Los grandes partidos políticos españoles, cada uno por razones distintas, pretenden vendernos la idea de que Ángela Merkel y los alemanes son los "malos" de la película, los que, con sus exigencias de austeridad y recortes, están acabando con el Estado de Bienestar y con las ventajas y derechos de los ciudadanos españoles. La verdad es que se trata, una vez más, de un argumento falso y de una elaborada y bien diseñada mentira del poder, que pretende culpar de nuestros males a la única dirigente que exige seriedad, respeto a las reglas, austeridad y prudencia a los que han abusado del poder, despilfarrado, abusado del poder, violado las normas, engañado a sus pueblos y arruinado a sus naciones.
El PSOE e IU lo hacen desde su sectarismo y odio al adversario, porque la Merkel es de derechas y porque el rigor y la austeridad impiden una política de izquierdas que sólo funciona repartiendo el dinero ajeno y que es imposible cuando el dinero se ha acabado. El PP lo hace porque la política de Merkel le obliga a abandonar sus tendencias socialdemócratas y malos habitos adquiridos en la oposición, quizás porque admiraban demasiado a los socialistas, vicios que se plasman en desprecio a la verdad, distancia creciente de la democracia, apego desmedido al poder y a los privilegios y una perversa tendencia a gastar más de lo que conviene, incluso endeudándose irresponjsablemente, si fuera necesario.
La verdad pura y dura es que quienes están acabando con el Estado de Bienestar son políticos como los griegos y los españoles, por culpa de sus abusos, despilfarros, endeudamientos enloquecidos, alejamiento de la democracia, pésima gestión de la crisis y errores reiterados. Todo lo demás es mentira y manipulación.
Basta echar una mirada a España o a Grecia, dos países donde el abuso de poder, el despilfarro, la trampa y la corrupción pública han causado estragos y llevado a sus pueblos hasta la ruina, para entender por qué Ángela Merkel está empeñada en embridarlos y someterlos a disciplina, respeto a la democracia, rigor contable y fiscal y espíritu de sacrificio.
Muchos españoles demócratas y cansados de soportar los abusos y arbitrariedades de la "casta" gobernante creemos que, contrariamente a lo que dicen el PSOE, el PP, IU y otros partidos, Ángela Merkel no es la mala sino la buena de la película, la única que puede imponer seriedad, decencia y respeto a la democracia a una casta de políticos españoles tan perdida para la decencia y tan corrompida que no duda en utilizar la mentira y el engaño para seguir dominando y embaucando a sus pueblos.
Acostumbrados a gastar por encima de sus posibilidades y a pedir prestado a los mercados para alimentar su avaricia, reforzar sus privilegios y hacer más eficaces sus aparatos de manipulación y dominio clientelar, los gobernantes españoles, tanto de derecha como de izquierda, rechazan y odian las exigencias alemanas de rigor, verdad, austeridad, sacrificio y transparencia, valores todos ellos claves para la democracia, sin los cuales los países y pueblos carecen de futuro.
Es comprensible y razonable que la Merkel se niegue a que se emita deuda europea porque eso significaría que el sacrificio y el esfuerzo alemán avale el despilfarro y el abuso de los políticos corruptos del sur. Proporcionar dinero fácil a políticos que no castigan a los que roban, que acribillan a sus ciudadanos a impuestos mientras ellos no renuncian a sus privilegios inmerecidos y que no exigen a los políticos y sindicalistas que han sasqueado las cajas de ahorro qye devuelvan lo que se han llevado es cooperar con la ignominia y alimentar la desvergüenza y el abuso.
Aunque no nos guste, la postura alemana es de lo poco decente que queda en esta Europa donde el poder de los políticos carece de controles y contrapesos y donde los egoísmos, las arrogancias, las mentiras y los abusos del poder se han impuesto a la verdad, a la decencia y a la misma democracia.
Hace bien la Merkel al exigir "condiciones" a cambio de dinero. Es muy de agradecer que impida que nuestros chorizos particulares sigan endeudandose para mantener sus privilegios, hipotecando sin escrúpulos el futuro de varias generaciones de españoles. Es esperanzador e ilusionante que los alemanes exijan a España, Grecia, Portugal e Italia que reduzcan drásticamente el tamaño de sus respectivos Estados y que expulsen de los cargos públicos que ocupan, sin aportar nada a la nación, esos centenares de miles de enchufados y familiares de políticos que no tienen otro mérito que ser amigos del poder.
Gracias a Ángela Merkel, algunos españoles todavía podemos soñar con un futuro democrático y con la recuperación de los valores que han sido aplastados y arrasados por la plaga de políticos ineptos y corruptos que han tomado el poder en nuestros países.
El principio alemán de que sólo el rigor y el esfuerzo generan futuro y riqueza es incuestionable y en él tenemos depositada nuestra esperanza muchos españoles, decepcionados y hastiados de una clase dirigente que puede ser calificada, sin temor alguno a error, como una de las peores del planeta.
La peor consecuencia de la corrupción no es el robo sino el engaño y la ocultación de la verdad. A los españoles nadie les ha dicho todavía que permitir que el Banco Central Europeo compre masivamente deuda española representa, también, que Rajoy tenga dinero fácil y barato para seguir endeudándose y para realizar políticas que el pueblo odia, como subvencionar a los partidos políticos, los sindicatos y las patronales, pagar sueldos de lujo al medio millón de políticos inútiles que están colocados en el Estado, ordeñando al erario público sin aportar nada, mantener abiertas las costosas televisiones públicas, que sólo sirven para alimentar los aparatos de propaganda de los partidos y seguir subvencionando a las miles de instituciones y empresas públicas que sólo sirven para que decenas de miles de familiares y amigos del poder cobren cada mes. Nadie les ha dicho tampoco a los españoles que buena parte de nuestros trenes AVE, autopistas, aeropuertos y otras infraestructuras modernas son consecuencia de la generosidad alemana.
