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Elefantiasis del Estado e incompetencia de la "casta"



El mayor drama de España es que cada gobierno que accede al poder engorda el Estado, contratando a todos los “suyos" y agrandando todavía más un Estado que ya padece elefantiasis cancerosa.

El socialismo de Sánchez prepara ya su desembarco pleno en unas administraciones públicas de la que ha estado ausente durante casi dos legislaturas, desde que el nefasto Zapatero empujó a España hasta el borde de la ruina y el fracaso. Las filas socialistas, después de su corta etapa de provisionalidad, inaugurada con la moción de censura, viven ya la euforia del reparto, con miles de supersueldos esperándoles en los palacios del poder.
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Nadie ahorra y todos expolian en España
Mientras los nuevos amos se relamen ante el festín que les espera, la España acobardada y desarmada de los ciudadanos no hace otra cosa que lamentar que sus nuevos gobernantes le empujen un poco más hacia la ruina y engorden todavía más un Estado que ya es el mas obeso de Europa y tan irracional y absurdo que sólo puede mantenerse si expolia a sus ciudadanos con una lluvia terrible de impuestos abusivos.

España se rebeló hace años contra la "casta" privilegiada de los controladores aéreos y el gobierno de Zapatero los fulminó con la excusa de que sus sueldos, que superaban los 200.000 euros al año, eran desorbitados. Pero nadie protesta contra los sueldos de los amos del poder, políticos que entran en las administraciones como vencedores para cobrarse su suculenta recompensa en dinero público, muchas veces con estipendios muy parecidos a aquellos de los antiguos controladores aereos.

El problema supera y magnifica la endogamia, invadiendo todos los ámbitos de lo público y algunos del sector privado: ministerios, consejerías, instituciones de todo tipo, magistratura, universidad, sanidad, cuerpos técnicos, o cualquier cuerpo funcionarial del Estado. Cada presidente, ministro, consejero o preboste del partido ganador colocará a dedo a los consejeros o vocales de gobiernos, ayuntamientos, juntas, consejos o consorcios y todos ellos vivirán hasta su dorada jubilación de los presupuestos nacionales, locales y regionales. Toda una bacanal que España no puede soportar por mucho tiempo sin estallar hecha pedazos.

Rajoy fue especialmente descarado porque ganó las elecciones con una amplia mayoría absoluta tras prometer al pueblo corregir los errores del socialismo, que durante la etapa de Zapatero fueron inmensos y sangrantes, pero no hizo nada y se limitó, como es habitual en España, a eliminar a los cargos más altos, dejando a los ejércitos enteros de enchufados en los puestos que les habían otorgado "a dedo".

La victoria de Sánchez en las urnas promete ser todavía más sangrante porque el socialismo, que es un partido que ha sustituido su tradicional ideología por la ideología del reparto del poder y del botín de lo público, estaba "seco" y necesita otorgar a los suyos miles de cargos, engordando todavía más un Estado que ya da asco verlo tan seboso e insostenible, con casi medio millón de políticos a sueldo, más de los que mantienen juntos Alemania, Francia y Gran Bretaña., que son las tres primeras economías de Europa.

Sufrimos de elefantiasis oficial, deforme, cancerosa y sin remedio, mientras no se cambie un sistema en el que los políticos y sus partidos tienen un poder desproporcionado y maligno y donde el ciudadano ni siquiera puede influir para que España sea un país decente.

España necesita un cambio profundo que elimine esas legiones de administradores “in eternum” que llenan el país de reyezuelos, aforados, caciques y mentecatos con carné de partido, todos ellos dueños de un empleo público que los ganadores de las elecciones les habrán entregado como "botín".

Esa es la gran paradoja de España, evidente, visible pero silenciada, tanto por los políticos, que son sus creadores y mantenedores, como por una prensa que ya está casi plenamente sometida al poder y que miente y silencia para beneficiar al los amos. Es evidente que en lugar de expoliar al pueblo con impuestos debería aplicarse la terapia de la austeridad y del ahorro, adelgazando el Estado enfermo de obesidad que los políticos han construido de manera indecente, irresponsable y casi delictiva. Pero eso no se hace, ni nadie lo dice. La solución del ahorro es tabú en esta España que si todo sigue como hasta ahora un día perderá sus pensiones sin expulsar de sus puestos públicos ni siquiera a uno de los cientos de miles de parásitos allí atrincherados, muchos de ellos innecesarios y sin otro mérito que el de disponer de un carné de partido.

Francisco Rubiales

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Viernes, 10 de Mayo 2019
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