Juan Lobato dimite, algo insólito en el sanchismo, pero se va cargado de decencia y ética, declarando que su forma de hacer política es incompatible con la de Pedro Sánchez.
En su carta de dimisión, el líder de los socialistas madrileños dice cosas obvias, pero ausentes en el sanchismo, como que “El bien común tiene que estar por encima de cualquier posición política” y que "Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente". Y concluye: "Sin duda, mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene".
Lobato sale del PSOE por haberse negado a cometer el delito de revelar datos privados de un contribuyente, Sánchez no soporta que alguien le contradiga o funcione en otra sintonía ética que la suya, que está cargada de corrupciones, mentiras y traiciones, El presidente, que quiere ser líder de borregos sometidos y rechaza a los que piensan y quieren ser libres y éticos, ha chocado frontalmente con un Lobato que afirma creer en "la política que escucha, la que argumenta, la que no insulta o aniquila al propio o al de enfrente, sino que trata de convencerle y buscar puntos en común. No contemplo otra forma de hacer política".
La dimisión de Lobato incluye un alegato ético que debería mover a la reflexión a muchos cargos socialistas, militantes y votantes, que ignoran o quieren ignorar que sirven y apoyan a un partido que, bajo el liderazgo de Sánchez, no hace política sino pura mafia, que propaga mentiras, odio y división, que daña profundamente el Estado de Derecho y la democracia en España y que. a la larga, cuando Sánchez caiga y sus maldades salgan a la luz, traerá consigo un inmensa crisis ética que dejará a España en la UCI y al PSOE en el basurero.
La verdadera política, la que merece respeto, dignifica al ser humano y fortalece las naciones, es justo lo contrario de lo que hace el sanchismo: antepone el bien común a los intereses particulares, juega limpio, rechaza la corrupción, nunca miente, respeta las leyes, es leal, promueve los valores y tiene como primer objetivo lograr la felicidad de los ciudadanos.
Sánchez antepone su poder a todo lo demás, tiene la corrupción en su dormitorio, en su familia, en su entorno político y en los aliados que ha escogido para gobernar, partidos que odian a España y quieren destruirla, entre los que destacan seguidores del terrorismo y delincuentes golpistas.
Con esa mugre de copiloto, el gobierno del sanchismo sólo puede ser mafia, como acusa Juan Lobato, un tipo demasiado digno para militar en las filas sanchistas.
Sólo una objeción a Juan Lobato, al que tratamos como héroe por haberle plantado cara al corrupto de la Moncloa: Ha tardado nada menos que seis años en darse cuenta de lo que Sánchez es y significa de suciedad y bajeza. Seis años son demasiados porque algunos ya sabíamos quien era desde el primer día.
Francisco Rubiales
Lobato sale del PSOE por haberse negado a cometer el delito de revelar datos privados de un contribuyente, Sánchez no soporta que alguien le contradiga o funcione en otra sintonía ética que la suya, que está cargada de corrupciones, mentiras y traiciones, El presidente, que quiere ser líder de borregos sometidos y rechaza a los que piensan y quieren ser libres y éticos, ha chocado frontalmente con un Lobato que afirma creer en "la política que escucha, la que argumenta, la que no insulta o aniquila al propio o al de enfrente, sino que trata de convencerle y buscar puntos en común. No contemplo otra forma de hacer política".
La dimisión de Lobato incluye un alegato ético que debería mover a la reflexión a muchos cargos socialistas, militantes y votantes, que ignoran o quieren ignorar que sirven y apoyan a un partido que, bajo el liderazgo de Sánchez, no hace política sino pura mafia, que propaga mentiras, odio y división, que daña profundamente el Estado de Derecho y la democracia en España y que. a la larga, cuando Sánchez caiga y sus maldades salgan a la luz, traerá consigo un inmensa crisis ética que dejará a España en la UCI y al PSOE en el basurero.
La verdadera política, la que merece respeto, dignifica al ser humano y fortalece las naciones, es justo lo contrario de lo que hace el sanchismo: antepone el bien común a los intereses particulares, juega limpio, rechaza la corrupción, nunca miente, respeta las leyes, es leal, promueve los valores y tiene como primer objetivo lograr la felicidad de los ciudadanos.
Sánchez antepone su poder a todo lo demás, tiene la corrupción en su dormitorio, en su familia, en su entorno político y en los aliados que ha escogido para gobernar, partidos que odian a España y quieren destruirla, entre los que destacan seguidores del terrorismo y delincuentes golpistas.
Con esa mugre de copiloto, el gobierno del sanchismo sólo puede ser mafia, como acusa Juan Lobato, un tipo demasiado digno para militar en las filas sanchistas.
Sólo una objeción a Juan Lobato, al que tratamos como héroe por haberle plantado cara al corrupto de la Moncloa: Ha tardado nada menos que seis años en darse cuenta de lo que Sánchez es y significa de suciedad y bajeza. Seis años son demasiados porque algunos ya sabíamos quien era desde el primer día.
Francisco Rubiales