Sánchez anuncia que aprobará antes del verano su plan para amordazar a jueces y medios críticos. Y lo hace con todo descaro, como lo harían Hitler o Stalin.
Lo que se sabe de ese plan fascista de Sánchez es que presentará el denominado "paquete de calidad democrática" para evitar los "bulos", al mismo tiempo que amenaza con reformar el Poder Judicial (CGPJ) quitándole su facultad de nombrar jueces, para que sea el Ministerio de Justicia quien los designe.
Su proyecto convertiría a Sánchez en un tirano integral, una figura maldita en la político mundial por ser asesino de las libertades y derechos y esclavizador de seres humanos.
La explicación de ese avance hacia el fango auténtico y la miseria humana es que Sánchez no acepta la realidad de ser un perdedor fracasado y, ante ese drama, está reaccionando como un desquiciado.
Ha perdido las cuatro últimas elecciones; tiene a su esposa y a su hermano ante los tribunales, que los investigan por corrupción; muchos observadores y analistas le señalan a él mismo como capo de la corrupción gubernamental; medio país sospecha que hace trampas en los escrutinios y que en realidad tiene muchos menos votos de los que se le adjudican; pierde prestigio en el mundo; se está ganando enemigos peligrosos, como Israel y Estados Unidos, entre otros; el argentino Milei está difundiendo, a nivel mundial, las miserias y abusos del sanchismo, con gran acogida en la prensa libre internacional; cada día es más marginado de los grandes foros y ya no le invitan a los principales centros de decisión; en España, el rechazo ciudadano es masivo y ya le pitan y abuchean cuando se atreve a salir a las calles; su rechazo es tan grande que genera el crecimiento de la derecha auténtica, a la que él llama "ultra" y el nacimiento de nuevos partidos que le desafían y denuncian, como el de Alvise Pérez, que ha obtenido nada menos que tres eurodiputados y 800.000 votos.
Todos estos fracasos, que en cualquier país decente y democrático habrían provocado hace mucho tiempo su dimisión, a él le enervan, le enfurecen y le empujan hacia responder al pueblo y al sistema con más tiranía y abuso.
Sin duda, Pedro Sánchez es hoy un peligro para España, Europa y la comunidad internacional.
Francisco Rubiales
Lo que se sabe de ese plan fascista de Sánchez es que presentará el denominado "paquete de calidad democrática" para evitar los "bulos", al mismo tiempo que amenaza con reformar el Poder Judicial (CGPJ) quitándole su facultad de nombrar jueces, para que sea el Ministerio de Justicia quien los designe.
Su proyecto convertiría a Sánchez en un tirano integral, una figura maldita en la político mundial por ser asesino de las libertades y derechos y esclavizador de seres humanos.
La explicación de ese avance hacia el fango auténtico y la miseria humana es que Sánchez no acepta la realidad de ser un perdedor fracasado y, ante ese drama, está reaccionando como un desquiciado.
Ha perdido las cuatro últimas elecciones; tiene a su esposa y a su hermano ante los tribunales, que los investigan por corrupción; muchos observadores y analistas le señalan a él mismo como capo de la corrupción gubernamental; medio país sospecha que hace trampas en los escrutinios y que en realidad tiene muchos menos votos de los que se le adjudican; pierde prestigio en el mundo; se está ganando enemigos peligrosos, como Israel y Estados Unidos, entre otros; el argentino Milei está difundiendo, a nivel mundial, las miserias y abusos del sanchismo, con gran acogida en la prensa libre internacional; cada día es más marginado de los grandes foros y ya no le invitan a los principales centros de decisión; en España, el rechazo ciudadano es masivo y ya le pitan y abuchean cuando se atreve a salir a las calles; su rechazo es tan grande que genera el crecimiento de la derecha auténtica, a la que él llama "ultra" y el nacimiento de nuevos partidos que le desafían y denuncian, como el de Alvise Pérez, que ha obtenido nada menos que tres eurodiputados y 800.000 votos.
Todos estos fracasos, que en cualquier país decente y democrático habrían provocado hace mucho tiempo su dimisión, a él le enervan, le enfurecen y le empujan hacia responder al pueblo y al sistema con más tiranía y abuso.
Sin duda, Pedro Sánchez es hoy un peligro para España, Europa y la comunidad internacional.
Francisco Rubiales