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El sanchismo ya es un "cachondeo"



"El sanchismo es un cachondeo". Millones de españoles, más que odio empiezan a sentir risa y desprecio por el sanchismo, que ha caído demasiado bajo. Cuando un político es considerado ridículo y causa risa, está perdido.

Cuando Pedro Pacheco, alcalde de Jerez de la Frontera, dijo aquello de que "La Justicia española es un cachondeo", dio en la diana del podrido sistema judicial de entonces y casi lo tumba. Hoy se podría decir del sanchismo, pitado y abucheado por toda España, donde ha perdido el respeto del pueblo, que "es un cachondeo", concepto que lo define con toda precisión y acierto.

Es tan descarada y ostentosa la corrupción, tan sucias sus alianzas con golpistas y gente de odio y tan intenso el deterioro del sanchismo, que la mejor forma de calificarlo es como "cachondeo" porque provoca más risa que rabia, más ridículo y rechazo que indignación.

Si no fuera porque las instituciones le tienen miedo y porque ni el Rey, ni las Fuerzas Armadas, ni la Justicia, ni nadie en España parece que se atreva a frenar sus desmanes, Pedro Sánchez sería un payaso fracasado que provoca más pena que risa.
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Ayer hizo el ridículo porque su partido envió a militantes para que pitaran a Moreno Bonilla, pero el pueblo reaccionó abucheándolo a él. Los pitidos fueron lanzados por obreros en Dos Hermanas, localidad cercana a Sevilla, mientras hablaba de la construcción de viviendas para pobres en su mandato, algo que causa risa porque por cada vivienda social construida por el sanchismo, Franco construyó más de mil. Sin respeto alguno por el presidente, al que cada día se le toma más a chufla en España, ni le dejaron hablar, agobiado por gritos de "no te queremos", "Vete ya", "corrupto" y otras ofensas de gran calado.

Ya le abuchean hasta en el extranjero. Hace tres meses lo humillaron con un abucheo memorable en la Eurocámara. Cualquier tipo decente del mundo, sobre todo si es un político demócrata, ante ese rechazo masivo y evidente habría dimitido, pero Sánchez lo aguanta todo, quizás desde una personalidad patológica y seriamente dañada.

Si no le quieren los obreros, ni las clases medias, ni los autónomos, ni los empresarios, ni los demócratas, ni los cristianos, ni los patriotas, ni los que trabajan y son aplastados por sus impuestos abusivos, ni la gente honrada, ¿Quien vota a ese mequetrefe?

Las cuentas no salen porque en España no hay tantos delincuentes, vagos, inmigrantes ilegales, miembros de la liga LGTBI, corruptos y adictos a las subvenciones y al reparto del botín público como para que el sanchismo saque más de medio centenar de diputados. ¿De dónde salen los restantes? ¿Cómo un tipo al que se le ha perdido el respeto y que es masivamente rechazado puede estar gobernando España?

Todo un misterio, cada día más sospechoso e increíble.

Muchos españoles creen que que si las elecciones fueran limpias y fiables, sin trucos ni pucherazos ocultos, el sanchismo sacaría menos votos que VOX.

Francisco Rubiales

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Martes, 9 de Abril 2024
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