En fin, una insoportable y maloliente catarata de mentiras y engaños diseñados para que el pueblo, que es el soberano en democracia, siga siendo manipulado y sojuzgados.
El PSOE e IU lo hacen desde su sectarismo y odio al adversario, porque la Merkel es de derechas y porque el rigor y la austeridad impiden una política de izquierdas que sólo funciona repartiendo el dinero ajeno y que es imposible cuando el dinero se ha acabado. El PP lo hace porque la política de Merkel le obliga a abandonar sus tendencias socialdemócratas y malos habitos adquiridos en la oposición, quizás porque admiraban demasiado a los socialistas, vicios que se plasman en desprecio a la verdad, distancia creciente de la democracia, apego desmedido al poder y a los privilegios y una perversa tendencia a gastar más de lo que conviene, incluso endeudándose irresponjsablemente, si fuera necesario.
La verdad pura y dura es que quienes están acabando con el Estado de Bienestar son políticos como los griegos y los españoles, por culpa de sus abusos, despilfarros, endeudamientos enloquecidos, alejamiento de la democracia, pésima gestión de la crisis y errores reiterados. Todo lo demás es mentira y manipulación.
Basta echar una mirada a España o a Grecia, dos países donde el abuso de poder, el despilfarro, la trampa y la corrupción pública han causado estragos y llevado a sus pueblos hasta la ruina, para entender por qué Ángela Merkel está empeñada en embridarlos y someterlos a disciplina, respeto a la democracia, rigor contable y fiscal y espíritu de sacrificio.
Muchos españoles demócratas y cansados de soportar los abusos y arbitrariedades de la "casta" gobernante creemos que, contrariamente a lo que dicen el PSOE, el PP, IU y otros partidos, Ángela Merkel no es la mala sino la buena de la película, la única que puede imponer seriedad, decencia y respeto a la democracia a una casta de políticos españoles tan perdida para la decencia y tan corrompida que no duda en utilizar la mentira y el engaño para seguir dominando y embaucando a sus pueblos.
Acostumbrados a gastar por encima de sus posibilidades y a pedir prestado a los mercados para alimentar su avaricia, reforzar sus privilegios y hacer más eficaces sus aparatos de manipulación y dominio clientelar, los gobernantes españoles, tanto de derecha como de izquierda, rechazan y odian las exigencias alemanas de rigor, verdad, austeridad, sacrificio y transparencia, valores todos ellos claves para la democracia, sin los cuales los países y pueblos carecen de futuro.
Es comprensible y razonable que la Merkel se niegue a que se emita deuda europea porque eso significaría que el sacrificio y el esfuerzo alemán avale el despilfarro y el abuso de los políticos corruptos del sur. Proporcionar dinero fácil a políticos que no castigan a los que roban, que acribillan a sus ciudadanos a impuestos mientras ellos no renuncian a sus privilegios inmerecidos y que no exigen a los políticos y sindicalistas que han sasqueado las cajas de ahorro qye devuelvan lo que se han llevado es cooperar con la ignominia y alimentar la desvergüenza y el abuso.
Aunque no nos guste, la postura alemana es de lo poco decente que queda en esta Europa donde el poder de los políticos carece de controles y contrapesos y donde los egoísmos, las arrogancias, las mentiras y los abusos del poder se han impuesto a la verdad, a la decencia y a la misma democracia.
Hace bien la Merkel al exigir "condiciones" a cambio de dinero. Es muy de agradecer que impida que nuestros chorizos particulares sigan endeudandose para mantener sus privilegios, hipotecando sin escrúpulos el futuro de varias generaciones de españoles. Es esperanzador e ilusionante que los alemanes exijan a España, Grecia, Portugal e Italia que reduzcan drásticamente el tamaño de sus respectivos Estados y que expulsen de los cargos públicos que ocupan, sin aportar nada a la nación, esos centenares de miles de enchufados y familiares de políticos que no tienen otro mérito que ser amigos del poder.
Gracias a Ángela Merkel, algunos españoles todavía podemos soñar con un futuro democrático y con la recuperación de los valores que han sido aplastados y arrasados por la plaga de políticos ineptos y corruptos que han tomado el poder en nuestros países.
El principio alemán de que sólo el rigor y el esfuerzo generan futuro y riqueza es incuestionable y en él tenemos depositada nuestra esperanza muchos españoles, decepcionados y hastiados de una clase dirigente que puede ser calificada, sin temor alguno a error, como una de las peores del planeta.
La peor consecuencia de la corrupción no es el robo sino el engaño y la ocultación de la verdad. A los españoles nadie les ha dicho todavía que permitir que el Banco Central Europeo compre masivamente deuda española representa, también, que Rajoy tenga dinero fácil y barato para seguir endeudándose y para realizar políticas que el pueblo odia, como subvencionar a los partidos políticos, los sindicatos y las patronales, pagar sueldos de lujo al medio millón de políticos inútiles que están colocados en el Estado, ordeñando al erario público sin aportar nada, mantener abiertas las costosas televisiones públicas, que sólo sirven para alimentar los aparatos de propaganda de los partidos y seguir subvencionando a las miles de instituciones y empresas públicas que sólo sirven para que decenas de miles de familiares y amigos del poder cobren cada mes. Nadie les ha dicho tampoco a los españoles que buena parte de nuestros trenes AVE, autopistas, aeropuertos y otras infraestructuras modernas son consecuencia de la generosidad alemana.
En fin, una insoportable y maloliente catarata de mentiras y engaños diseñados para que el pueblo, que es el soberano en democracia, siga siendo manipulado y sojuzgados.