Se dice ya abiertamente en los thinks tanks y círculos de poder norteamericanos: "Tendremos que volver a Europa, tarde o temprano, para salvarlos de nuevo".
En Estados Unidos ven ya a Europa perdida frente a la agresión islamista, con su cultura en peligro, exhibiendo las mismas torpezas y debilidades que en el pasado dieron vida a Hitler, a Musolini y a Stalin.
"Tendremos que ir de nuevo a salvaros", nos decía nuestro corresponsal en Washington, cuando comentábamos, hace días, la violenta e histérica reacción del extremismo islamista ante las palabras del papa Benedicto XVI, que se limitó a decir en voz alta lo que piensa la mayoría de Occidente: que no puede ser bueno a los ojos de Dios expandir la fe por medio del alfanje y del cinturón de dinamita.
"No os dais cuenta porque la cobardía es el gran pecado de Europa, pero la situación actual se parece demasiado a las vísperas de la II Guerra Mundial, cuando el nazismo, con el que Europa coqueteó durante más de una década, estuvo a punto de destruir la cultura europea y occidental", afirmó.
"Entonces tuvimos que acudir en vuestra ayuda. Ojalá podamos hacerlo de nuevo", concluyó.
Sin embargo, nuestro hombre en Washington expresó su temor a que esta vez Estados Unidos no pueda acudir en ayuda de Europa. "Estamos debilitados porque también la división y la cobardía anida en nuestra sociedad, aunque, por fortuna, menos que en el viejo continente". Todo dependerá de quien sustituya a Bush y de que podamos mantener con claridad el principio de que "sólo los que defienden sus valores pueden llamarse dignos".
Nota:
La intervención de Estados Unidos en las dos guerras mundiales del siglo XX, la Primera (1914-18) y la Segunda (1939-45) fue decisiva y sirvió para que las democracias europeas vencieran en sus contiendas contra el bando autoritario y totalitario en ambas ocasiones.
En Estados Unidos ven ya a Europa perdida frente a la agresión islamista, con su cultura en peligro, exhibiendo las mismas torpezas y debilidades que en el pasado dieron vida a Hitler, a Musolini y a Stalin.
"Tendremos que ir de nuevo a salvaros", nos decía nuestro corresponsal en Washington, cuando comentábamos, hace días, la violenta e histérica reacción del extremismo islamista ante las palabras del papa Benedicto XVI, que se limitó a decir en voz alta lo que piensa la mayoría de Occidente: que no puede ser bueno a los ojos de Dios expandir la fe por medio del alfanje y del cinturón de dinamita.
"No os dais cuenta porque la cobardía es el gran pecado de Europa, pero la situación actual se parece demasiado a las vísperas de la II Guerra Mundial, cuando el nazismo, con el que Europa coqueteó durante más de una década, estuvo a punto de destruir la cultura europea y occidental", afirmó.
"Entonces tuvimos que acudir en vuestra ayuda. Ojalá podamos hacerlo de nuevo", concluyó.
Sin embargo, nuestro hombre en Washington expresó su temor a que esta vez Estados Unidos no pueda acudir en ayuda de Europa. "Estamos debilitados porque también la división y la cobardía anida en nuestra sociedad, aunque, por fortuna, menos que en el viejo continente". Todo dependerá de quien sustituya a Bush y de que podamos mantener con claridad el principio de que "sólo los que defienden sus valores pueden llamarse dignos".
Nota:
La intervención de Estados Unidos en las dos guerras mundiales del siglo XX, la Primera (1914-18) y la Segunda (1939-45) fue decisiva y sirvió para que las democracias europeas vencieran en sus contiendas contra el bando autoritario y totalitario en ambas ocasiones.