Enterradores del PSOE
El PSOE no lo sabe, pero está muerto. Ayer, en la reunión de su ejecutiva federal, demostró ser un cadáver que empieza a oler mal. Dice que va a recuperar el diálogo con los ciudadanos, pero en lugar de hablar de justicia, unidad nacional, democracia y lucha contra la corrupción, auténticos anhelos populares en España, quiere hablar de federalismo. ¿A quién coño le interesa el federalismo? Ni siquiera a los socialistas, sino únicamente a los socialistas catalanes. ¿Y van a embarcar a España entera en una reforma constitucional para convertirla en un Estado Federal que no desea nadie, sólo porque el partido no quiere romperse?. Son momias y, además, están locos.
Las imbecilidades y abusos del Zapaterismo siguen presentes y han desdibujado al partido. Los socialistas españoles, en lugar de defender la unidad de España, que es uno de los principales anhelos de la sociedad, siguen haciendo concesiones a los catalanes, arrastrando en esa estúpida aventura a todo el pueblo español. La debilidad y la falta de convicciones les lleva hacia el federalismo, una vía que ni siquiera comparten y que sólo adoptan para tapar la boca al PSC. Los ciudadanos perciben esa cobardía y arbitrariedad y no la van a soportar. Muchos recordamos todavía al gran enterrador del socialismo español en los últimos tiempos, el cobarde Zapatero, que para contentar a los nacionalistas catalanes dijo aquello de "apoyaré todo lo que el Parlamento catalán apruebe". A aprobó el nuevo Estatuto, un documento al margen de la Constitución, cargado de entreguismo, cobardía y traición a los valores fundamentales de la nación.
De sus cuatro letras históricas (P S O E) acaban de perder la E de "Español", que es la única que les quedaba viva, tras haber perdido la P de Partido, sustituida por la M de Mafia, la S de socialista, y la O de obrero..
Rubalcaba debería saber que contemporizar con los catalanes es la vía más rápida hacia la desaparición como gran partido. La encuesta que hoy pública El País coloca al PSOE en el momento más bajo de su historia, en intención de voto, peor incluso que cuando fue arrasado por el PP en las anteriores elecciones. El partido. incapaz de defender principios firmes, valores y sentimientos que conecten con la ciudadanía, está muerto y poblado por una militancia muerta que sólo produce ideas suicidas. Se han reunido el sábado durante muchas horas y no han producido una sola idea que genere entusiasmo o admiración. Rubalcaba, que lucha por su propio poder y nunca por el interés general, ha conseguido una tregua de un año para reconducir al partido, pero los muertos no pueden reconducir nada, ni siquiera detener las exequias del socialismo español, un fenómeno que vemos muchos españoles, pero que los socialistas no pueden ver porque ellos mismos son el cadáver.
La gente quiere ver a la izquierda recuperando el sentido del Estado, que es un rasgo propio, y de la ética, algo que nunca han valorado. Quiere también que los socialistas alcen la bandera de la regeneración y que empiecen a acorralar a los chorizos, pero no pueden hacerlo porque los chorizos también son ellos, aunque en este caso acompañados por la derecha, los comunistas y los nacionalistas. La gente quiere participar en las decisiones, que se exijan valores y solvencia a los políticos, que se persiga a los ladrones y que se adelgace el inmoral e insostenible Estado que ellos, justo con los demás colegas de "la casta" española, han construido para que les sirva de refugio y de parking de lujo para privilegios y ventajas.
Pero de esas cosas nunca hablan los cadáveres.
Las imbecilidades y abusos del Zapaterismo siguen presentes y han desdibujado al partido. Los socialistas españoles, en lugar de defender la unidad de España, que es uno de los principales anhelos de la sociedad, siguen haciendo concesiones a los catalanes, arrastrando en esa estúpida aventura a todo el pueblo español. La debilidad y la falta de convicciones les lleva hacia el federalismo, una vía que ni siquiera comparten y que sólo adoptan para tapar la boca al PSC. Los ciudadanos perciben esa cobardía y arbitrariedad y no la van a soportar. Muchos recordamos todavía al gran enterrador del socialismo español en los últimos tiempos, el cobarde Zapatero, que para contentar a los nacionalistas catalanes dijo aquello de "apoyaré todo lo que el Parlamento catalán apruebe". A aprobó el nuevo Estatuto, un documento al margen de la Constitución, cargado de entreguismo, cobardía y traición a los valores fundamentales de la nación.
De sus cuatro letras históricas (P S O E) acaban de perder la E de "Español", que es la única que les quedaba viva, tras haber perdido la P de Partido, sustituida por la M de Mafia, la S de socialista, y la O de obrero..
Rubalcaba debería saber que contemporizar con los catalanes es la vía más rápida hacia la desaparición como gran partido. La encuesta que hoy pública El País coloca al PSOE en el momento más bajo de su historia, en intención de voto, peor incluso que cuando fue arrasado por el PP en las anteriores elecciones. El partido. incapaz de defender principios firmes, valores y sentimientos que conecten con la ciudadanía, está muerto y poblado por una militancia muerta que sólo produce ideas suicidas. Se han reunido el sábado durante muchas horas y no han producido una sola idea que genere entusiasmo o admiración. Rubalcaba, que lucha por su propio poder y nunca por el interés general, ha conseguido una tregua de un año para reconducir al partido, pero los muertos no pueden reconducir nada, ni siquiera detener las exequias del socialismo español, un fenómeno que vemos muchos españoles, pero que los socialistas no pueden ver porque ellos mismos son el cadáver.
La gente quiere ver a la izquierda recuperando el sentido del Estado, que es un rasgo propio, y de la ética, algo que nunca han valorado. Quiere también que los socialistas alcen la bandera de la regeneración y que empiecen a acorralar a los chorizos, pero no pueden hacerlo porque los chorizos también son ellos, aunque en este caso acompañados por la derecha, los comunistas y los nacionalistas. La gente quiere participar en las decisiones, que se exijan valores y solvencia a los políticos, que se persiga a los ladrones y que se adelgace el inmoral e insostenible Estado que ellos, justo con los demás colegas de "la casta" española, han construido para que les sirva de refugio y de parking de lujo para privilegios y ventajas.
Pero de esas cosas nunca hablan los cadáveres.