Tal como vaticinó y anticipó Voto en Blanco, el PSOE fue "fusilado" en las urnas por los ciudadanos españoles, que votaron masivamente en su contra. Los resultados finales fueron de 186 escaños para el Partido Popular, que gobernará con la mayoría más amplia de su historia, y 110 escaños para los socialista, que obtienen su peor resultado.
Voto en Blanco también afirmó en su día que la elección de Rubalcaba fue un profundo error porque el candidato, el principal cómplice de Zapatero en el desastre, era justo lo contrario de lo que la situación requería. El PSOE necesitaba a una persona nueva y ajena al desastre, pero elegió al principal cómplice de Zapatero y a un dirigente gastado y caducado. Leer el artículo publicado hace muchos meses, titulado Elegir a Rubalcaba como líder, un error fatal que puede costarle la vida al PSOE constata que el error socialista era previsible y se veía venir.
El rechazo al PSOE por su mal gobierno se plasmó en las urnas y fue menor de lo que pudo haber sido porque el núcleo duro del partido, compuesto por los fanáticos y los paniaguados que viven del dinero público, resistió y se atrincheró, a pesar de que la razón, la decencia y la realidad empujaban con fuerza hacia un intenso voto de castigo a la formación de Zapatero y Rubalcaba, culpable principal de las actuales desgracias de España, sobre todo del desempleo, la pobreza y el desencanto.
Los socialistas han perdido casi cinco millones de votantes, que se han repartido entre Izquierda Unida, la abstención, el voto en blanco y el apoyo al Partido Popular y a pequeños partidos, como UPyD, que crece hasta lograr 5 escaños.
Rubalcaba está hundido y Zapatero ni siquiera quiere comparecer ante su gente. El candidato ha pedido que se celebre un congreso para analizar el desastre y renovar la dirección, pero el PSOE necesita una terapia mucho más intensa para salir del foso de la derrota y reencontrarse con los ciudadanos, algo tan profundo como la refundación del partido, esta vez sobre bases éticas y democráticas, abrazando la regeneración y arrojando por la borda la corrupción, el sectarismo, la arrogancia, el abuso de poder, la arbitrariedad y el culto reverencial al poder como primer objetivo y fuerza motriz.
El primer análisis de la derrota, hecho por Rubalcaba, fue decepcionante y permite vaticinar que el PSOE seguirá hundiendose en el pozo de la degeneración y la derrota. No reconoció culpa o error alguno, no pidio perdón a los ciudadnaos por el enorme daño causado a España y aribuyó la derrota, exclusivamente, a la crisis, sin admitir la verdad sangrante de que los socialistas, con Zapatero a la cabeza, han gobernado el país de manera estúpida, arbitraria y peligrosa, llevándonos hasta el dolor del desempleo y la pobreza, hasta el borde del fracaso como pueblo.
Si el PSOE decide regenerarse, tendrá que tomar decisiones de una gran crudeza, en nada parecidas a las de Rubalcaba, empezando por jubilar y silenciar a las dos generaciones de dirigentes que han ostentado el poder en el partido. La presencia ante los ciudadanos de gente como Zapatero, Rubalcaba, Pepiño Blanco, Leire Pajín, Felipe González, Alfonso Guerra y todos aquellos que se "mancharon" con el mal gobierno durante las últimas décadas restara votos y generará rechazo en una España que tandará mucho tiempo en olvidar que fueron los socialistas los que arrebataron al país su prosperidad, su armadura ética y su futuro.
El PSOE ha sido el principal "activo" del Partido Popular, ganador de las elecciones con un número de escaños abrumador, el mayor en su historia. Zapatero le ha hecho la campaña a la derecha y con sus errores, estupideces y profundos daños causados a España ha empujado al PP hasta el gobierno.
Voto en Blanco también afirmó en su día que la elección de Rubalcaba fue un profundo error porque el candidato, el principal cómplice de Zapatero en el desastre, era justo lo contrario de lo que la situación requería. El PSOE necesitaba a una persona nueva y ajena al desastre, pero elegió al principal cómplice de Zapatero y a un dirigente gastado y caducado. Leer el artículo publicado hace muchos meses, titulado Elegir a Rubalcaba como líder, un error fatal que puede costarle la vida al PSOE constata que el error socialista era previsible y se veía venir.
El rechazo al PSOE por su mal gobierno se plasmó en las urnas y fue menor de lo que pudo haber sido porque el núcleo duro del partido, compuesto por los fanáticos y los paniaguados que viven del dinero público, resistió y se atrincheró, a pesar de que la razón, la decencia y la realidad empujaban con fuerza hacia un intenso voto de castigo a la formación de Zapatero y Rubalcaba, culpable principal de las actuales desgracias de España, sobre todo del desempleo, la pobreza y el desencanto.
Los socialistas han perdido casi cinco millones de votantes, que se han repartido entre Izquierda Unida, la abstención, el voto en blanco y el apoyo al Partido Popular y a pequeños partidos, como UPyD, que crece hasta lograr 5 escaños.
Rubalcaba está hundido y Zapatero ni siquiera quiere comparecer ante su gente. El candidato ha pedido que se celebre un congreso para analizar el desastre y renovar la dirección, pero el PSOE necesita una terapia mucho más intensa para salir del foso de la derrota y reencontrarse con los ciudadanos, algo tan profundo como la refundación del partido, esta vez sobre bases éticas y democráticas, abrazando la regeneración y arrojando por la borda la corrupción, el sectarismo, la arrogancia, el abuso de poder, la arbitrariedad y el culto reverencial al poder como primer objetivo y fuerza motriz.
El primer análisis de la derrota, hecho por Rubalcaba, fue decepcionante y permite vaticinar que el PSOE seguirá hundiendose en el pozo de la degeneración y la derrota. No reconoció culpa o error alguno, no pidio perdón a los ciudadnaos por el enorme daño causado a España y aribuyó la derrota, exclusivamente, a la crisis, sin admitir la verdad sangrante de que los socialistas, con Zapatero a la cabeza, han gobernado el país de manera estúpida, arbitraria y peligrosa, llevándonos hasta el dolor del desempleo y la pobreza, hasta el borde del fracaso como pueblo.
Si el PSOE decide regenerarse, tendrá que tomar decisiones de una gran crudeza, en nada parecidas a las de Rubalcaba, empezando por jubilar y silenciar a las dos generaciones de dirigentes que han ostentado el poder en el partido. La presencia ante los ciudadanos de gente como Zapatero, Rubalcaba, Pepiño Blanco, Leire Pajín, Felipe González, Alfonso Guerra y todos aquellos que se "mancharon" con el mal gobierno durante las últimas décadas restara votos y generará rechazo en una España que tandará mucho tiempo en olvidar que fueron los socialistas los que arrebataron al país su prosperidad, su armadura ética y su futuro.
El PSOE ha sido el principal "activo" del Partido Popular, ganador de las elecciones con un número de escaños abrumador, el mayor en su historia. Zapatero le ha hecho la campaña a la derecha y con sus errores, estupideces y profundos daños causados a España ha empujado al PP hasta el gobierno.