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El socialismo es el gran enemigo ideológico de la civilización



Los madrileños tienen mañana la oportunidad de salvar a España de la peor de las pestes, la socialista-comunista. Una derrota rotunda de la izquierda en Madrid será, inevitablemente, el principio del fin del peor gobierno de España desde la guerra civil, el que preside Pedro Sánchez, el que ha empujado a España hacia la injusticia, la pobreza, la corrupción, el desempleo masivo, la ruptura de su unidad y convivencia y la pérdida de ilusiones y esperanzas.

El socialismo es el principal adversario a batir en el mundo, además de la ideología más peligrosa y contagiosa. El socialismo procede de la misma raíz hegeliana que el nazismo, el comunismo y el fascismo. Los cuatro conceptos son hermanos y tienen como denominador común la adoración del Estado, el desprecio al individuo y la enemistad mortal con la libertad y la democracia. El socialismo es el peor de los cuatro hermanos porque es el único que permanece sin que su imagen este destruida por el pasado. Mientras el comunismo, el fascismo y el nazismo están condenados y desprestigiados, el socialismo, que es exactamente lo mismo, sigue disfrutando de un prestigio que no merece.
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Los madrileños nos pueden salvar mañana de la peor amenaza que padece España desde la guerra civil: la tiranía socialista-comunista
Se mire como se mire, los madrileños tienen la palabra y la oportunidad de salvar a España de la peor peste de su historia moderna: el totalitarismo social-comunista.

Todos sabemos que la derecha no es un ejemplo en España y que su partido líder, el PP, se ha llenado vergonzosamente de corrupción y abuso de poder, gobernando a veces con los mismos criterios de poder que la izquierda, pero la derecha española mantiene vivos algunos restos de liberalismo, amor a la nación y libertad que la hacen incomparablemente una opción menos mala que el totalitarismo comunistoide que nos quiere avasallar.

El concepto de una “extrema izquierda” contrapuesta a una “extrema derecha” es falso y ha sido creado por la propaganda de las izquierdas para engañar y dominar. Los sistemas que se ubican en los dos falsos extremos del espectro son prácticamente idénticos y todos proceden de la misma raíz filosófica, la izquierda de Hegel y de su concepto adorador del Estado, padre de todos los totalitarismo que han asolado el mundo: comunismo, fascismo, nazismo y socialismo.

La verdadera división del mundo, cuidadosamente ocultada por la propaganda de la izquierda, es entre libertad y esclavitud, entre democracia y totalitarismo. Esa es la división que reina en Madrid y en el resto de España: gente libre y gente amante de la esclavitud. Enfrente de las democracias liberales están todos los esclavismos, comunismo, fascismo, nazismo y socialismo, que se han separado y simulan luchas entre ellos para engañar y ganar adhesiones y votos.

Los cuatro hermanos esclavizadores creen en los mismos principios y tienen similares recetas: adoración del Estado fuerte, colectivismo,, economía planificada y la lucha de clases. Los cuatro utilizan similares estrategias para tomar el poder: destrucción del mundo existente para construir, sobre sus cenizas, el Estado poderoso nuevo, dominado siempre por esa clase profesional de políticos que n Rusia eran los bolcheviques, en Italia los fascistas y en Alemania los miembros del partido Socialista Nacional (Nazi).

Todos ellos fueron adaptaciones del marxismo y del leninismo, puras estrategias para conquistar el poder, apoderarse del Estado por completo y dominar la sociedad, eliminando la libertad y la capacidad de pensar y discernir.

Tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán nacieron del socialismo y aplicando las mismas tácticas y métodos socialistas.

Lo importante para ellos era la conquista del poder y cada partido empleo un método para lograrlo: los bolcheviques utilizaron los soviets como arietes contra el sistema zarista, los fascistas tomaron el poder gracias a la marcha sobre Roma y los nazis conquistaron el gobierno mediante engaños y a través de un golpe de estado por etapas. El denominador común era el odio a la libertad y la determinación a nunca abandonar el poder conquistado.

El socialismo era y es lo mismo, pero tuvo que adaptarse a vivir en la democracia y a conquistar el poder utilizando las elecciones, que eran sagradas en ese sistema. Pero el alma seguía siendo la misma: la conquista del poder, el fortalecimiento del Estado, la supresión del individuo, la aniquilación de las libertades individuales y la economía planificada con el Estado como dueño y señor de todo.

Si se analiza bien este asunto, uno llega a la conclusión de que existe gran semejanza entre el PSOE y la Falange y una distancia insalvable entre el socialismo español y la derecha liberal.

Lo más parecido al franquismo en España es el socialismo. Si no lo creen, que se lo pregunten a los andaluces, que padecieron durante cuatro décadas un socialismo que se parecía al régimen de Franco como dos gotas de agua.

Una vez asistí a un espectáculo revelador, hace ya poco más de tres décadas. Una mujer enferma, para congraciarse con el poder, le hablaba así a un médico en el hospital sevillano Virgen del Rocía: "Mire usted, yo siempre he sido de la Virgen del Rocío, de Franco y de Felipe González".

Todo estaba claro.

Francisco Rubiales

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Lunes, 3 de Mayo 2021
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