Imagen cedida por www.lakodorniz.com
Tengo un amigo sociólogo, director de una de las grandes agencias demoscópicas, que me asegura que en España está renaciendo la dignidad y que el gobierno está sorprendido de la alta resistencia a la negociación con ETA, que no para de crecer en la sociedad.
Mi amigo sostiene que es un claro cambio de tendencia, ya que hace tres años podía asegurarse que España era un país de nuevos ricos, dominado por la cobardía y dispuesto a soportarlo todo con tal de conservar la riqueza y el confort recien conquistados.
Otro amigo, Manuel Molares, en Crónicas Bárbaras, afirma que Zapatero había planificado su estrategia de gobierno, incluyendo la retirada de Irak, sin consultar a los aliados, las facilidades a los nacionalistas radicales y la negociación humillante con ETA, en base a esa pretendida cobardía del pueblo español, que, según los expertos próximos al gobierno, tendría que acentuarse después del terrible atentado del 11 de marzo de 2004.
Sin embargo, Rodriguez Ibarra, que es una especie de apache de la política, que huele los vientos y anticipa las corrientes del futuro, ha dicho, refiriéndose a ETA y sorprendiendo a todos por su osadía: “Si han asesinado a 900 personas, podremos soportar la 901”.
Los españoles, sorprendiendo también a sus gobernantes, recobran la gallardía perdida y exigen al Estado, cada día con más firmeza, que sea digno y firme al negociar con los terroristas, que ponga en su sitio al nacionalismo chantajista, cuyo poder político es muy superior al que merecen, que aclare todo lo que ocurrió con los atentados del 11 M y que deje de jugar a castillitos y a alianzas de civilizaciones con dictadorzuelos y restablezca las alianzas con países serios y firmes como Francia, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros.
La dignidad resurge en España por doquier y Zapatero y sus asesores se encuentran estupefactos, sin salida, diseñando una nueva estrategia a toda prisa que, probablemente, incluya una postura dura frente a ETA, justificada ante los españoles como la reacción indignada de quien lo ha intentado todo "por la paz", sin que ni ETA ni el PP respondan al gran desafío.
Algunos vinculan el descenso de votos que están experimentando los nacionalismos radicales con este Renacimiento de la dignidad y la vergüenza en España.
Zapatero, como muchos otros políticos superficiales, más proclive a las tácticas y trucos que al diálogo leal y sincero con su pueblo, ha cometido el error de minusvalorar y despreciar a sus administrados. Y ha caído en la trampa de los tontos porque el pueblo, cuando se siente poco respetado, suele vengarse de manera implacable.
Mi amigo sostiene que es un claro cambio de tendencia, ya que hace tres años podía asegurarse que España era un país de nuevos ricos, dominado por la cobardía y dispuesto a soportarlo todo con tal de conservar la riqueza y el confort recien conquistados.
Otro amigo, Manuel Molares, en Crónicas Bárbaras, afirma que Zapatero había planificado su estrategia de gobierno, incluyendo la retirada de Irak, sin consultar a los aliados, las facilidades a los nacionalistas radicales y la negociación humillante con ETA, en base a esa pretendida cobardía del pueblo español, que, según los expertos próximos al gobierno, tendría que acentuarse después del terrible atentado del 11 de marzo de 2004.
Sin embargo, Rodriguez Ibarra, que es una especie de apache de la política, que huele los vientos y anticipa las corrientes del futuro, ha dicho, refiriéndose a ETA y sorprendiendo a todos por su osadía: “Si han asesinado a 900 personas, podremos soportar la 901”.
Los españoles, sorprendiendo también a sus gobernantes, recobran la gallardía perdida y exigen al Estado, cada día con más firmeza, que sea digno y firme al negociar con los terroristas, que ponga en su sitio al nacionalismo chantajista, cuyo poder político es muy superior al que merecen, que aclare todo lo que ocurrió con los atentados del 11 M y que deje de jugar a castillitos y a alianzas de civilizaciones con dictadorzuelos y restablezca las alianzas con países serios y firmes como Francia, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros.
La dignidad resurge en España por doquier y Zapatero y sus asesores se encuentran estupefactos, sin salida, diseñando una nueva estrategia a toda prisa que, probablemente, incluya una postura dura frente a ETA, justificada ante los españoles como la reacción indignada de quien lo ha intentado todo "por la paz", sin que ni ETA ni el PP respondan al gran desafío.
Algunos vinculan el descenso de votos que están experimentando los nacionalismos radicales con este Renacimiento de la dignidad y la vergüenza en España.
Zapatero, como muchos otros políticos superficiales, más proclive a las tácticas y trucos que al diálogo leal y sincero con su pueblo, ha cometido el error de minusvalorar y despreciar a sus administrados. Y ha caído en la trampa de los tontos porque el pueblo, cuando se siente poco respetado, suele vengarse de manera implacable.