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El socialismo andaluz se ha ido sin que se les eche de menos



Los socialistas andaluces llevaban cuatro décadas gobernando, pero se han ido sin dejar rastro, salvo los de la pobreza y el atraso de Andalucía. Se han esfumado y están en las mazmorras de la oposición sin que nadie los eche de menos, salvo los paniaguados, los vagos, los adictos a las subvenciones y sus propios militantes, que ya no pueden repartirse el botín ni los privilegios del poder. En teoría, la salida de los socialistas de la Junta de Andalucía, después de tantas décadas ininterrumpidas en el poder, debería haber sido traumática, dejando un enorme vacío, pero no ha sido así. Se han ido y todo funciona, incluso mejor que antes porque los nuevos gobernantes se esfuerzan intentando relanzar la postrada economía y renunciando a la rapiña para no perder las próximas elecciones.
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"En Andalucía ya no se roba", repiten muchos altos cargos del nuevo gobierno, explicando así la esencia del cambio. Además, todo se gestiona mejor.

"En los únicos sitios donde se echa de menos al socialismo es en los puticlubs y en los restaurantes de lujo", nos dice otro miembro de la Junta, éste de Ciudadanos, al que le hemos preguntado en qué y cómo se nota el cambio de gobierno.

Por su parte, los socialistas andaluces, al frente de los cuales sigue la defenestrada ex presidenta Susana Díaz, sienten el efecto negativo que emana el PSOE nacional y el gobierno de Pedro Sánchez, debilitado por el fracaso en la gestión del coronavirus y el hundimiento económico de España. Ese estado de debilidad del viejo socialismo, hasta hace poco "dueño" del cortijo andaluz, se agrava con el acoso y marginación de Andalucía que practica el gobierno de Madrid, negando fondos y retrasando envíos de dinero, todo un castigo a los andaluces por haber tenido la "osadía" de expulsar a los socialistas del poder.

Los socialistas también sienten que los medios de comunicación les abandonan y ya no disfrutan del blindaje que les proporcionaba el poder, desde el que se compraban voluntades, periodistas y medios con sustanciosos contratos de publicidad.

Canal Sur, el buque insignia del socialismo durante décadas, ha cambiado su línea y ahora defiende y difunde a la nueva Junta de Andalucía, lo que causa sorpresa y desaliento en cientos de miles de socialistas andaluces acostumbrados a considerar la televisión pública andaluza como "del partido".

Un periodista de Canal Sur me dice: "cuando perdieron las elecciones estábamos asustados porque creíamos que cerrarían la televisión andaluza, pero no ha ocurrido nada, sólo algunos cambios en los programas y en los responsables. Creo que en Andalucía ocurre lo mismo, en lugar de trauma se está produciendo un tránsito tranquilo y ordenado que todo el mundo, menos los que se repartían el botín, recibe con calma y satisfacción".

Pero no es cierto porque también se echa de menos a los socialistas en las miles de asociaciones y chiringuitos que vivían gracias a las subvenciones y que formaban parte de la enorme red clientelar creada por los socialistas para permanecer eternamente en el poder. Allí abundan las asociaciones feministas, culturales, de padres de alumnos, de maricas y lesbianas,algunas de vecinos adictos al PSOE, etc..

En las filas del socialismo andaluz están conmocionados y confundidos, como si todavía no hubieran asimilado que han sido desalojados de unas estancias del poder que consideraban propias. Muchas de las viejas subvenciones siguen llegando por inercia, pero el río de dinero para los antiguos amigos del poder se apaga y fluye cada día con menos intensidad.

Los militantes destacados, los que "tocaban" poder, sí están furiosos y parecen carroñeros porque disfrutan con los reveses y errores de la actual Junta y se ríen cuando el gobierno de Sánchez castiga a Andalucía negándole el dinero que le corresponde como castigo por haber expulsado al socialismo del poder. Pero la estrategia impuesta en el PSOE andaluz por Susana Díaz, de alarmar y amedrentar a los ciudadanos ante la gestión de la pandemia, con objeto de obtener rédito político, empieza a ser cuestionada hasta por una parte de sus militantes.

Otros miembros de la Junta repiten algo insólito: "los socialistas han dejado muchas facturas sin pagar, pero aun así, como ahora ya no se roba, hay dinero abundante".

En Voto en Blanco también creíamos que el cambio iba a ser traumático, pero estábamos equivocados porque a los socialistas prácticamente nadie los echa de menos y funcionan en la oposición con torpeza, como si fueran un boxeador "sonado".

Los de VOX, gracias a cuyo apoyo gobierna la coalición formada por el PP y Ciudadanos, creían al principio que el cambio sería difícil y que lo más probable era que los socialistas recuperaran pronto el poder, pero ahora dicen lo contrario. Uno de sus diputados nos cuenta: "Es como si el socialismo hubiera muerto. No se les nota, salvo en las quejas y trifurcas que organizan en el Parlamento y en algunos reductos muy fanáticos del socialismo. Están derrotados, no asimilan la derrota y creemos que se han ido para no volver, lo que es una buena noticia para Andalucía".

Muchos expertos y analistas están advirtiendo al PSOE que su táctica de castigar desde el gobierno de Madrid a los andaluces negándoles dinero para asfixiarlos, es un error que pagarán caro porque los andaluces están reaccionando con indignación ante esa enorme injusticia revanchista.

Francisco Rubiales

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Domingo, 13 de Septiembre 2020
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