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Empieza a ser reconocido el gran papel de España como primera nación civilizadora del mundo,



España ha sido presentada frecuentemente en el mundo como ejemplo de nación expoliadora, cruel y sanguinaria en su obra de conquista y dominio de su imperio. La Leyenda Negra antiespañola es una falacia injusta y vergonzosa, elaborada por ingleses, norteamericanos y otros pueblos enemigos de España, que, por fortuna, está siendo desmontada por una nueva generación de historiadores, periodistas y escritores que reconocen la verdad y se indignan ante las mentiras impuestas en la cultura mundial.

Pocas naciones han sido más injustas y desagradecidas con quien les ayudó a nacer como lo ha sido Estados Unidos con España. Influidos por el odio tradicional británico a España, Estados Unidos nos ha combatido y maltratado, además de alterar y ocultar la historia de España y su papel en la civilización de más de la mitad de su territorio.

Por fortuna, hay escritores, historiadores y periodistas que empiezan a revisar la sucia versión de España que han impuesto los ingleses y norteamericanos y que reconocen el modo ejemplar español de civilizar y de luchar por el progreso humano.
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Empieza a reconocerse el gran papel civilizador de España en el mundo
Uno de esos luchadores por restituir la verdad fue Charles Fletcher Lummis (1859-1928), periodista, historiador y activista a favor de los indios estadounidenses, en su libro LOS EXPLORADORES ESPAÑOLES DEL SIGLO XVI (1920), escribe: El honor de dar América al mundo le cupo a España; el crédito, no solo del descubrimiento, sino de siglos de trabajo pionero tal que ninguna otra nación en ningún otro país se le puede equiparar. Prácticamente una sola nación tuvo la gloria de descubrir y explorar América, de cambiar las ideas del mundo sobre la geografía y de llevar por sí sola el conocimiento y el comercio durante un siglo y medio. Y esa nación es España.

Afirma Lummis que no solo fueron los españoles los primeros conquistadores del Nuevo Mundo, sino también sus primeros civilizadores. Ellos construyeron las primeras ciudades, las primeras iglesias, escuelas y universidades, montaron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros; escribieron los primeros diccionarios, historias y geografías, y trajeron los primeros profesores y misioneros. Una de las cosas más asombrosas de los españoles, es el espíritu humanitario y progresista que desde el principio hasta el fin caracterizó sus instituciones.

Los españoles no exterminaron a ninguna nación aborigen, como exterminaron docenas de ellas nuestros antepasados los ingleses… Entre el Cabo de Hornos y el Polo Norte no había ni una mala casucha inglesa ni un solo hijo de Inglaterra… España se desangró en una conquista tan enorme que ni aún hoy podría nación alguna dar los hombres o el dinero necesarios para una empresa semejante en pos del progreso mundial.

Algunas historias han pintado a esta heroica nación como cruel para los indios; pero la verdad es que la conducta de España en este particular a nosotros debería avergonzarnos. La legislación española referente a los indios de todas partes, era incomparablemente más extensa, comprensiva, sistemática y humanitaria que la de la Gran Bretaña, la de las Colonias y la de Estados Unidos juntas.

El mayor fracaso de España como primera potencia mundial, papel que ejerció durante tres siglos, es no haber sabido crear un relato veraz sobre su obra conquistadora, descubridora y civilizadora, todo un fracaso cultural que permitió que los ingleses y otros pueblos derrotados por las armas españolas tergiversaran la Historia, denigraran a España y le arrebataran con impunidad logros, méritos y avances.

Francisco Rubiales

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Jueves, 22 de Julio 2021
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