y otras que circulan por Internet apuntan a que el cierre de OCON sur, la unidad de élite de la Guardia Civil que luchaba contra el narcotráfico, fue ordenado por Pedro Sánchez, a petición del sultán marroquí.
España sigue ganando población gracias a la llegada de colombianos, venezolanos y marroquíes
Nuestro país ya roza los 48,6 millones tras aumentar en 507.548 personas durante 2023: solo en el último trimestre hubo un incremento de 85.870 habitantes. Algunos de los que llegan proceden de países donde el narcotráfico es la primera actividad económica y una fuente de poder que compite con el propio gobierno.
La codicia de los partidos políticos, siempre ávidos de dinero fácil, la falta de ética y valores en la clase política y la llegada de muchos narcotraficantes han convertido a España, que fue un país ejemplar y seguro en la etapa Franquista, en una pocilga plagada de delincuentes y drogas.
Francisco Rubiales