Los madrileños nos pueden salvar mañana de la peor amenaza que padece España desde la guerra civil: la tiranía socialista-comunista
Se mire como se mire, los madrileños tienen la palabra y la oportunidad de salvar a España de la peor peste de su historia moderna: el totalitarismo social-comunista.
Todos sabemos que la derecha no es un ejemplo en España y que su partido líder, el PP, se ha llenado vergonzosamente de corrupción y abuso de poder, gobernando a veces con los mismos criterios de poder que la izquierda, pero la derecha española mantiene vivos algunos restos de liberalismo, amor a la nación y libertad que la hacen incomparablemente una opción menos mala que el totalitarismo comunistoide que nos quiere avasallar.
El concepto de una “extrema izquierda” contrapuesta a una “extrema derecha” es falso y ha sido creado por la propaganda de las izquierdas para engañar y dominar. Los sistemas que se ubican en los dos falsos extremos del espectro son prácticamente idénticos y todos proceden de la misma raíz filosófica, la izquierda de Hegel y de su concepto adorador del Estado, padre de todos los totalitarismo que han asolado el mundo: comunismo, fascismo, nazismo y socialismo.
La verdadera división del mundo, cuidadosamente ocultada por la propaganda de la izquierda, es entre libertad y esclavitud, entre democracia y totalitarismo. Esa es la división que reina en Madrid y en el resto de España: gente libre y gente amante de la esclavitud. Enfrente de las democracias liberales están todos los esclavismos, comunismo, fascismo, nazismo y socialismo, que se han separado y simulan luchas entre ellos para engañar y ganar adhesiones y votos.
Los cuatro hermanos esclavizadores creen en los mismos principios y tienen similares recetas: adoración del Estado fuerte, colectivismo,, economía planificada y la lucha de clases. Los cuatro utilizan similares estrategias para tomar el poder: destrucción del mundo existente para construir, sobre sus cenizas, el Estado poderoso nuevo, dominado siempre por esa clase profesional de políticos que n Rusia eran los bolcheviques, en Italia los fascistas y en Alemania los miembros del partido Socialista Nacional (Nazi).
Todos ellos fueron adaptaciones del marxismo y del leninismo, puras estrategias para conquistar el poder, apoderarse del Estado por completo y dominar la sociedad, eliminando la libertad y la capacidad de pensar y discernir.
Tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán nacieron del socialismo y aplicando las mismas tácticas y métodos socialistas.
Lo importante para ellos era la conquista del poder y cada partido empleo un método para lograrlo: los bolcheviques utilizaron los soviets como arietes contra el sistema zarista, los fascistas tomaron el poder gracias a la marcha sobre Roma y los nazis conquistaron el gobierno mediante engaños y a través de un golpe de estado por etapas. El denominador común era el odio a la libertad y la determinación a nunca abandonar el poder conquistado.
El socialismo era y es lo mismo, pero tuvo que adaptarse a vivir en la democracia y a conquistar el poder utilizando las elecciones, que eran sagradas en ese sistema. Pero el alma seguía siendo la misma: la conquista del poder, el fortalecimiento del Estado, la supresión del individuo, la aniquilación de las libertades individuales y la economía planificada con el Estado como dueño y señor de todo.
Si se analiza bien este asunto, uno llega a la conclusión de que existe gran semejanza entre el PSOE y la Falange y una distancia insalvable entre el socialismo español y la derecha liberal.
Lo más parecido al franquismo en España es el socialismo. Si no lo creen, que se lo pregunten a los andaluces, que padecieron durante cuatro décadas un socialismo que se parecía al régimen de Franco como dos gotas de agua.
Una vez asistí a un espectáculo revelador, hace ya poco más de tres décadas. Una mujer enferma, para congraciarse con el poder, le hablaba así a un médico en el hospital sevillano Virgen del Rocía: "Mire usted, yo siempre he sido de la Virgen del Rocío, de Franco y de Felipe González".
Todo estaba claro.
Francisco Rubiales
Todos sabemos que la derecha no es un ejemplo en España y que su partido líder, el PP, se ha llenado vergonzosamente de corrupción y abuso de poder, gobernando a veces con los mismos criterios de poder que la izquierda, pero la derecha española mantiene vivos algunos restos de liberalismo, amor a la nación y libertad que la hacen incomparablemente una opción menos mala que el totalitarismo comunistoide que nos quiere avasallar.
El concepto de una “extrema izquierda” contrapuesta a una “extrema derecha” es falso y ha sido creado por la propaganda de las izquierdas para engañar y dominar. Los sistemas que se ubican en los dos falsos extremos del espectro son prácticamente idénticos y todos proceden de la misma raíz filosófica, la izquierda de Hegel y de su concepto adorador del Estado, padre de todos los totalitarismo que han asolado el mundo: comunismo, fascismo, nazismo y socialismo.
La verdadera división del mundo, cuidadosamente ocultada por la propaganda de la izquierda, es entre libertad y esclavitud, entre democracia y totalitarismo. Esa es la división que reina en Madrid y en el resto de España: gente libre y gente amante de la esclavitud. Enfrente de las democracias liberales están todos los esclavismos, comunismo, fascismo, nazismo y socialismo, que se han separado y simulan luchas entre ellos para engañar y ganar adhesiones y votos.
Los cuatro hermanos esclavizadores creen en los mismos principios y tienen similares recetas: adoración del Estado fuerte, colectivismo,, economía planificada y la lucha de clases. Los cuatro utilizan similares estrategias para tomar el poder: destrucción del mundo existente para construir, sobre sus cenizas, el Estado poderoso nuevo, dominado siempre por esa clase profesional de políticos que n Rusia eran los bolcheviques, en Italia los fascistas y en Alemania los miembros del partido Socialista Nacional (Nazi).
Todos ellos fueron adaptaciones del marxismo y del leninismo, puras estrategias para conquistar el poder, apoderarse del Estado por completo y dominar la sociedad, eliminando la libertad y la capacidad de pensar y discernir.
Tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán nacieron del socialismo y aplicando las mismas tácticas y métodos socialistas.
Lo importante para ellos era la conquista del poder y cada partido empleo un método para lograrlo: los bolcheviques utilizaron los soviets como arietes contra el sistema zarista, los fascistas tomaron el poder gracias a la marcha sobre Roma y los nazis conquistaron el gobierno mediante engaños y a través de un golpe de estado por etapas. El denominador común era el odio a la libertad y la determinación a nunca abandonar el poder conquistado.
El socialismo era y es lo mismo, pero tuvo que adaptarse a vivir en la democracia y a conquistar el poder utilizando las elecciones, que eran sagradas en ese sistema. Pero el alma seguía siendo la misma: la conquista del poder, el fortalecimiento del Estado, la supresión del individuo, la aniquilación de las libertades individuales y la economía planificada con el Estado como dueño y señor de todo.
Si se analiza bien este asunto, uno llega a la conclusión de que existe gran semejanza entre el PSOE y la Falange y una distancia insalvable entre el socialismo español y la derecha liberal.
Lo más parecido al franquismo en España es el socialismo. Si no lo creen, que se lo pregunten a los andaluces, que padecieron durante cuatro décadas un socialismo que se parecía al régimen de Franco como dos gotas de agua.
Una vez asistí a un espectáculo revelador, hace ya poco más de tres décadas. Una mujer enferma, para congraciarse con el poder, le hablaba así a un médico en el hospital sevillano Virgen del Rocía: "Mire usted, yo siempre he sido de la Virgen del Rocío, de Franco y de Felipe González".
Todo estaba claro.
Francisco Rubiales